Charlotte se alejó rápidamente. En su prisa, se topó distraídamente con una mujer, lo que la hizo derramar todo el vino tinto de su copa sobre su vestido.

“Discul—”.

Charlotte se quedó paralizada antes de que pudiera terminar su disculpa cuando vio el rostro de la mujer.

“Lo vi, ¿todo ese espectáculo en el que Annalita te estaba intimidando? Qué delicia”. La mujer con mucho maquillaje hizo girar su copa de vino vacía.

Un dolor punzante se apoderó de Charlotte. Sin embargo, ella respondió con calma: “Independientemente de lo que me haya sucedido, tú, de todas las personas, eres la menos merecedora de mi pequeño 'espectáculo'”.

Los ojos de la mujer se llenaron de burla.

“¡No! ¿Quién quiere ver eso? Es repugnante. Eres exactamente como ese anciano, Walter Simmons. Son los mayores errores de mi vida”.

Charlotte estaba a punto de devolverle el favor, se quedó sin palabras, como si tuviera un nudo en la garganta.

La mujer de cabello suave y ondulado, piel clara y maquillaje delicado