Rezef sentía repulsión de solo ver a la Reina Alfa de Noche Carmesí. La figura imponente de esa experimentada Alfa hembra, que desde hace cuatro años atrás no dejaba de meterse contra su manada. —¡Habla ya, Ginne! ¿Qué quieres? ¿Por qué esta absurda reunión secreta? Tap~ tap~ Los pasos de los tacones de esa Alfa se escucharon en el piso viejo de madera, mientras ella se asomaba desde la ventana hacia el exterior y los alrededores. Su mirada analista y cautelosa. —Parece que has cumplido, Rezef. No has traído a nadie más contigo… Rezef guardó silencio. ¡Por supuesto que sí llevó lobos consigo!, no era tan estúpido para ir a ver a su enemiga solo, sin embargo, los dejó esperando en una zona alejada y ocultos. —No me hagas perder mi tiempo, Ginne. ¿Qué demonios quieres? La Alfa de Noche Carmesí, cuya figura alta e imponente, lucía ropas marrones y una capa de piel de oso, se cruzó de brazos, mostrando una sonrisita a Alfa Rezef. —Tregua~ no seguiré atacando a Luna
La cálida sensación de esos fuertes brazos masculinos, reteniendo a Maray de la cintura, le provocaron a esa hembra un estremecer en todo su cuerpo. Ella volvió a ver hacia atrás, a ese imponente hombre lobo que la tenía aprisionada. —Po… Podrías soltarme —habló intentando mantener la cama y "guardar las apariencias". Sin embargo, era un tarea difícil de lograr. Ella estaba completamente desnuda a excepción por la camisa negra manga larga de Rezef, que llevaba puesta, misma que se le enrolló un poco al momento de ella caer sentada en las piernas de él. Sus muslos complemente al descubierto, mismos que fueron rápidamente cerrados por ella, que no quería terminar descontrolada cediendo ante ese hombre lobo, de nuevo. Alfa Rezef acercó sus labios al oído de su Luna temporal y susurró: —Nuestros bebés están bien. Están al cuidado de Liza. —¿Nuestros? —arqueó de inmediato una ceja, esa inquieta hembra. Ante las palabras de su Alfa, dando por un hecho que esos mellizos eran
Aún así, la información que Maray le dio a ese Alfa, fue totalmente creíble, hasta para Rezef, alguien desconfiado. De modo, que pasó por alto ese día que Maray pasó en cama con fiebre alta. —Así que… Es eso… —susurró él, sin poder quitarle la mirada de encima, a esa belleza de hembra vestida de rojo sangre. Ese Alfa tragó saliva, notando que hasta su lobo se sentía atraído por esa Reina de Cielo Esmeralda. Maray llevó su dedo que aún sangraba hasta su boca, chupándolo sensualmente delante de ese Alfa, acto que fue como si echarán leña al fuego. Al punto que sintió la excitación física en el interior de su pantalón. —¿Ahora sí me puedo ir, Alfa?~ —le preguntó ella con una sonrisita burlista. ¡Por supuesto que estaba buscando provocarlo! Que él vea su poder, su talento, su grandeza y su belleza. Que vea que es una Reina Alfa digna y capaz… Una que aunque por el momento está con él… NO LE PERTENECÍA. Ese Rey Alfa, simplemente asintió. Maray se marchó de ahí, esforzá
Reina Maray sentía la cálida sensación del contacto con su Beta, el cual apoyaba su frente en el hombro de ella. —Sé que te preocupas por mí, Beta… Pero… —susurró ella en un hilo de voz. —¿Maray, acaso tú, te estás enamorando de Rezef…? —le preguntó él, mientras tenía sus manos aferradas a los brazos de esa Reina— No lo hagas. No cometas ese error… Maray en ese instante, sintió cómo la presión que ejercía ese Beta en los brazos de ella, aumentó. Comprobando que él estaba nervioso o quizá… ¿Furioso? Ella no era de tener tal cercanía con Beta Aeron y él tampoco era de mostrarse tan íntimo con ella, como en ese instante se atrevió a hacerlo. ¿Quizás eran… Celos? Esa Reina atribuyó el comportamiento de su Beta a los celos, después de todo… Ella sabía que ese hombre lobo estaba enamorado de ella, o al menos. Todo en él le indicaba eso. —No. La respuesta de esa Reina de la manada Cielo Esmeralda, fue totalmente directa y fría. Tanto así que alivió el corazón de ese Beta. É
—Connie no puedes hablar de eso. Mucho menos gritarlo —la regañó fríamente, Maray. Connie se soltó, forcejeando con Maray. —¡¿Por qué?! ¡Es la verdad! ¡Él no se siente como tú! —decía la cachorra sin comprender, mientras señalaba a Beta Aeron— ¡Pero el señor malo de la mansión, sí! —hizo ella un puchero, refiriéndose a Alfa Rezef— ¡Connor está mal! ¡Connor debe sentirlo igual! ¡Él miente! ¡Siempre miente! Aún con las palabras en desesperación de la cachorra, Connor en un mar de lágrimas negó y se lanzó a abrazar a Beta Aeron, sin querer soltarlo. —¿Por qué eres así…? —preguntó Connie haciendo un puchero. La cachorrita comenzó a llorar y se fue corriendo rápidamente de ahí, en dirección al lago. Maray suspiró preocupada, viendo a su hija en ese estado. —¡Iré por ella, quédate con Connor! —le indicó ella a su Beta y fue tras la cachorra. ……. Unos minutos después. Maray alcanzó a su hija, la cual estaba sentada a la orilla del lago abrazando sus piernas, entre lágrimas. E
—¿Cómo puedes estar tan seguro, de que esos cachorros son tuyos, Alfa? Ante la pregunta de Beta Aiden, Alfa Rezef, volvió su fría mirada hacia su medio hermano menor. —Ella es Maray. Así que ellos tienen que ser míos, dada su edad aproximada. —¿Es enserio? —le preguntó Beta, arqueando una ceja— ¡Hermano reacciona!, no puedes aferrarte a una idea o una "suposición" tan básica y sin fundamentos. Con Tabitha lo tienes todo, ambos se conocen desde siempre y ella te ama demasiado, es la mejor loba de la manada, una digna- —¿Puedes dejar de hablar de ella como si fuera una m@ldita diosa? —interrumpió ese Alfa a su Beta, haciendo una expresión de incomodidad. Beta Aiden, suspiró y pasó su mano por su cabellera oscura rizada. —Ella debe ser Luna. Es la loba perfecta para la manada, ambos lo sabemos, Alfa. —Nunca dije que ella no lo sería —recalcó Rezef, causando que Beta de sorprenda—. Sigue siendo mi plan B. Lo dije anteriormente y te lo repito ahora. La manada es mi prioridad
—¿Obligar?~ —cubrió ligeramente su boca con su mano ese Beta, tratando de disimular su risa—. No eres muy romántico, Alfa. Siempre lo he sabido, pero… Si ella es Maray. Los motivos para odiarte son MUY GRANDES y también VÁLIDOS. Tienes que trabajar duro en que baje su guardia y caiga ante ti. —¿De qué hablas?, no le hecho nada malo. —Mataste a Ginne. Heriste a los lobos de Noche Carmesí. La encadenaste a tu cama y… Sabes el resto perfectamente bien. —¿Matar a Ginne? —se cruzó de brazos ese Alfa, con un brillo de molestia y frialdad en su mirada. "Me hubiera encantado ser yo el que desviva a la muy m@ldita, pero… La desgraciada de Ginne, era demasiado poderosa…" Pensó Alfa Rezef, su orgullo impidiéndole confesar la verdad de lo ocurrido ese día a absolutamente NADIE. —Si. Solo eso es motivo suficiente para querer matarte —recalcó Beta hablando de Maray. —Entonces, solo tendré que obtener su perdón —dijo ese Alfa, con total tranquilidad. —¿Así de fácil?, Alfa, disculpa
—¿Él?, no… Son festivales hechos para diversión de la manada, Alfa no suele ir a ellos pero a veces se da una vuelta para ver que todo marcha bien y- —Sí. Entiendo… —interrumpió Maray a esa Omega— Así que en dos días… "¿Por qué me siento tan vacía?… Es solitario… Estar en un lugar donde eres marginado y Beta se fue hoy mismo del territorio…" Pensaba Reina Maray, mientras acompañaba a Liza a la salida. Una vez que la Omega cruzó el umbral de la puerta, marchándose. ¡Maray se sorprendió! —¿Rezef…? —susurró para sí misma, sintiendo el aroma de ese Alfa y su presencia antes de que él siquiera fuera visible. "¿Debería cerrar la puerta y hacerme la dormida? ¡Debería evitarlo!" "No… Quizá solo anda de paso a un sector cercano y tiene que cruzar este pasillo… Sí… Puede ser eso, ¿por qué vendría a buscarme?" "Además, si me quedo aquí sería como si lo estuviera esperando y él sospecharía aún más que puedo sentirlo" Clac~ Un pequeño sonido se produjo cuando Maray cerró la pue