Anunciaron su vuelo y sus piernas que hace momentos estaban tan inquietas se negaron a moverse. Haciendo un esfuerzo supremo se encaminó a la fila para abordar. Una vez en el avión y sentada cómodamente dejaba vagar la vista por la ventanilla. Cerró los ojos y apretó las manos en puños luchando contra el deseo de salir corriendo del avión y regresar con él. No podía ser tan masoquista, pero lo era ¿el amor te volvía tan débil?Deseó que fuera él, el que llegara por ella, que la sacara de ese avión y se la llevara. Pero era ella la que quería irse ¿no?¿Por qué de pronto las razones tan contundentes para dejarlo desaparecían bajo la urgencia y desesperación con que lo amaba? Apretó con fuerza los parpados para impedir que las traicioneras lágrimas resbalaran por sus mejillas.Dejaba al amor de su vida, dejaba a Máximo.Sentado con una botella de whisky en la mano y un vaso lleno del líquido dorado en la otra estaba Máximo mirando hacia la nada, sin haber bebido aún ni una sola gota de
¿Se lo has dicho?– Dijo de pronto y sintiéndose el mas grande imbécil del planeta.¿Qué esperas entonces? – Lo apremió su abuelo.No querrá verme, ella me odia.¿Te lo ha dicho?Creo que sí.Le daría toda la razón. – Sonrió al ver la mirada asesina de su nieto. - Creo que aun te ama y que aun tienes una oportunidad, aunque no te la merezcas. La pregunta es ¿Qué estás esperando?Tengo miedo de que sea demasiado tarde. – Dijo en voz baja y se sumieron en un silencio que sin embargo no era incomodo, por fin había admitido que estaba temeroso y no solo eso, aterrorizado ante la idea de perderla. Lo que ella hubiera hecho antes no tenía ya sentido, lo único que le importaba ahora era recuperarla y demostrarle cuanto la amaba, pero tenía miedo de que ella no sintiera por él más que odio.No lo es, si realmente la amas, no lo es.La adoro. – dijo Máximo con fervor.Ve por ella entonces…****** ¿Qué tú hiciste qué? – Decía con los ojos como platos Jaquie tratando de entender lo que le relat
Bali, preciosa en prácticamente todo el año, la Isla de los Dioses famosa por sus elaborados templos, con playas de arena blanca y negra, contraste maravilloso, con su gente amable dedicándose al cultivo de la tierra, la pesca y al turismo, gente que en total hacían la suma aproximada de tres millones pensó casi con desesperación Allyson una vez registrados en el Hotel que, dicho sea de paso, era uno de los mejores hoteles del mundo.Tres millones se repetía mientras esperaba que Fabricio, el abuelo de su esposo se registrara. Aun no se podía creer que hubiera aceptado acompañarla en sus planes que empezaba a ver un tanto impulsivos, aunque no se arrepentía para nada de haberlo hecho. Sonrió al ver la afable mirada y sonrisa de Fabricio, lo quería como si fuera su propio abuelo y lo que él estaba haciendo en esos momentos no tenía ni tendría jamás precio ni comparación.Se acercó a él y lo abrazó cariñosamente, mientras por el rabillo del ojo veía a Jaquie sacando fotografías, le habí
Sentados en comodísimas tumbonas y teniendo a Allyson cerca dormida en una hamaca, después que le obligaran a descansar, Jaquie miraba con ojos interrogantes a Fabricio.¿Qué está pasando por esa cabecita tuya eh? – Dijo por fin Fabricio, extrañado de no escuchar la charla alegre de Jaquie.Más bien que pasará por la tuya. – Sonrió Jaquie.No te entiendo. – Frunció el ceño el anciano.Me preguntaba… - Y se acercó a él con ojos vivaces.Te preguntabas… - Prosiguió Fabricio más que curioso por saber que era lo que pensaba Jaquie.Si tú cumpliste con lo que le dijiste a Allyson.¿Respecto a…?A que no le dirías a Máximo que estarías con ella.No le dije a Máximo que estaría con ella. - Dijo el anciano esbozando una sonrisa satisfecha y a punto de reír.Ajá… - Murmuró Jaquie nada convencida.¿No me crees? Me partes el corazón. – Bromeó.Eres un chico malo Fabricio Vecchio, sé que no rompiste la promesa a Allyson, de eso estoy segura. No le dijiste a Máximo que estaba ella contigo, pero se
No diré nada. Pero yo no te he visto ¿ok?okDicho eso Jaquie se alejó por donde había llegado corriendo como el viento y dejando a su paso algunas bocas masculinas abiertas. Stefano se debía dar prisa si quería recuperar a esa mujer pensó Máximo, aunque él dijera que no quería nada con Jaquie, la realidad era que no aceptaba que sí la quería en su vida. Quería explicaciones acerca de lo que supuestamente Jaquie le había hecho. Explicaciones que pedía mucho tiempo después, no tenía lógica. Lo único que se podía pensar es que había llegado a su límite y quería tenerla de nuevo. Las veces que Máximo había visto a la mejor amiga de Allyson se había dado cuenta que no era cualquier mujer, y él mismo dudaba de lo que la acusaba Stefano. Qué ironía, él dando consejos sobre eso, cuando había acusado a Allyson sin detenerse a analizar nada, se sentía el más miserable de los hombres. Y en esos momentos se sentía con unas ganas terribles de ir por Allyson y desaparecer con ella, si con eso, tam
Jaquie contuvo una exclamación. Allyson no era así, ella era un cielo de mujer no era violenta, pero hablaba muy en serio y sabía que no lo decía solo por decir. Debía de estar sufriendo mucho y eso la enfureció de igual forma a ella.Querida mía. – Dijo con ternura y persuasión Fabricio comprendiéndola y temiendo en parte la reacción que ella tuviera cuando se enfrentara a William. – No arreglarás nada exaltándote o matándolo, además no es la única manera en que podría pagar todo lo que ha hecho.¿Entonces como? ¡dime como! Juro que quiero saber como.Quizás haya una manera. - Dijo Jaquie con una sonrisa. - He estado investigando a William y al parecer no ha desaparecido solo por la furia de Máximo.¿Por qué más podría ser? – Preguntó Allyson.Un buen amigo que tiene una agencia altamente reconocida de investigación me ha hecho este favor. Le pedí averiguara sobre los motivos de la desaparición de William, en cuanto tú me contaste todo hace unos días. Claro, sin mencionar lo que yo s
¿Quién es ella? – Preguntó Ada no gritando, pero furiosa.Lo que nunca serás tú. – Respondió también furioso William y después de decirlo recibió en la cabeza una lluvia de comestibles de la bolsa que Ada cargaba y que esta de buen agrado se los lanzaba. No pudo esquivarlos todos. Ada se alejó jurando venganza y mirando a Allyson con una rabia terrible.Al fin solos. – Dijo Allyson con sorna.Sí…así es… ¿tú? ¿Cómo es que estás aquí? ¿se trata de una casualidad?No creo que seas tan ingenuo como para pensar eso. Te localicé William, te rastreé como el animal que eres. – Le espetó acercándose un poco y logrando que él retrocediera un paso.¿A que has venido?¿Acaso no te lo imaginas? – Siseó Allyson.¿Tu marido está aquí? - Preguntó con el miedo en el rostro.Sólo yo estoy aquí. Pero créeme es más que suficiente.Así que te dejó ¿eh? ¡lo sabía! – Dijo con el rostro encendido de la emoción.Él creyó todas y cada una de tus mentiras. – Dijo ella amargamente.Tenía que hacerlo, fui muy cui
¡Por favor no! – Gimoteaba ese bastardo. Dame una buena razón para no hacerlo. – Le decía ella. ¿Cuál? – lloraba angustiado. - ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que quiero? Ya nada me importa, no quiero nada, excepto verte tres metros bajo tierra. ¡Lo siento! ¡Lo lamento! ¡Perdóname! – Decía mientras se desplomaba al suelo llorando como un cobarde. – Solo pensé en arruinarles la vida a ambos porque la mía sin ti no era nada. Nunca fui tuya, de ninguna de las maneras. Lo sé y eso siempre me destrozó… El control que le había visto Máximo a Allyson ya la estaba abandonando y si antes no quería matarlo y solo asustarlo, era obvio que ahora era en lo único en lo que pensaba. Tenía los ojos brillantes de lágrimas contenidas y empezaba a temblarle la mano. Por el rabillo del ojo vio movimientos de un arbusto cercano y con gran furia se dio cuenta de que se trataba de su abuelo. ¡Él sabía de qué iba todo esto! Pero inmediatamente se concentró en Allyson. ¿Qué razón hay para no apretar el gatill