Ya habían pasado seis meses desde que me casé con Alex. Me presenté ante mi familia como la esposa de Alex Martin. Mi cuñado casi nunca está en casa cuando lo visitamos. En cambio, Victoria ha crecido bastante; siempre hermosa y con sus locuras, aunque son locuras hermosas que me llenan de felicidad cada vez que la veo. Mi hermana siempre dedicada a su pequeña familia, atenta a los deseos de Victoria y también de mi cuñado, pero últimamente la he notado más seria, como si hubiera algo que la atormentara. Sin embargo, no me animo a preguntarle, ya que ella no es de compartir sus problemas.Desde que éramos pequeñas, siempre estuvimos unidas, pero aun así, ella no deja entrever sus preocupaciones. Siempre pensé que ella era la más fuerte de las dos, y sigo pensando así. Con respecto a mi cuñado, lo veo muy poco, y cuando nos encontramos, nos limitamos a hablar de las travesuras de Victoria. En realidad, desde que se casaron mi hermana y él, nunca los he visto salir juntos; tampoco recue
Narra Alex...Llegamos a la casa y la veo con el semblante pálido y la pierna temblando debido al dolor. Por un momento, sentí nuevamente el miedo de perderla. Por más entrenamiento que ella se someta, no quiere decir que sea inmune a la muerte.La tomo en mis brazos y la llevo hasta mi despacho. La hago sentar en el sofá para luego tomar el botiquín de emergencia.— ¡Sácate la ropa! — Ella abre los ojos como platos.— ¿Es broma, no? — pregunta en tono inseguro.— ¡No, no lo es! Vamos, es para hacerte las curaciones. Además, ya he visto todo lo que ocultan estos trapos — balbucea, pero no logro escuchar lo que dice. Desprende la cremallera de su pantalón y se queda con las bragas, lo que daría para ponerla encima de mí y hacerla mía una vez más.Pero le prometí que no la forzaría nuevamente y esperaría a que ella me pidiera hacerla mía. Después de unas horas, le he hecho las curaciones y la ayudo a llegar a su habitación.— ¡Descansa! Mañana estarás mejor — me inclino para besar su f
Narra RubíDespués de que anoche me despreciara Alex, hoy me levanto con un humor de esos que ni yo misma me soporto. Pero la idea de que él empiece a amar a otra chica que no sea yo me quita de mis casillas, tanto que he roto mi propio orgullo al irme a su habitación para tenerlo en mi cama una vez más. ¿Pero en qué estaba pensando al hacer eso? Tomo mi cara con las manos y gruño de rabia. Me levanto de donde estoy para dirigirme a mi habitación. Hoy no pienso quedarme aquí para verlos juntos.Bajo las escaleras a paso lento mientras chateo con un amigo antiguo para salir a almorzar con él y dos amigas más.— ¿Adónde vas así vestida? — Escucho decir a Alex, parado detrás de mí. 《Me desprecia, pero él elige cómo debo vestirme. Al diablo con sus órdenes.》— ¿No ves? Creo que es obvio que salgo — me doy vuelta hacia él para fulminarlo con la mirada y hacerle ver que a mí nadie me ordena.— ¡Así no saldrás, mostrando lo que es mío! — Esas palabras sí que me hacen reír. Él, en cambio, sol
Narra RubíCamino por los pasillos de esta lujosa mansión en busca de lo que sería el despacho. Llego ante una puerta, la única que estaba cerrada con llave. Deduzco que esta sería la puerta del despacho. Miro a mi costado para ver si venía alguien o si había cámaras. Para mi fortuna, no veo ninguna. Tomo la hebilla que traigo en el cabello para introducirla por el cerrojo y poder abrirla.Escucho que el cerrojo logra abrirse y me introduzco en el despacho. Camino ante el escritorio y veo una laptop. La enciendo y veo que está con contraseña. Introduzco un cable para luego ponerme el auricular y espero instrucciones de Eric para poder desbloquear la contraseña.Mientras leo los códigos de bloqueo, busco papeles o algo que nos sirva para nuestro propósito, pero no logro encontrar nada excepto una caja con seguro. Sin perder tiempo, una vez desbloqueado la laptop, saco un pendrive desde mi taco. Me encantan estos zapatos de última moda.Introduzco el pendrive en la laptop para hacer una
Narra RubíAunque todos estuviéramos en la mira del Escorpión, no me pareció correcto presentarme como la hija perdida de él.— ¡Tenemos un plan para que puedas ingresar y estar cerca del Escorpión! — escucho decir a Martina. Era claro que ella llevaba años detrás del Escorpión, pero por falta de evidencias nunca pudo detenerlo.— ¡Dime! ¿Qué tienes en mente? — pregunta Alex mientras se acerca para tomar asiento frente a mí.— ¡Te presentarás ante él no como su hija, sino como una sicaria! Si mis sospechas son correctas, él te aceptará mientras tú hagas lo necesario para ganar su confianza — no parecía tan mala su idea, pero sentía que día a día me adentraba en un laberinto sin salida.— ¡No lo hará! — Alex se niega ante la idea de Martina.— ¡Alex, es la única manera y la última oportunidad de lograr tener una evidencia contra el Escorpión! — responde Martina ante la negativa de Alex.Alex camina de un lado a otro. Sabía que era un suicidio lo que estaba por hacer, pero era necesario
Narra Alex…Mientras escuchaba la voz de Daniel, me llegan a la mente algunos recuerdos del pasado. Aunque admito que no nos llevamos de maravilla, no puedo dejar de recordar que él es mi hermano. Solo espero no equivocarme con mis decisiones más adelante. Solo me queda esperar los resultados de cada paso que he dado para destruir al Escorpión, aunque sea lo último que haga en mi vida.Escucho llegar una camioneta en la entrada de la residencia. Luego, abro la puerta y veo a Rubí bajar, mientras que Daniel solo me da señas de saludo para que ambos estemos en el ojo de Rubí. Sabía que me taladraría con preguntas más tarde, pero era esto o dejarla sola en esta misión de suicidio.— ¡Por fin llegas! ¿Cómo te ha ido? — Pregunto sin dejarla entrar en la casa. Ella da media vuelta para volver a mirar a Daniel y luego me mira a mí.— ¡Me ha ido bien! ¿Dime, hay algunas cosas que quieras contarme? — No tarda nada en preguntar y cuestionarme.— ¡No, no hay nada que contarte! ¿Cenamos? — Le doy
Narra RubíYa han pasado varios días desde que empecé a trabajar para el Escorpión. He matado a muchos hombres por órdenes de él. Recuerdo el primer muerto que me llevé encima; fue algo sumamente imposible de digerir. Recuerdo que estuve una semana sin poder tragar bocado y teniendo pesadillas al respecto. Era a eso a lo que se refería Alex al decirme que no me manchara las manos, pero tarde o temprano me arrastraría en este pozo sin fin, ya sea por su amor, el odio, o por el afán de proteger a mi familia. Solo quedaba algo bueno en todo esto: que mi hermana y mi adorada sobrina estaban lejos de aquí, sin posibilidad de alcanzarlas por los errores de sus seres amados.Daniel poco a poco se está ganando mi confianza. A pesar de saber que amo a su hermano, no pierde oportunidad en pretender algo conmigo, pero lo hago pasar cada momento incómodo. No porque me guste, sino porque en la hora de la verdad sé que él estaría ahí cuidándome, y eso lo tengo muy presente. Hemos ido en cada misión
Narra AlexPoco a poco voy despertando, siento como si hubiera dormido por días. Sacudo mi cabeza mientras me incorporo y me siento en la cama. Es una cama extraña, pero lo extraño es que siento el aroma de ella impregnado en las sábanas. ¿Dónde estoy? Me pregunto mientras observo a mi alrededor. Siento una molestia en mi hombro izquierdo y veo una gasa en él, lo que me hace recordar todo, incluyendo esa silueta que acudió a mí. ¿O fue un sueño?Me levanto de la cama y me acerco a una pantalla donde veo imágenes de personas en una residencia. Pero ¿quién vive aquí? Entro en el baño para lavar mi rostro y, mientras lo hago, escucho la voz de alguien llamándome desde el otro lado de la puerta.—¡Alex! ¿Estás aquí? — pregunta la voz, que me resulta muy conocida. Sin perder tiempo, salgo a ver y me llevo la sorpresa de encontrar a Eric parado en la ventana, observando detenidamente lo que pasa afuera.—¡Eric! ¿Qué hago aquí? — Necesito saber qué hago en un lugar como este. Frunzo el ceño