¡Le importaba un carajo a Maray si alguien los escuchaba o ingresaba!… Lo estaba disfrutando tanto, disfrutaba cada sensación en la que ese macho invadía su femineidad con movimientos placenteros. —¡ALFA! ¡VINE CON BETA! —se escucharon los gritos de Tabitha del otro lado de la puerta— ¡Es urgente Alfa, tiene que venir con nosotros! —gritó esa mujer loba que no se rendiría fácilmente. Alfa Rezef frunció el ceño y en ese momento, detuvo sus embestidas. Esa belleza de hembra de Cielo Esmeralda que se aferraba a su escultural cuerpo de macho. Se le quedó viendo a Rezef, una expresión que causó que el corazón de él se agite al ver la mezcla entre dulzura y deseo con la que ella lo veía. No quería que pare… Ella quería seguir. No quería que se fuera… Ella lo quería entre sus brazos esa noche. Él sentía cómo ella se aferraba a él casi con un desespero y suplica que lo hizo emocionarse y excitarse aún más… ¡AL CARAJO TODO! Pensó ese Rey Alfa. ……. Del otro lado de la puerta:
Alfa Rezef, nada más se basaba en lo que él quería que así fuera, esto según sus "sospechas", algo que era inaceptable para Beta Aiden. Él quería ver a Tabitha en la posición que se merecía… ¡Cómo la Luna de la manada! —¡¡M@LDITA PERRA DESGRACIA ESA!! —alzó la voz con furia, Tabitha. Seguidamente esa hembra dio una fuerte patada a la pared cercana a la ventana abierta. Beta Aiden suspiró, sintiéndose mal por ella. —¡QUIERE QUITARME LO QUE ES MÍO! ¡Lo que tanto me costó trabajo conseguir! ¡Por lo que tanto he luchado y esperado! ¡Esa cualquiera viene como si nada y ya lo quiere todo! —gritaba furiosa y desesperada esa mujer loba que se devolvió por donde había ingresado. Beta Aiden cerró la ventana y de inmediato fue detrás de Tabitha. —¡Espera, Tabitha! ¿A dónde vas?, tenemos que ir a resolver los problemas con las trampas y- —¡NO ME IMPORTAN LAS M@LDITAS TRAMPAS! —gritó Tabitha deteniendo sus pasos y volviendo a ver hacia atrás a ese Beta. Ella frunció el ceño y
Las manos de Maray se posaron suavemente en las mejillas de ese Alfa. Sintiendo sus cuerpos rozarse continuamente, mientras sus labios se encontraban unidos en un beso apasionado que no dejaba de intensificarse entre el sudor de ambos que se mezclaba, y el aroma de ese Alfa que llenaba la habitación. Reina Maray podía sentir el deseo latente de ese hombre lobo por tomarla… Por tomarla salvajemente y hacerla suya… Un ardiente y arrollador deseo sexual que no estaba muy lejos de lo que ella sentía y quería también. Quería disfrutar más del cuerpo de ese Alfa, ese que traía una extraña paz a su corazón en cada uno de sus encuentros íntimos, aunque terminaba un poco adolorida no podía negar que se sentía satisfecha, como si él fuera ese lugar en el mundo donde ella más encajaba. Una sonrisita maliciosa curvó los labios de esa hembra, cuando Alfa Rezef dejó de besarla, antes de que él continúe. Ella se le adelantó, posando sus manos en los hombros de ese fuerte macho… POF~ ¡LO EM
Alfa Rezef la agarró de las pantorrillas, levantando las piernas de Maray lo suficiente. Ella confundida se perdía en la mirada deseosa de ese Alfa, hasta que sintió de golpe la primer embestida, cuando él sin piedad la penetró. Reina Maray no pudo evitar soltar sus gemidos uno tras de otro, a la vez que él continuaba como si estuviera fuera de sí explorando a fondo su húmedo interior. Veía la expresión de ese Alfa, esa de excitación mientras los mechones oscuros de su cabellera negra caían en su rostro, húmedos ante el sudor de él. A Maray, ver a su mate así, le pareció una escena candente, él era realmente un digno Alfa bastante atractivo. Uno que… Era de ella. Suyo. Su destinado. Maray tensó su mandíbula, aferrando sus manos a las sábanas con fuerza, mientras sentía cómo una y otra vez su interior recibía a ese Alfa con gran anheló y desespero, ardiente de placer, permitiéndole entrar y salir a ese grande miembro masculino con facilidad, por el exceso de los fluido
Ante el brillo del sol matutino, Maray entrecerró sus ojos al salir de la mansión. La brisa fresca de la mañana mecia su larga cabellera de ese falso tono oscuro. Alfa Rezef se encontraba esperando por ella en el jardín frontal… Sin embargo, no estaba solo. De pie al lado de ese imponente hombre lobo, se encontraban, Beta Aiden y Tabitha. La sola presencia de esa hembra de Luna Plateada, causaba que la loba de Maray, enfureciera. Un caso similar sucedía con esa hembra prometida de Alfa Rezef. Entre más se acercaba Maray, Tabitha tensaba su expresión, y mostraba sus colmillos sin ser capaz de ocultar su odio hacia esa Reina de Cielo Esmeralda. « ¡M@ldita fácil! ¿Es que vive en celo todo el tiempo?, seducir a Rezef anoche en un pasillo y obligarlo a irse por una ventana es denigrante para mi Alfa… » , hablaba Tabitha con su loba, Thara. —¿Se puede saber a qué se debe esta "reunión" al aire libre, Alfa? —le preguntó Maray cuando se detuvo a poco más de un metro de dis
—Nosotros también tenemos que irnos —le habló Alfa Rezef a Maray, esta vez su tono de voz pacífico, él la tomó de la mano—, el viaje es largo y- —¡DILO! —forcejeó Maray, soltándose del agarre que ese Alfa ejercía en ella. —¿Decir, qué? —Pedirme como un "buen Rey cordial" que te ayude~ —sonrió ella altiva. Ese Alfa de Luna Plateada frunció el ceño. —¿Te estás burlando de mí? —arqueó él una ceja, inclinándose hacia su Luna temporal. —¿Tan orgulloso eres, Alfa?, pensé que querías mi amor~ —Ja~ noo~ si la orgullosa aquí eres tú, Luna~ Sé que estás tranquila sin cumplir las cláusulas porque sabes que tú eres mi mate y no existe una Maray que debas buscar, además de que… Probablemente buscas destruirme. —No soy ella, pero estando tan seguro de que lo soy, ¿Vas a confiar en mí, para ayudarte en un problema fronterizo?, "podría querer tu destrucción"~ —sonrió ella burlista. Alfa Rezef podía sentirse molesto por la actitud de esa hembra. Sin embargo… ¡Su corazón se emociona
Maray se concentró, con un susurro bajo, ella cerró los ojos y alzó una mano, evocando un hechizo. Un suave resplandor de un hermoso rojo escarlata iluminó su palma, una aura mágica envolvió el área, el viento comenzó a soplar a sus alrededores, soltando las hojas de los árboles, que caían y se arremolinaban en los alrededores. ¡Tabitha se quedó impactada! La presión en la atmósfera era palpable. Sintió una incomodidad en su pecho, que no era más que… ¡ENVIDIA! Entendía porqué un lobo ambicioso como Rezef estaba encantado con esa Reina Dayan de Cielo Esmeralda… La respuesta era simple… ¡ERA PODEROSA! Al menos, eso fue lo que dedujo y pensó Tabitha. Gracias a su hechizo de composición, esa poderosa Reina híbrida, detectó las energías perturbadas que habían alterado las trampas. La espesura del bosque los envolvía en un silencio inquietante, cuando Maray finalizó de reparar las trampas de esa zona. Alfa Rezef que había llegado, después de revisar la zona y al ver el b
—¿Bebés? —le preguntó Alfa Rezef a Maray, aún más reacio a dejarla ir. Él, la jaló con gran fuerza, sacando a esa hembra del círculo de sangre. —¡¿QUÉ HACES?! —gruñó Maray furiosa, empujándolo con gran fuerza. ¡PUM! Ese Alfa terminó retrocediendo al punto que su espalda pegó con fuerza en uno de los árboles cercanos, su mirada de sorpresa, viendo atónito a esa Reina, que estaba totalmente fuera de sí. Rápidamente, Rezef intentó mantener la cama. —Maray, ¿qué tienen los cachorros? Ella de pie frente a ese hombre lobo lo veía con molestia y altivez. Frunciendo el ceño, lo ignoró sin considerar necesario explicar. Primero… ¡NO TENÍA TIEMPO DE DARLE NINGUNA EXPLICACIÓN! Ella regresaba al círculo. Pero Alfa Rezef tampoco era alguien que aceptara ser ignorado y rechazado fácilmente. Tap~ La agarró él por la espalda rápidamente aprisionando a esa hembra entre sus fuerzas brazos. —¡Suéltame! —le exigió ella, furiosa al punto que su rostro lucía rojo de la ira.