Ambos se miran de una forma desafiante, padre extiende su mano hacia él y mi tío acepta sin dudarlo, volteo a ver al Alfa, esperando a que diga algo, que los detenga o que haga algo de Alfa, pero a él le brillan los ojos de una forma intensa; es verdad.... sus ojos son igual de claros que los de Reese. Una sonrisa llena de satisfacción adorna sus labios, hasta ahora me doy cuenta de que tiene una cicatriz en ella.—Entonces está decidido, habrá un duelo de poder, mi ex Beta Einar contra mi Beta actual Niels, que gane el mejor.Madre me toma del brazo con suavidad y me aleja del lugar, llevándome a una de las esquinas fuera del rectángulo que se forma gracias a los pilares. La sala de conferencias se ha vuelto ahora una arena, mi padre se quita la camisa, dejando ver su torso lleno de cicatrices, miro de reojo a mi mamá y se muerde suavemente el labio inferior, pongo una expresión de asco al ver esto.—¡Mamá! — Exclamo en voz baja, esperando a que ella salga de su trance.—Cielo.... tu
—Te dejaría de tratar como uno si te comportaras como un adulto. —Detesto que me hables de esa forma, siempre has sido así, no es que seas mi hermano mayor. —Nací veinte minutos antes que tú, así que si.... soy tu hermano mayor. Por alguna razón, su conversación me recuerda mucho a las que yo tenía con mi hermana, esas típicas peleas entre hermanos. Espero que esto signifique que las cosas entre ellos se hayan tranquilizado y no estén discutiendo más. —Tienes el ego inflado, te pusiste peor cuando fuiste elegido como el Beta de Licacón. —Era un recién nacido cuando eso pasó— Ríe entre dientes. —¡Por eso! — Exclama de forma divertida. —Siempre fuiste el consentido de nuestros padres. —¿Qué dices? Todo el tiempo me la pasaba entrenando, apenas iba a la casa y si no estaba entrenando me encontraba cazando con Licacón, reconociendo terrenos, peleando con algún infectado.... casi nunca estaba en casa. —Por eso no sabes lo orgullosos que estaban nuestros padres de ti, es por eso que
—Si, bueno... — Contesto con algo de dificultad. —Por cierto ¿Dónde puedo ir para darle de comer a nuestras crias? Ya se están empezando a mover.Le enseño a Reese nuestros cachorros, que están empezando a buscarme para que les dé de comer. Me toma del brazo y tira de mi con suavidad, haciendo que regrese al interior del edificio, pasamos la enorme sala de conferencias y nos adentramos más en el lugar, luego subimos por unas escaleras bastante grandes, en las paredes hay retratos del alfa, su esposa, sus hijos y del que me imagino fue el anterior líder.Me tengo que agarrar de las ropas de Reese para no caerme de las escaleras, ya que estoy demasiado entretenida viendo la gran cantidad de fotos y pinturas que hay colgadas en la enorme pared. Ellos realmente provienen de un largo linaje de líderes, es bastante impresionante.Llegamos hasta el final de las escaleras y sin soltarme de su ropa, me guia por un largo pasillo, ver tantas puertas cerradas me da un poco de ansiedad y algo de c
—Dejalo estar, no voy a acostarme contigo ya.—Vamos Reese, sé que no tienes a una hembra, quizás si tengas cachorros, pero no significa que sea algo serio... además, pasé a ver a las nodrizas y no han llegado cachorros nuevos a ellas, eso quiere decir que estas mintiendo.—No estoy mintiendo Nataly, no los hemos llevado, que es diferente.Escucho como alguien se levanta de la cama, miro hacia las orillas de la cama y veo los pies de él, luego se agacha y me mira de una forma intensa, haciéndome un movimiento de cabeza, indicándome que salga. Yo abro los ojos de par en par y le señalo a nuestras crias, que están durmiendo.—Sé que están durmiendo, pero... ¿Podrías venir? Por favor.Resoplo con fuerza y me levanto con mucho cuidado, procurando no despertarlos. Camino hacia él con cautela y me quedo todavía debajo de la cama, pero cerca de él, esperando a que me diga algo.—Vamos Donna, sal.Niego con la cabeza y me acuesto enfrente de él, dándole a entender que no pienso dejar solos a
—Porque así se dieron las cosas, dejalo estar.—¡Por todos los espíritus! No me lo puedo creer.... es que.... ¡No lo entiendo!—No hay nada que entender y deja de estar gritando, que mis cachorros están durmiendo.Toma a mi prima del brazo y la lleva fuera de la habitación, ella no para de gritar varias cosas, prefiero ignorarla... no creo que sea bueno para mí escuchar sus resentimientos. Veo como Reese cierra la puerta para luego ponerle seguro, se gira sobre sus talones y suelta un fuerte resoplo.—Al menos tendrán que tocar a la puerta antes de entrar…. lo que menos necesito y quiero es a mi madre entrar por esa puerta en compañía de ella, gritándome por algo que no se va a cambiar.Le doy la espalda y suelto un ligero suspiro, dejando caer los hombros de una forma un poco resignada, escucho como él camina hacia mí, deteniéndose a mis espaldas. Sospecho que toda esta situación lo ha dejado bastante tenso y no es para menos.Repentinamente siento como él se mete entre la sábana, es
La conversación cesa de forma repentina, haciendo que mis nervios estén a flor de piel. Trago saliva con dificultad y me pongo a jugar con mis dedos de forma nerviosa, esperando a que la señora se vaya, no tengo valor de verla a la cara en estos momentos y quizás nunca lo tenga, da bastante miedo. —Deja tranquila a mi hembra, sigo firme en mi decisión y no voy a cambiar, te guste o no— El tono de su voz es algo alto, se nota que se está empezando a desesperar. —Ahora, si no te importa, iré a ducharme y quizás busque tener otro hijo. Escucho como unos pies son arrastrados seguido de un fuerte portazo, esto hace que salte de mi lugar al tiempo que se me escapa un chillido de sorpresa. Enseguida me levanto del suelo y asomo un poco la cabeza por la puerta, enseguida busco a Reese. —¿Estas bien? — Pregunto desde mi posición, todavía tengo un poco de miedo de salir. —No, realmente no— Camina en mi dirección y se detiene frente a mí. —Ya sabes lo que opina mi madre y no piensa quitar el
—Madre, deja de pelear con la señora, lo que menos quiero es tener problemas. —Y no los tendrás cielo, te lo aseguro. La sonrisa que me dedica no me da para nada buena espina, sólo espero que ella no se meta en problemas ni que los cause, suficiente tenemos con estar dentro de una tribu que no nos quiere y para echar más leña al fuego, su matriarca nos detesta. —Como digas— Le contesto un poco dudosa. —En fin, hemos venido a dejar a nuestros cachorros, pero... —Pero nos preocupa uno de ellos. Reese le enseña a mi madre el cachorro que tiene entre sus manos, ella enseguida lo toma y una expresión muy maternal se dibuja en su rostro, acaricia con delicadeza su cabeza y luego deposita un pequeño beso sobre ella. —Me recuerda mucho a ti, cielo.... cuando eras una bebé, también eras muy tranquila, apenas hacías ruido— Un ligero suspiro se le escapa. —Tu padre y yo estábamos muy preocupados por tu salud, creímos que no ibas a sobrevivir, así que tuvimos que buscar ayuda, fue difícil, p
A mí se me sale una risa nerviosa, el día de hoy he pasado por un carrusel de emociones, hace unos instantes estaba triste por saber lo que mi suegra piensa de mí, antes de eso estaba avergonzada por lo que escuchó mientras estaba afuera de la habitación, después me sentía triste por dejar a mis cachorros y ahora me siento angustiada por la forma en como esas dos mujeres se llevan. —Le ruego a Gaia de que mantenga en paz a esas mujeres mientras estén aquí. Sin poder hacer nada más, salimos del lugar con cierta angustia. Mientras caminamos de regreso, tomo su mano y la aprieto con suavidad, unas lágrimas se deslizan por mis mejillas y repentinamente me pongo a llorar de forma desconsolada, Reese me toma entre sus brazos con delicadeza y deposita un pequeño beso sobre mi cabeza. —Tranquila Donna, va a estar bien. —Reese, es mi cachorro.... no quiero que por mi culpa se vaya al Bosque de la caza. —No será así, al menos no de momento— Puedo notar como su cuerpo se tensa, al parecer no