Después de habernos despedido de nuestros amigos dándole una corta explicación de lo que ha sucedido, Bautista y yo regresamos a su casa en absoluto silencio. Él está muy pensativo y yo la verdad es que estoy muy triste por la reacción de mi padre. Entramos a la casa, subimos la escalera y entramos a su cuarto. Me quito mi vestido, me coloco mi camisón y la verdad es que apenas me cepillo los dientes y entro a la cama; no tengo ni ánimos de quitarme el maquillaje. Él se ha quitado la ropa y se colocó una camiseta blanca y también entra a la cama. Me acomodo sobre su pecho y lo abrazo fuertemente. Las palabras de mi padre dan vueltas en mi cabeza y no puedo creer que él también haya sido capaz de lastimarme.
—Cariño, ¿Quieres que hablemos?— Me pregunta acariciando mi cabello.
Lo miro —¿Tú quieres?— Cuestiono con dudas
—¿Te gustaría que viviéramos juntos en Madrid?— Sus palabras retumban en mi mente, realmente no me esperaba esto... no tengo ni idea de que responderle.Lo miro intentando comprender si esta hablando en serio —¿De verdad me estás proponiendo que vivamos juntos?— Le pregunto con bastantes dudas.Sus ojos me miran fijamente —Si, estoy hablando completamente en serio. Cuando no trabajas pasamos todo el tiempo juntos, prácticamente ya vivimos juntos.— Me dice sonriente.—Si, pero esto sería diferente... es un gran paso...— Expongo algo asustada.—Lo sé y yo quiero darlo, si tu quieres... claro está.— Explica y me planta un corto beso —Muero por estar a tu lado todos los días y no tener que separarnos nunca más.— Me dice y siento que muero de amor.—¿No te parece pronto?— Pregunto a
Bajamos a desayunar y allí está toda su familia quienes nos miran de una manera bastante peculiar. —Se los ve muy felices ¿que ha sucedido?— Pregunta Carolina.Bautista y yo nos miramos; sé que me está preguntando si le dejo dar las noticias, y de inmediato asiento y él me lanza la más hermosa sonrisa. —Familia, les tenemos una noticia.— Dice creando expectativas.—¡Me harán tía!— Intercede su hermana entre risas y yo creo que me está por dar algo aquí.—Eh no...— dice Bautista al ver mi reacción.—¡Hija!— La regaña Teresa. —Dinos hijo...—Continua.—La noticia es que Abril y yo nos iremos a vivir juntos.— Les informa abrazándome y todos alrededor de la mesa sonríen; claramente les ha gustado la noticia. Uno a uno nos va felicit
Después de un increíble día ayer en la playa con su familia aquí ya estamos de regreso en Madrid. Me quedan unos cuantos días libres antes de volver al trabajo ya que hemos regresado antes de tiempo.Dejo mi maleta en la sala de mi departamento, al igual que deja la suya al lado y sus brazos me aprisionan. —¿Tu departamento o el mío?— Me pregunta por ultima vez por si acaso me he arrepentido de la decisión, y sé que se refiere al lugar dónde viviremos.—Donde quieras tú...— Me doy la vuelta para verlo y esa sonrisa me captura el alma.Sus labios besan mi cuello —El mío... ya está pago...——Te pagare renta entonces.— Comento mientras me besa.Él se detiene y me mira como si hubiese dicho una barbaridad. —¿Te has vuelto loca? Tú no pagarás nada. Somos una pareja,
Puedo sentir su mirada clavada en mi a cada movimiento que hago, a cada paso que doy y a cada cosa que pongo en la maleta o una de las cajas que ha traído para ayudarme con la mudanza. Realmente tengo la sensación de que esto debería molestarme, o no sé quizás ponerme nerviosa, pero me sucede todo lo contrario; me da risa. —¿Piensas mirarme todo el día?— Le cuestiono sin poder parar de reírme.Sigo metiendo cosas en las cajas mientras espero su respuesta, la cual por alguna razón tarda en llegar —Sabes, estaba pensando que debería cansarme de estar aquí parado sin poder ayudarte, porque no sé qué hacer por ti y mirarte... pero no... no me canso... no me canso de mirarte; creo que podría hacerlo toda la vida.— Me responde y sus palabras hacen que deba mirarlo.Esta cruzado de brazos parado con su cuerpo apoyado sobre la pared y solo puedo pensa
Entro a su departamento con la maleta en mi mano mientras que él carga dos de las cajas. —Te besaría y te diría bienvenida a tu casa, pero dame un instante que dejo esto.— Me dice entre risas y luego deja las cajas en el suelo. —Ahora si... bienvenida— Me dice mientras me toma por el aire y me hace enredar mis piernas en su cintura, y de inmediato lo beso.—Gracias mi amor...— Le digo sonriéndole.—Creo que deberíamos ir por el resto de las cosas al auto.— Propongo.—Mejor después...— Dice sin querer soltarme.—Amoooor... vamos...— Insisto.—Vale, vamos antes que oscurezca.— Me propone.[…]Terminamos de subir todas las cosas; al menos las que he traído y solo puedo mirar a mí alrededor preguntándome ¿Cómo organizare todo esto?—¿Qué suc
Debo de admitir que soy bastante buena en la cocina, pero con él amarrado a mi cintura observando cada movimiento que hago por encima de mi hombro, no ayuda mucho. —¿Aprendiendo a cocinar?— Le pregunto de manera sarcástica.—No, olvídate de eso... ya mi madre ha intentado y fracaso.— Responde entre risas.Sus palabras me parecen muy graciosas, el solo hecho de imaginármelo tomando clases de cocina me resulta imposible. —Mejor ni intentare entonces... Si quieres me pudieras dar una copa de vino, ¿no?— Comento.—Claro que quiero...— Responde de inmediato y me suelta un instante. Busca el vino en el refrigerador, abre la botella como todo un experto y me sirve una copa mientras que yo sigo cuidando la salsa que estoy preparando para los espaguetis. El ruido de mi móvil me distrae por un momento —Ya te lo traigo cariño.— Me ofrece y va en b
Sus brazos rodeándome son una manera perfecta de amanecer. Su barba haciéndome cosquillas y sentir su corazón latir son sensaciones que no quisiera olvidar nunca y con las cuales elijo despertar a cada día. Ya llevamos tres días de convivencia y cada uno de ellos han sido una aventura acostumbrándonos al otro, aunque nos complementamos demasiado bien. Lamentablemente en un par de horas debo irme y la verdad que no me gusta mucho la idea.Sus ojos se abren lentamente —Buenos días, amor.— Me dice sonriente.—Hola guapo...——Sigamos durmiendo... llama a tu trabajo, di que estás enferma…no me dejes...— Me pide como niño chiquito.Sus palabras y la manera en que las dice me hacen reír —No puedo hacer eso, lo siento...— Le dejo saber y lo abrazo—No te puedo convencer, ¿no?— Me pregunta y
Salgo del área de seguridad del aeropuerto y allí lo veo a él con un gorro bastante extraño, gafas de sol y vestido de una manera bastante diferente a la que usualmente se viste. Aunque estuviera disfrazado de payaso, creo que lo reconocería. Corro hacia él y prácticamente me cuelgo de su cuello —¡Te he extrañado!— Le digo sin soltarlo.—Yo también mi vida.— Dice y luego amaga a besarme, pero no hace. —Aquí no podemos cariño... si nos ven saldremos en la primera plana de una revista.— Me dice con una tímida sonrisa.—En el auto...— Le sususrro al oído.—Eso ni lo dudes...—《¿Por qué me lo dice de esta manera? ¿es necesario?》Él toma mi maleta y disimuladamente vamos saliendo del aeropuerto hasta llegar al auto. No ha bastado más que el subirnos al auto para qu