« Alfa… » ¡Rezef se quedó inmóvil! Escuchó la voz de su Luna temporal hablándole por su enlace mental. De inmediato él detuvo sus pasos y volvió a ver hacia atrás, haciendo contacto visual con esa hembra de Cielo Esmeralda. « Sé que lo que tienes que hacer es… Es importante, pero, acepto… » , continuó hablándole Maray a Rezef por medio de su enlace mental. Reina Maray no obtuvo respuesta de ese Alfa. Cada vez su corazón latía con mayor inquietud. Un rubor en su rostro avergonzado mostrándose. "¿Qué estoy haciendo?" "Es una tontería, no debí…" Pensó ella cabizbaja. Alfa Rezef frente a la puerta, vio que Tabitha se le quedó viendo seriamente a Maray, y seguidamente ella posó su mirada en él. —Vámonos Alfa, tenemos una larga noche por delante y mucho trabajo serio qué hacer —sonrió altiva Tabitha, tomando de la mano a su prometido. Rezef dejó escapar una pequeña semi sonrisa, él no se soltó del agarre que la mano de Tabitha ejercía en la suya, todo lo contrario… Él l
Con una urgencia desesperada, Alfa Rezef acercó su rostro al de Maray, en un instante sus labios se encontraron en un beso voraz, como llamaradas que consumían todo a su paso. Movimientos feroces que sorprendieron a Maray, dejándose guiar por esa pasión arrasadora de su Alfa, por esos labios que tan perfecta pareja eran de los suyos. Ella se aferró aún más a él, devorándose a besos. Cada roce era una explosión de deseo que los envolvía en un fuego pasional inextinguible. Ese Alfa tenía a esa hermosa hembra arrinconada contra la pared del pasillo, completamente a su merced. La tenue luz de las farolas de pared iluminaban sus rostros. El sonido de sus corazones resonaba como un tambor, mientras el deseo que ardía entre ellos se volvía cada vez más incontenible. Las grandes manos de ese macho no se quedaron quietas en lo absoluto. Acariciando por encima de ese pantalón oscuro ajustado de Maray sus muslos. ¡Ella sentía que su cuerpo ardía de deseo! La embriagadora aroma de las fe
POF~ Un pequeño sonido se produjo cuando ese Alfa le hizo quitados rápidamente sus zapatos de botín, que cayeron al piso alfombrado. Seguidamente él la bajó, causando que los pies de Maray toquen la suave tela de esa rojiza alfombra. —¿Alfa…? —susurró Maray, levantando su mirada para hacer contacto visual, la poderosa figura de ese hombre lobo de dos metros de altura, frente a ella, la arrinconó nuevamente a la pared, mientras él le bajaba lentamente el pantalón a ella, con todo y la tanga— Hey… —esa belleza de hembra, aferró sus manos a los musculosos brazos de ese macho, ayudando a quitarse sus ropas de la parte inferior… Ella quedó completamente desnuda frente a él. Esos afilados ojos de un gris claro que tenían un hermoso brillo plateado, robaron la atención de Maray. Ella sentía que su corazón se saldría de su pecho, a la vez que también un escalofríos recorrió su cuerpo como una corriente eléctrica, cuando él metió una de sus manos entre sus muslos, subiendo lentamente a
« Cada vez que te tome y haga mía, quiero que pronuncies el nombre del que sabes que es tu mate. » Las palabras que le había dicho su Alfa minutos atrás, rondaban por la mente de Maray, que con sus labios separados inundaba el pasillo de sus eróticos gemidos. —Re… Rezef… Ah~ —continuaba ella pronunciando el nombre de ese Alfa, dejándose llevar por la pasión desbordante y esa ola de placer que la revolcaba haciendo de ella un desastre. Su mente en blanco, concentrada únicamente en las placenteras sensaciones que la boca y los dedos de ese macho la hacían sentir en su mojada zona vaginal. Hasta que finalmente, ella se inclinó aún más hacia él, tirando con fuerza del cabello de ese Alfa, un estremecer en todo su cuerpo anunciando que había alcanzado el clímax. En cuestión de segundos, ese alto Alfa se levantó y obligó a esa hembra a retroceder, causando que ella nuevamente pegue contra la pared. Pum~ Se produjo el sonido de un pequeño golpe en su espalda. Maray recibió el b
¡Le importaba un carajo a Maray si alguien los escuchaba o ingresaba!… Lo estaba disfrutando tanto, disfrutaba cada sensación en la que ese macho invadía su femineidad con movimientos placenteros. —¡ALFA! ¡VINE CON BETA! —se escucharon los gritos de Tabitha del otro lado de la puerta— ¡Es urgente Alfa, tiene que venir con nosotros! —gritó esa mujer loba que no se rendiría fácilmente. Alfa Rezef frunció el ceño y en ese momento, detuvo sus embestidas. Esa belleza de hembra de Cielo Esmeralda que se aferraba a su escultural cuerpo de macho. Se le quedó viendo a Rezef, una expresión que causó que el corazón de él se agite al ver la mezcla entre dulzura y deseo con la que ella lo veía. No quería que pare… Ella quería seguir. No quería que se fuera… Ella lo quería entre sus brazos esa noche. Él sentía cómo ella se aferraba a él casi con un desespero y suplica que lo hizo emocionarse y excitarse aún más… ¡AL CARAJO TODO! Pensó ese Rey Alfa. ……. Del otro lado de la puerta:
Alfa Rezef, nada más se basaba en lo que él quería que así fuera, esto según sus "sospechas", algo que era inaceptable para Beta Aiden. Él quería ver a Tabitha en la posición que se merecía… ¡Cómo la Luna de la manada! —¡¡M@LDITA PERRA DESGRACIA ESA!! —alzó la voz con furia, Tabitha. Seguidamente esa hembra dio una fuerte patada a la pared cercana a la ventana abierta. Beta Aiden suspiró, sintiéndose mal por ella. —¡QUIERE QUITARME LO QUE ES MÍO! ¡Lo que tanto me costó trabajo conseguir! ¡Por lo que tanto he luchado y esperado! ¡Esa cualquiera viene como si nada y ya lo quiere todo! —gritaba furiosa y desesperada esa mujer loba que se devolvió por donde había ingresado. Beta Aiden cerró la ventana y de inmediato fue detrás de Tabitha. —¡Espera, Tabitha! ¿A dónde vas?, tenemos que ir a resolver los problemas con las trampas y- —¡NO ME IMPORTAN LAS M@LDITAS TRAMPAS! —gritó Tabitha deteniendo sus pasos y volviendo a ver hacia atrás a ese Beta. Ella frunció el ceño y
Las manos de Maray se posaron suavemente en las mejillas de ese Alfa. Sintiendo sus cuerpos rozarse continuamente, mientras sus labios se encontraban unidos en un beso apasionado que no dejaba de intensificarse entre el sudor de ambos que se mezclaba, y el aroma de ese Alfa que llenaba la habitación. Reina Maray podía sentir el deseo latente de ese hombre lobo por tomarla… Por tomarla salvajemente y hacerla suya… Un ardiente y arrollador deseo sexual que no estaba muy lejos de lo que ella sentía y quería también. Quería disfrutar más del cuerpo de ese Alfa, ese que traía una extraña paz a su corazón en cada uno de sus encuentros íntimos, aunque terminaba un poco adolorida no podía negar que se sentía satisfecha, como si él fuera ese lugar en el mundo donde ella más encajaba. Una sonrisita maliciosa curvó los labios de esa hembra, cuando Alfa Rezef dejó de besarla, antes de que él continúe. Ella se le adelantó, posando sus manos en los hombros de ese fuerte macho… POF~ ¡LO EM
Alfa Rezef la agarró de las pantorrillas, levantando las piernas de Maray lo suficiente. Ella confundida se perdía en la mirada deseosa de ese Alfa, hasta que sintió de golpe la primer embestida, cuando él sin piedad la penetró. Reina Maray no pudo evitar soltar sus gemidos uno tras de otro, a la vez que él continuaba como si estuviera fuera de sí explorando a fondo su húmedo interior. Veía la expresión de ese Alfa, esa de excitación mientras los mechones oscuros de su cabellera negra caían en su rostro, húmedos ante el sudor de él. A Maray, ver a su mate así, le pareció una escena candente, él era realmente un digno Alfa bastante atractivo. Uno que… Era de ella. Suyo. Su destinado. Maray tensó su mandíbula, aferrando sus manos a las sábanas con fuerza, mientras sentía cómo una y otra vez su interior recibía a ese Alfa con gran anheló y desespero, ardiente de placer, permitiéndole entrar y salir a ese grande miembro masculino con facilidad, por el exceso de los fluido