La primera era la más contundente. Ella aparecía pegada a William, con una mano sobre su pelo mientras él la besaba apasionadamente. Se sintió morir.Gruesas lágrimas resbalaban por sus mejillas, mientras su corazón parecía detenerse al prepararse para ver la siguiente imagen.Era ella saliendo del apartamento de William a media mañana a juzgar por la hora que señalaba la foto. En otra estaban los dos muy juntos tomando un café. En otra estaban abrazados, la foto era tomada de espaldas, pero se veía que eran ellos. William parecía susurrarle cosas al oído y ella sonreía. Y nuevamente otra foto de ellos besándose, esa era la última. No pudo más, se incorporó e intentó poner la mayor distancia posible entre esas malditas fotografías y ella. Pero de pronto todo lo vio de color negro y lo último que escuchó fue a Máximo hablándole, después nada.¿Por qué lo hiciste? – le gritaba furiosa - ¿Por qué?Te amo. Siempre lo he hecho. – Le decía William intentando abrazarla nuevamente. De un mano
Pásame a Máximo. – Dijo apretando con fuerza el auricular.Máximo cherie, es para ti. Creo que es tu esposa. - Y se rió cantarinamente. Allyson deseó matarla.¿Qué quieres? – Le preguntó bruscamente – Estoy muy ocupado.Ya lo veo. – Dijo ella esforzándose por sonar normal y tragándose las lágrimas. – Necesito hablar contigo…Tienes un minuto para hacerlo. – La cortó bruscamente.Allyson le hubiera colgado de no ser por que realmente le importaba saber si estaba embarazada o no y sólo él le permitiría salir para ir al médico.Creo que estoy embarazada. – Le dijo casi en un susurro. Por toda respuesta oyó el clic del teléfono al colgarle él. Derrotada y humillada, se prometió a si misma y al probable bebé que no permitiría mucho tiempo más esa situación. Intentaría arreglar las cosas nuevamente. Pero sería el último intento y lo haría solo por que se trataba del padre de su hijo. El bebé merecía eso. Pasados los minutos un auto llegaba a la casa. Era él.¿Estás segura? – Dijo en cuanto
Las cosas habían cambiado en la Isla, pero seguro por que a él le apetecía tener sus buenas dosis de sexo y era lo que tenía a la mano o a lo mejor la iba a usar y luego desecharla como si de un trapo viejo se tratara.No, por favor. – susurró – No quiero dormir, quiero irme lejos de aquí.Todo irá bien. No se preocupe. – Le dijo para tranquilizarla el médico.Usted no sabe. Quiero irme, no quiero dormir… no quiero… por favor… - Y nuevamente el sueño la alcanzó.Ella estará bien. – le decía Milos a Máximo – Pero debe evitar toda situación que le provoque estrés. ¿Dices que sufre de amnesia parcial? – Al ver asentir a Máximo dijo- En ese caso la situación se torna más delicada. Su cerebro ha bloqueado una situación que ha sido demasiado dolorosa para ella. Al recordar, es lógico que eso le afecte físicamente, por ello debe estar en completa paz y tranquilidad, lejos de lo que le provoque tensiones innecesarias.Eso podía ser un problema pensó Máximo con pesar, él mismo era un serio rie
Anunciaron su vuelo y sus piernas que hace momentos estaban tan inquietas se negaron a moverse. Haciendo un esfuerzo supremo se encaminó a la fila para abordar. Una vez en el avión y sentada cómodamente dejaba vagar la vista por la ventanilla. Cerró los ojos y apretó las manos en puños luchando contra el deseo de salir corriendo del avión y regresar con él. No podía ser tan masoquista, pero lo era ¿el amor te volvía tan débil?Deseó que fuera él, el que llegara por ella, que la sacara de ese avión y se la llevara. Pero era ella la que quería irse ¿no?¿Por qué de pronto las razones tan contundentes para dejarlo desaparecían bajo la urgencia y desesperación con que lo amaba? Apretó con fuerza los parpados para impedir que las traicioneras lágrimas resbalaran por sus mejillas.Dejaba al amor de su vida, dejaba a Máximo.Sentado con una botella de whisky en la mano y un vaso lleno del líquido dorado en la otra estaba Máximo mirando hacia la nada, sin haber bebido aún ni una sola gota de
¿Se lo has dicho?– Dijo de pronto y sintiéndose el mas grande imbécil del planeta.¿Qué esperas entonces? – Lo apremió su abuelo.No querrá verme, ella me odia.¿Te lo ha dicho?Creo que sí.Le daría toda la razón. – Sonrió al ver la mirada asesina de su nieto. - Creo que aun te ama y que aun tienes una oportunidad, aunque no te la merezcas. La pregunta es ¿Qué estás esperando?Tengo miedo de que sea demasiado tarde. – Dijo en voz baja y se sumieron en un silencio que sin embargo no era incomodo, por fin había admitido que estaba temeroso y no solo eso, aterrorizado ante la idea de perderla. Lo que ella hubiera hecho antes no tenía ya sentido, lo único que le importaba ahora era recuperarla y demostrarle cuanto la amaba, pero tenía miedo de que ella no sintiera por él más que odio.No lo es, si realmente la amas, no lo es.La adoro. – dijo Máximo con fervor.Ve por ella entonces…****** ¿Qué tú hiciste qué? – Decía con los ojos como platos Jaquie tratando de entender lo que le relat
Bali, preciosa en prácticamente todo el año, la Isla de los Dioses famosa por sus elaborados templos, con playas de arena blanca y negra, contraste maravilloso, con su gente amable dedicándose al cultivo de la tierra, la pesca y al turismo, gente que en total hacían la suma aproximada de tres millones pensó casi con desesperación Allyson una vez registrados en el Hotel que, dicho sea de paso, era uno de los mejores hoteles del mundo.Tres millones se repetía mientras esperaba que Fabricio, el abuelo de su esposo se registrara. Aun no se podía creer que hubiera aceptado acompañarla en sus planes que empezaba a ver un tanto impulsivos, aunque no se arrepentía para nada de haberlo hecho. Sonrió al ver la afable mirada y sonrisa de Fabricio, lo quería como si fuera su propio abuelo y lo que él estaba haciendo en esos momentos no tenía ni tendría jamás precio ni comparación.Se acercó a él y lo abrazó cariñosamente, mientras por el rabillo del ojo veía a Jaquie sacando fotografías, le habí
Sentados en comodísimas tumbonas y teniendo a Allyson cerca dormida en una hamaca, después que le obligaran a descansar, Jaquie miraba con ojos interrogantes a Fabricio.¿Qué está pasando por esa cabecita tuya eh? – Dijo por fin Fabricio, extrañado de no escuchar la charla alegre de Jaquie.Más bien que pasará por la tuya. – Sonrió Jaquie.No te entiendo. – Frunció el ceño el anciano.Me preguntaba… - Y se acercó a él con ojos vivaces.Te preguntabas… - Prosiguió Fabricio más que curioso por saber que era lo que pensaba Jaquie.Si tú cumpliste con lo que le dijiste a Allyson.¿Respecto a…?A que no le dirías a Máximo que estarías con ella.No le dije a Máximo que estaría con ella. - Dijo el anciano esbozando una sonrisa satisfecha y a punto de reír.Ajá… - Murmuró Jaquie nada convencida.¿No me crees? Me partes el corazón. – Bromeó.Eres un chico malo Fabricio Vecchio, sé que no rompiste la promesa a Allyson, de eso estoy segura. No le dijiste a Máximo que estaba ella contigo, pero se
No diré nada. Pero yo no te he visto ¿ok?okDicho eso Jaquie se alejó por donde había llegado corriendo como el viento y dejando a su paso algunas bocas masculinas abiertas. Stefano se debía dar prisa si quería recuperar a esa mujer pensó Máximo, aunque él dijera que no quería nada con Jaquie, la realidad era que no aceptaba que sí la quería en su vida. Quería explicaciones acerca de lo que supuestamente Jaquie le había hecho. Explicaciones que pedía mucho tiempo después, no tenía lógica. Lo único que se podía pensar es que había llegado a su límite y quería tenerla de nuevo. Las veces que Máximo había visto a la mejor amiga de Allyson se había dado cuenta que no era cualquier mujer, y él mismo dudaba de lo que la acusaba Stefano. Qué ironía, él dando consejos sobre eso, cuando había acusado a Allyson sin detenerse a analizar nada, se sentía el más miserable de los hombres. Y en esos momentos se sentía con unas ganas terribles de ir por Allyson y desaparecer con ella, si con eso, tam