Aunque Sotiria solo estaba bromeando con Renata, diciendo que quería que se diera el gusto de una gran comida, al final decidió encontrarse con ella en el lujoso pero asequible “Delicia del Mar”.

A pesar de que había perdido la memoria, podía sentir que no era muy buena socializando en el pasado. Renata era la única amiga que había tomado la iniciativa de contactarla y visitarla en el hospital después de que Sotiria despertara del coma.

Ambas se habían llevado muy bien durante los últimos cuatro años.

Renata provenía de una familia pobre y tenía que cuidar a su padre enfermo. Sotiria trataba de ahorrar algo de dinero y dárselo a Renata todos los meses.

Renata era su única mejor amiga. Ella apreciaría su preciosa amistad y trataría a Renata como a su familia.

Sotiria y Renata charlaban alegremente como siempre. Y antes de que se dieran cuenta, ya era poco más de la una de la tarde. Renata fue a pagar la comida, dejando sola a Sotiria sentada en el asiento junto a la ventana.

“¡Hol