“Segundo Tío…”. Al ver a Zachary, que se acercaba cada vez más con una expresión tan fría como un glaciar y una mirada tan asesina como la del mismísimo diablo, Zenios sintió una desesperación que solo se podía sentir en presencia del día del juicio final. Si no fuera por Charlotte, que se aferraba a su cuerpo, él se habría arrodillado y le habría suplicado piedad.

“¿Puedes tranquilizarte y escuchar mi explicación primero? Yo-”.

“¡Cállate y sostenla con cuidado!”. La voz de Zachary era tan fría como una tormenta de granizo.

Zenios estaba sorprendido. “Segundo Tío… ¿De qué estás hablando?”.

Los ojos de Zachary estaban cubiertos de hielo al igual que sus dientes, sus labios delgados se abrieron levemente. “No la dejes caer”.

Solo entonces Zenios entendió que Zachary quería que él agarrara a Charlotte con fuerza y ​​no la dejara caer al suelo. Él asintió con pánico y asombro mientras abrazaba a Charlotte con fuerza.

Miranda se quedó estupefacta.

Ella originalmente pensó que dado al