Capítulo Doscientos Treinta y DosAiden se pasó los dedos por el cabello, mientras sus ojos no se apartaban de sus padres, que estaban sentados en el sillón largo y grande de la sala de estar. Él seguía de pie, ya que estar erguido le daba una sensación de tener el control de todo, aunque por dentro temiera preguntar.—¿Dirás que fue lo que sucedió en la investigación? —cuestionó Marie con una ceja alzada—. ¿O seguirás en silencio meditando?Marie se inclinó hacia delante y tomó la taza de porcelana, que estaba sobre la mesa baja de centro. Bebió su café negro de grano.Adrián seguía sentado e inexpresivo mirando a su hijo mayor.Había pasado casi diez minutos en donde Aiden no decía ninguna palabra, parecía que sus cuerdas vocales estaban atadas en un doloroso nudo.—Los niños llegaran pronto —aviso Marie tratando de presionar a su hijo mayor—. Es ahora donde debes hablar —insistió.Aiden suspiró con pesadez y torció los labios. derrotado se sentó en uno de los sillones individuales.
Capítulo Doscientos Treinta y TresHace tres semanas atrásAntes de la muerte de DaphneAntes del viaje a RomaCharles Ritter acababa de terminar una cirugía abdominal de un paciente del hospital. Hoy era su último día en el hospital, ya que había pedido vacaciones.Él salió de la sala, mientras se sacaba los guantes verdes ensangrentados y el gorro del mismo color para tirarlos al tarro de residuos tóxicos.Suspiró con pesadez sintiéndose extraño, que se masajeó un poco el pecho. No era miedo, no era pena, tampoco remordimiento, si no lo que sentía palpitando en sus venas era arrepentimiento. Arrepentimiento de venir a Australia y de pisar las tierras de su condena.Charles Ritter hace dos años que había llegado a la ciudad de Sídney. Dos años que trabajaba en el hospital público central. Dos años en donde su rutina y su plan tan estructurado de vida había cambiado por completo.Su vida siempre fue un poco monótona desde que tuvo memoria, aunque claro, tenía sus conquistas con distin
Capítulo Doscientos Treinta y CuatroHace tres semanas atrásAntes de la muerte de DaphneAntes del viaje a RomaCharles Ritter llegó a la cárcel de máxima seguridad de la ciudad de Sídney.Él contempló el alto edificio de color gris y ventanas diminutas, rodeado de grandes paredes gruesas de concreto con cables de alta tensión que formaban un cuadrado enorme.En cada esquina, de aquel cuadrado, había una caseta de seguridad que sobresalía con guardias con armas en manos y vigilando a los reos. Ellos también vigilaban cualquier cosa que pudiera suceder en el exterior.El joven doctor tragó saliva con fuerza, acomodó el asa de su mochila negra en su hombro y se dispuso a caminar a la entrada de la cárcel. A esa hora de la mañana el lugar estaba vacío y rara vez se topaba con más personas. El guardia que atendía en la recepción le saludó y le pidió el DNI, ya que su identificación quedaba retenida hasta que terminara la visita con el preso. Charles firmó el libro de visita estampando
Capítulo Doscientos Treinta y CincoHace tres semanas atrásAntes de la muerte de DaphneAntes del viaje a RomaLa puerta se abrió y Lucca apareció por el umbral. El italiano llevaba las muñecas esposadas y vestía con un traje naranjo completo, aunque la mitad superior estaba amarrada en su cintura, dejando ver una camiseta blanca.Charles se puso en pie de inmediato y corrió abrazarlo. Lucca solo le hizo una seña con la cabeza para que volviera a sentarse. El guardia dejó a Lucca sentado.—Solo tiene treinta minutos —avisó el custodio.Charles asintió con la cabeza.El guardia diciendo eso, se retiró de la sala dándoles privacidad, pero a la vez quedándose fuera, por si sucedía algo o por si el reo se descontrolaba.—¿Cómo has estado? —preguntó Charles.Lucca suspiro con pesadez y se encogió de hombros.—¿Es un mal momento?—No —respondió Lucca.Charles suspiró agotado de no entender a su hermano. El último mes Lucca había estado más silencioso que nunca. Cada que Charles lo iba a ve
Capítulo Doscientos Treinta y SeisHace tres semanas atrásAntes de la muerte de DaphneAntes del viaje a Roma—Al menos ¿compraste eso que te encargue? —volvió a preguntar Lucca intrigado por la nueva actitud dudosa de su hermano.Charles quiso prácticamente salir y huir de aquel lugar que le comenzaba asfixiar. Las paredes de concreto gris parecían que se le vendrían encima, sin embargo, trató de recomponerse delante del que era su hermano.Charles odiaba mostrar vulnerabilidad y compasión.Hace tan solo dos días con la ayuda de un hacker se habían metido en lo más oscuro de la internet y había contactado a un proveedor, sin embargo, las operaciones no las podía hacer con su nombre verdadero, que sacó su plan B a relucir.Él tomó a la identificación falsa y giró de una de las cuentas una gran suma de dinero en efectivo. Luego se había reunido en el puerto de Sídney con un contrabando japones. Esta organización criminal y clandestina le había vendido el veneno de pez globo. Le dijero
Capítulo Doscientos Treinta y SieteHace tres semanas atrásAntes de la muerte de DaphneAntes del viaje a Roma—Así que Emily volvió —comentó Lucca distraído saboreando el nombre de la chica que a veces le quitaba el sueño. Era extraño, pero Lucca de vez en cuando pensaba en la hermana pequeña de Daphne, imaginando si las cosas fueran distintas.—Si y esta con Aiden —aseguró Charles—. Al parecer están juntos otra vez como pareja, aunque creo que Emily también volvió por lo de su hermana. Y el muy perro de tu primo tampoco le dio el divorcio. Siguen casados oficialmente.Lucca al escuchar aquello apretó los dientes y también sus puños, que sus nudillos se pusieron blancos y un calor se extendió por su pecho, no sabía porque, pero le daba rabia que ellos estuvieran juntos otra vez, como si nada hubiera pasado.—Y eso no es todo —añadió Charles con una mueca en el rostro—. También tiene mellizos. La misma Emily me lo contó cuando me intente acercar a ella en el hospital. De hecho, me re
Capítulo Doscientos Treinta y Ocho Cinco días antes de viajar a Roma Tres días antes de la muerte de Daphne Harper Charles después de visitar a su hermano Lucca, llegó a su departamento con los pies arrastrándose por el suelo. Le dolía el cuello y los hombros. Cada músculo de su cuerpo grande y alto estaba en constante tensión. La ansiedad de su pecho no mermaba con nada, que se preparó un té de agua de hierbas y luego se tomó un somnífero para dormir, ya que el turno de la noche anterior había sido larguísimo y agotador, pero sabía que eso no era lo que le tenía tan agotado. Dio vueltas en la cama una y otra vez, hasta que por fin sus ojos se cerraron y se durmió. Despertó al otro día cerca de la siete de la mañana. El cuerpo de Charles seguía agarrotado, pero ese pequeño dolor le recordaba que aún seguía vivo y estaba libre, por lo que decidió comenzar a ordenar todo. Guardó las prendas más importantes en su maleta negra, preparó una mochila con lo básico y dejó sobre la mesa l
Capítulo Doscientos Treinta y NueveHace poco menos de tres semanas atrás.A dos días del viaje a Roma, Italia. Un día antes de la muerte de Daphne Harper. A un día de cometer el delito de homicidio contra Daphne Harper, Charles Ritter se había mudado y trasladado todas sus cosas a un hotel de cinco estrellas muy cerca del aeropuerto de Sídney.Las llaves del departamento arrendado por dos años ya lo habían dejado con el conserje del edificio, tal como se lo señaló en una conversación que tuvo con el dueño en una cafetería, días atrás, y en donde pagó el último mes de alquiler dándole ahí mismo el aviso y mintiendo a su vez de que se mudaría a otra inmueble junto a su supuesta novia.La verdad es que no se mudaba, si no que huía lejos de todos, pero para esos efectos el dueño del departamento no debía saberlo, ya que cualquier indicio podía ser peligroso para su bienestar y su libertad. Además, se había querido ir antes de esa propiedad con el fin de que, si algo malo ocurría no lo