“¡Ay!”.

Lorraine aterrizó en el suelo helado, de rodillas con un fuerte grito.

“Recuerda esto, no tienes derecho a estar aquí. Si alguna vez vuelves a poner un pie en este lugar, no tendré piedad contigo”.

La voz helada de Zachary resonó fuerte, golpeándola como un viento helado en el siguiente segundo.

¡Blam!

La puerta se cerró violentamente.

Lorraine miró aturdida la puerta que seguía temblando por el impacto. El dolor atravesó su corazón como un cuchillo afilado, pero las comisuras de sus labios se curvaron en una sonrisa auto despectiva.

'Jeje… ¿Quién dice que Charlotte Simmons está muerta? ¡Ella siempre vivirá en el corazón de Zachary! ¡Charlotte Simmons! Cuando escuché que ella explotó en pedazos en ese accidente automovilístico hace cuatro años durante mi cirugía de emergencia, estaba tan feliz que mi presión arterial se disparó y perdí mucha sangre. Casi pierdo la vida'.

'Pensé que con tal de que pudiera deshacerme de Charlotte, esa espina venenosa clavada en el corazón