Nos quedamos callados un momento, luego el doctor habló. —Ese consejo me gusta. —Comentó el médico. —Yo también ayudé a criarla, a ella le gustan los hombres… —¡Chila! —Dylan soltó la carcajada, Rafael se lavó las manos y salió a buscarla. —¿Crees que la bese? —Su voz cerca de mi oreja erizó toda la piel—. Porque yo quiero besarte mucho. Y quiero hacerles caso a las sabias palabras de Chila. —Bueno, llamaré a Nayibe pa’ que me ayude a terminar el sancocho. —salimos de la cocina y llegamos al cuarto. —Espero nadie nos interrumpa. Nos encerramos en mi habitación, encendí el aire acondicionado, él cerraba la puerta y las ventanas, antes que dijera algo ya estaba en sus brazos, recibiendo besos por mi cuello, el muy descarado empezó a masajear mis senos sobre la camiseta, mis traicioneros pezones no demoraron en ponerse duros. » Quiero besarlos Cata. Para eso debería quitarme la camiseta, no quería mostrar mi piel colgando, el adelgazar me estaba poniendo flácida. Empecé a negar.
En mis meditaciones mientras seguía esperando. A Lucas y Cecilia los veo casados en un futuro. Al kiosco llegaron los abuelos, desde que supe su historia admiro más a la abuela, ahora comprendía de dónde venía la nobleza de Catalina. Era por su abuela, porque la señora Samanta tenía un poco más del abuelo en cuanto a temperamento.Ella era más soberbia. Adoro a la familia, no por el hecho de que me acogieron como miembro de ella, sino por los valores que me han inculcado. El respeto a los mayores, el amor al trabajo, no era necesario que el abuelo trabaje, posee empleados para ello, pero, aun así, lo hace. Suele decir; la única manera para que tus trabajadores te respeten y valoren era trabajar a su lado.Eso le llamó mucho la atención de Rafael, ese doctor estaba forrado de dinero y trabajaba respetando los turnos de su propia clínica, era cierto que se podía dar estos lujos de vacaciones. Aquí ha trabajado a la par de nosotros, yo ya estaba acostumbrado a hacerlo desde los catorce a
Solo el abuelo hacia tremenda parranda por un bautizo, aunque la pasábamos muy bien. La festejada hace horas estaba durmiendo.—Bodoque voy al baño.No he dejado de bailar. Estamos en el kiosco, antes de llegar al baño unas voces llamaron mi atención. Al acercarme a la sala, Betty lloraba, iba a entrar a preguntar que le pasaba, pero Ricky habló.—No me hagas sentir como el malo porque no puedo corresponderte.—Entonces, ¿por qué me tratas tan especial?—Porque eres mi amiga.—Perdóname, pero ni Dylan, Lucas y Lucían me tratan como tú. Solo dime, ¿puedo ilusionarme?—No. —No veía el rostro de ella, pero me lo imaginaba.—Ya… te pido un favor, a partir de ahora no tomes mi mano, tampoco acaricies mi cabello, y no me beses en la frente ni pases tu dedo por mi nariz como lo hacías cuando éramos novios.—Quería ser amable.—Tu amabilidad me mata, Ricky.—Lamento haberte ilusionado, no era mi intención, eres muy bonita Betty, ahora que no estás contaminada con el mundo de Vicky escogerás m
Esperaban una respuesta de mi parte y espero no estarme equivocando. Porque no me lo perdonaría si llego a fallar.—Hacerla vomitar, le falta poco para alcanzar la meta de los kilos que el cirujano le pidió perder. Ahora solo resta expulsar la sangre, una vez suceda eso procedemos a operar.Lo vi suspirar. Llegaron las vacas, nos pusimos en la tarea de ordeñarlas. Reconozco que no sabía que necesitaba conectarme con mis raíces hasta que pisé estas tierras. Amo a Venezuela, a papá le dio muy duro dejar sus terrenos, al menos logró venderlas, pero mucha gente aun las conserva a la espera mejora.Hace unos cuatro días vi en las noticias, se me entristeció el alma, nosotros no tuvimos problemas, pero no todos cuentan con los recursos económicos, había muchos compatriotas en Colombia buscando trabajo y profesionales calificados. ¡Y yo podía hacer algo! ¿Por qué no lo había pensado antes? «Porque no era el tiempo». Escuché una voz interior. La señora Rochi dijo uno de estos días; la voz de
Ella se puso a buscar en los cajones, encontró velas y fósforos, prendió una para alumbrarme mientras amarraba las hamacas. Colgué dos, ella puso la vela en la única mesa. Los muchachos dejaron dos manteles, vi que miraba cuál de los dos estaba más limpio, lo metió en la hamaca.—Esperemos que la cabaña aguante. —dije.—El viento del sueste es diferente, aquí parece que hablara.—Se escucha tenebroso, debo confesar que ese pájaro lo avisó.—¿El Yacabó?—Ese mismo. —Se metió en la hamaca, se veía preciosa con la poca luz de la vela, le da un matiz mucho más hermoso a su rostro—. Dylan le tiene respeto.—El pájaro le avisó de la muerte de Martina, luego de la muerte del esposo de Chila y también avisó la muerte de Luis.—Chila es un personaje. —La vi sonreír, la lluvia seguía cayendo.—Lo es, no se calla nada, te deja en evidencia en cualquier momento, es una comunicativa de primera. Y nosotros la adoramos, por eso Mayo trabaja en mi casa, es su hija con la diferencia que es más reserva
Nos encontrábamos en la casa desde hace diez días, no podía negarlo, los días los he pasado con remordimiento y luego con una emoción infinita. Rafael… Dios ese hombre era, ¡erdaaa! Me espelucaba todo el cuerpo, menos mal no lee pensamientos, porque caería de la vergüenza con todo lo que pasa por mi cabeza formando un arroz con mango, y luego el remordimiento por el recuerdo de Luis.Me sentía infiel y no lo era, estaba libre para unirme a otra persona. Sin embargo, la situación era una locura. Mi familia lo acepta, mi hija lo adora; me atrevo a decir, que él corresponde a ese sentimiento.Los dos están felices, al menos eso me hacía sentir menos culpable. Ya no era una pelaíta, era verdad que la muerte de Luis fue hace ya diez meses, y sabemos que él no volverá. Chila todos los días me decía que lo dejara ir.Era necesario soltarlo para disfrutar de la vida, una cosa era decirlo y otra vivirlo, cuando no me encontraba cerca de Rafa, empezaba la pensadera, luego lo veía y caía derreti
Había tomado agua, menos mal él tomó la precaución de comprarlas. Respiré profundo varias veces antes de hablar.—Catalina tiene una enfermedad extraña, es la única registrada en el mundo o por lo menos la única a la que le están haciendo estudios.Don Rómulo, destapó la otra botella y me la entregó, tomé un poco más, se quitó el sombrero dejando a ver su calvicie, rodeada de una corona de pelo blanco, las gafas que tenía no le dejaban ver los ojos verdosos.» Desde que la niña tiene once años sufrimos como familia con esa enfermedad. Muchas veces, fui testigo de las infinitas arrodilladas de Luis, orando y ofreciendo su vida a cambio de la de su hija, siempre imploraba que lo primero fuera la vida de Catalina.Volví a llorar más fuerte, al comprender ahora por que Dios se llevó a Luis. Me ofreció más agua.—Toma agua mija y así suavizas el tarugo que tienes.—Siempre me decía don Rómulo, Samanta, entregué mi vida por la de nuestra hija. Solía decir, ya no te preocupes. Él había pacta
Cuando las cosas son pa’ uno, son pa’ uno, quien iba a pensar que en este instante me estaba vistiendo con el traje de novia con el cual se casó mi mamá. La vieja Rochi se veía feliz, cuando me casé la primera vez era tan flaca que no me quedó. Ahora me queda como anillo al dedo.Mamá no deja de dar gracias a Dios, papá le contó y dijo que va a pagar con una novena a la Virgen del Carmen. El vestido era sencillo y precioso. Los hombros eran destapados y el bolero cae hasta el busto, con flores bordadas, luego se ajustaba hasta las caderas, de ahí tenía un fajón con flores bordadas al igual que el bolero, para caer suelto, el vestido era largo hasta el piso de color marfil.Catalina y Betty me arreglaban el cabello, hicieron una trenza de media luna y el resto del cabello va suelto. Estas pelas se buscaron flores, no sé de dónde a juego con el bordado del fogón. ¡Parezco una pelaíta! Pero bueno, el maquillaje era sencillo.Mi hija no ha dejado de sonreír, con eso ha iluminado a todos a