Capítulo 94: Esos cachorros son míos.

—Connie no puedes hablar de eso. Mucho menos gritarlo —la regañó fríamente, Maray.

Connie se soltó, forcejeando con Maray.

—¡¿Por qué?! ¡Es la verdad! ¡Él no se siente como tú! —decía la cachorra sin comprender, mientras señalaba a Beta Aeron— ¡Pero el señor malo de la mansión, sí! —hizo ella un puchero, refiriéndose a Alfa Rezef— ¡Connor está mal! ¡Connor debe sentirlo igual! ¡Él miente! ¡Siempre miente!

Aún con las palabras en desesperación de la cachorra, Connor en un mar de lágrimas negó y se lanzó a abrazar a Beta Aeron, sin querer soltarlo.

—¿Por qué eres así…? —preguntó Connie haciendo un puchero. La cachorrita comenzó a llorar y se fue corriendo rápidamente de ahí, en dirección al lago.

Maray suspiró preocupada, viendo a su hija en ese estado.

—¡Iré por ella, quédate con Connor! —le indicó ella a su Beta y fue tras la cachorra.

…….

Unos minutos después. Maray alcanzó a su hija, la cual estaba sentada a la orilla del lago abrazando sus piernas, entre lágrimas.

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