Jenny:
— Esto tenemos que celebrarlo — Emocionada, Fanny se levanta y sale de la habitación dejándome intrigada, aunque conociéndola seguro fue a la despensa a buscar alguna botella de su reserva.
Definitivamente, la paz que siento en este momento no tiene comparación alguna, por fin desde hace días, mi mente está en calma, aunque mi corazón este afligido. Por lo que puedo ver, atravieso las etapas de duelo, en este caso uno producido por el desamor.
— ¡Volví! Mira lo que conseguí… (Entre sus brazos trae varios paquetes). Hay papas, platanitos y todo tipo de saladitos, traje una botellita ron de las de mi mamá, soda y hielo.
— Vaya, tienes de todo en esa despensa — Destapamos las papas y el crujir al comerlas retumbaba en el silencio.
— Cariño, si algo yo tengo muy claro, es que siempre hay que estar
Jenny: — ¡Vamos hombre! Entra de una vez, que tenemos mucho para ponernos al día.Con el corazón a mil revoluciones por minuto, me acomodo en el asiento, tratando fallidamente de disimular “mi incomodidad” por su presencia. El aroma de su perfume me enloquece, me transporta a esos momentos de intimidad donde piel con piel, me hacia el amor llenándome de placer, definitivamente mi cuerpo esta desconectado de mi mente.Obedeciendo al doctor Guzmán, se sentó en el sofá contiguo al mío, con esa personalidad fría que lo caracteriza, pero que irónicamente me hace arder por él. Involuntariamente me saboreo al saberlo tan cerca, al mismo tiempo que me duelo sentirlo tan lejano, pues, en ningún momento a volteado a mirarme.— No existo para él.El doctor Guzmán, se cruza de piernas en su asiento, adoptando una posici&oac
Leonel: Su dulce aroma me tiene enloquecido desde que llegué. Me es tan difícil hacerme el indiferente teniéndola tan cerca, que con solo estirar la mano podría tocarla. Estoy maravillado con lo bella que se ve, esa ropa ejecutiva le queda de infarto, más que sobriedad, complementa su sensualidad. Es que esa es Jenny, una combinación ardiente entre belleza e inteligencia, que me tiene trastornado.Tan pronto como Edén nos deja a solas, trato de evitar que se me noten las ganas de arrancarle la ropa, en especial, por la forma tímida y tierna en la que se quedó parada a un lado de la puerta, con la mirada gacha y acariciando su brazo izquierdo, en señal de nerviosismo.— ¡Dios mío! Que ganas de comérmela completa — pienso, intentando mantener la compostura.Internamente maldigo mil veces al miserable de Adrián, por obligarme a
Jenny: Son apenas centímetros los que separan sus labios de los míos, los latidos de mi corazón parecen haberse sincronizados con el tic tac de las manecillas del reloj antiguo que decora la pared del centro. Trato de resistirme, pero la calidez de su aliento me la coloca difícil, sin mencionar que basta aspirar un poco de su perfume para que me flaqueen las piernas.El instante es mágico, por fin después de tanto tiempo, puedo sentir de nuevo esa electricidad que solamente me recorre cuando estoy pegada a su cuerpo. Sus manos grandes me sujetan con firmeza de la cintura, haciendo que suelte un ligero gemido; embobada observo como humedece su labio inferior con su lengua, generando un escalofrío de anhelo en mi sexo.— ¡Uuuff me muero! Que haga conmigo lo que quiera.Pienso, sin dejar de sostenerle la mirada. Me impresiona el tiempo que hemos resistido sin ir m
Jenny:Al darse cuenta de mi presencia, antipática se acomoda su larga cabellera oscura y voltea a escanearme de arriba abajo, con esa sonrisa burlona, que me hacer hervir la sangra. Por unos segundos que parecieron eternos, me desafía con la mirada, hasta que finalmente bate su cabello para hablar.— Buenas tardes, ¿Acaso no sabes tocar la puerta? — Su chillona voz me resuena en los oídos (¡La odio!), sin embargo, como toda una profesional no caí en sus obvias provocaciones.— ¡Disculpen! No sabía que debía hacerlo, esta también es mi oficina… Pero tranquilos, sigan en lo suyo…Serena, les sonrío manteniendo la frente bien en alto, con elegancia doy unos pasos hasta mi escritorio e ignorándolos por completo, centro toda mi atención en terminar el informe que debo presentar ante el Jefe de proyecto.—
Leonel: — ¿Qué haces aquí Amalia?— Ya te dije, vine a buscarte ¿Por qué, interrumpí algo?La cínica actitud de mí querida hermanastra se está saliendo de control, llevándome al límite, en especial al ver la cara que puso Jenny al verla llegar.— ¡No para nada! yo ya me iba.De mala manera, deja caer el capo del carro estremeciendo el silencio del estacionamiento con el estruendo. Amalia sigue guindada a mi cuello, despidiéndose de ella de modo chocante, agitando los dedos de la mano.— ¡Bye! Te cuidado por donde caminas linda.Jennifer ignoró por completo su comentario y siguió de largo, preocupado intento detenerla pero no sirve de nada, en cuestión de segundos se perdió de vista.— ¡Ya Amalia! ¡Quítate, suéltame!<
Jenny:— ¡¿QUÉ?! ¿Cómo es la cosa? ¡Te vas a ir todo el fin de semana con Leonel a Margarita! (Grito de emoción) ¡Uuuy mamita prepárese que le toca!Para Fanny era imposible disimular la picardía, tan pronto como le conté la razón por la que estaba haciendo las maletas, no dejó de fastidiarme haciendo insinuaciones picantes sobre lo que pudiera llegar a pasar entre nosotros en ese viaje.— ¡Ay ya! Deja el fastidio que lo que estoy muerta de pánico.— Pero de pánico ¿Por qué? Mamita, esta es la oportunidad perfecta para que aclaren todo y recuperen el tiempo perdido… es que imagínalo, resort, playita, bebidas ¡Ay es que tienes que llevarte unos bikinis de infarto! Lo tienes que dejar loco.— ¡FANNY! Bájale dos a la intensidad, recuerda que es un viaje de tr
Leonel: El corazón se me va a salir del pecho — “Ya llegó” — susurro cuando la veo llegar en compañía de Fanny. Se ve tan hermosa, con esa ropa de verano, que se me van los ojos admirando cada rincón de ese delicioso cuerpo que me trasnocha. De no ser por los lentes de sol, hubiese quedado como un baboso de lo peor.Trago grueso sin perderla de vista, luce nerviosa mientras cuchichea con su amiga, me saboreo ligeramente imaginando lo fácil que sería desprenderla de esas pocas prendas que carga, aunque al mismo tiempo, me consume un miedo arrollador. Serán prácticamente tres días, en los que si bien tenemos trabajo por hacer, estaremos solos, alejados de toda la mierda que hay en la capital, refiriéndome directamente al imbécil de Adrián.La respiración se me corta cuando la veo caminar hacia mí, es increíble la sensualidad que destila esa mujer, me tiene derretido y lo único que ha hecho es simplemente caminar, haciendo contacto visual en todo momento — Contrólate Leonel, respira — r
Estoy temblando, los latidos de mi corazón están fuera de control, nuevamente puedo beber de su aliento y parece un sueño del que no quiero despertarme. Me dejo llevar por los deliciosos movimientos de su lengua en mi boca, entrelazando mis manos alrededor de su cuello — ¡Estoy en el cielo! —Sus manos se posan sobre mis caderas atrayéndome a su cuerpo, puedo sentir su calor, incluso hasta los latidos de su corazón que pareciera querer salirse de su pecho. Nuestra entrega es tal, que no importa que estemos a la vista de tanta gente, es como si el mundo se hubiese reducido simplemente a nosotros dos, es un momento sencillamente mágico.— Te amo…Susurra sensualmente sobre mis labios y me siento desfallecer, esas dos palabras son todo lo que he querido escuchar durante los últimos meses. Me es imposible controlar lo que hace mi cuerpo — Para que luchar — dejo que me lleve la corriente y lo beso, lo beso con ansias desenfrenadas, queriendo gastar esos gruesos labios que me tienen loquit