Kiara gimió cuando Zane se coló detrás de ella y la rodeó con sus brazos.

“Zane por favor, tengo mucha hambre. ¿Aún no estás satisfecho?”. Sacudió la cabeza mientras besaba su cuello.

“Quiero más, se siente tan bien”. Ella suspiró y luego usó todas sus fuerzas para alejarlo.

“Bueno, estoy cansada y tengo hambre, así que déjame en paz”. Zane suspiró y luego hizo un puchero.

“No es mi culpa que no pueda tener suficiente de ti. Ya te dije que eres una adicción para mí”. Ella suspiró.

“Bueno, acaba con esa adicción porque ahora quiero comer”. Él suspiró y luego besó su mejilla.

“De acuerdo, mi amor. ¿Qué te gustaría comer? Te lo prepararé”. Ella se burló.

“¿Estás diciéndome indirectamente que no soy una buena cocinera?”. Él inclinó la cabeza.

“No te lo estoy diciendo indirectamente, te lo estoy diciendo directamente, ahora siéntate”. Ella puso los ojos en blanco pero hizo lo que él dijo. ¿Por qué iba a dejar pasar la oportunidad de simplemente sentarse y verlo cocinar? ¿Él siempre