•••••••••• En el corazón del frondoso bosque Sur, del territorio de la manada "Luna Plateada". La cálida luz del sol se filtraba a través de las ramas de los altos árboles de gruesos troncos cubiertos de musgo, enredaderas y pequeñas plantas. Rodeados por la exhuberante naturaleza que lucía sus colores oliva, turquesa y más variantes de verdes vívidos. Los Betas, Aiden y Aeron, se preparaban para las pruebas que definirían su destino. Una curiosa y caprichosa apuesta de Luna, que fue aceptada y ejecutada por Alfa Rezef. Los sonidos de la naturaleza se escuchan en su alrededor. Los suaves murmullos de un arroyo a la distancia, percibidos por los oídos de esos hombres lobos. « Ahora. Prepárense » , anunció Thara, la loba de Tabitha. En su imponente forma lobuna, hermosa de un pelaje oscuro como la noche. Tras el aviso de la loba de Tabitha, que como líder de rastreo y la mejor loba de la manada Luna Plateada que trabajaba en las fronteras. Le fue encomendada la
La brisa nocturna soplaba, llevando consigo el aroma de la tensión junto a las hojas que caían de los altos y frondosos árboles en los alrededores de la plaza. Los murmullos de los lobos espectadores, resonaban, mientras los dos Betas se preparaban, listos para el "duelo de sus poderosas bestias". Beta Aeron, el astuto estratega que una vez fue la mano derecha de Alfa Ginne, sabía que la lucha no solo pondría a prueba su fuerza, sino también su ingenio… Aún mejor… ¡CONOCÍA A BETA AIDEN! Aunque este no lo reconozca, Aeron sabía cómo combatir con ese ágil lobo de Luna Plateada. Beta Aiden, que había estado entrenando bajo la tutela de Rezef, tenía una gran confianza en sí mismo. Desconocía a ese Beta de Cielo Esmeralda. Pero lo subestimaba… Pensando: ¿Qué tan bueno sería un Beta de una manada que nadie conoce y acaba de emerger? ¡¡De repente, el aullido del anuncio del combate se escuchó!! ¡PUUUM! Ambos lobos se lanzaron uno contra el otro, sus cuerpos en
POOF~ La espalda de Maray pegó con fuerza contra el grueso tronco de un árbol, eso, cuando Alfa Rezef la bajó con brusquedad de su hombro. Ella de pie, recostada a ese tronco, levantó la mirada. Entre la oscuridad de la noche, y la luz plateada de la luna que se filtraba por las grandes ramas de esos frondosos árboles. Maray escuchaba el leve sonido de las mismas ramas chocando entre sí, mientras eran mecidas por el viento nocturno. El aire puro ligeramente helado, que entraba por su nariz llenando sus pulmones. El murmullo de los animalillos nocturnos… Y principalmente… Ese Alfa. El exquisita aroma de ese macho que sacudía todo su ser, que estremecía su cuerpo, aceleraba su corazón y por supuesto… Le ponía nerviosa, ansias… Inquieta. —¿Por qué me has traído hasta- —Calla… —susurró Alfa Rezef, cuyos largos pasos le hicieron acercarse en cuestión de segundos a esa hembra que lo veía hacia arriba confundida. En ese instante, él se inclinó, sus brazos a los costados de Mara
Reina Maray se veía digna, una loba imponente y fuerte que mostraba su aura de grandeza. « Si ese que peleó contra mi Beta, era… Aeron, entonces, ella tiene que ser… Maray, no hay otra explicación… » , habló Alfa Rezef con su lobo. « ¡Es ese maldito Beta de Noche Carmesí! No me equivoco, Rezef. » , le respondió el lobo, Ray Rezef se quedó viendo cómo Reina "Dayan", se alejaba de ahí, buscando salir de las profundidades del bosque al que él la llevó. « En ese caso… Quiero saberlo todo… ¿Por qué se ocultan? ¿Es por mí? ¿Cómo lo logran? ¿Qué clase de poderosos hechizos utiliza mi… Mi luna? » , comentó Alfa Rezef a su lobo, mientras seguía los pasos de Maray caminando unos metros detrás de ella. « No lo sé… Puede que tenga que ver con el Círculo Escarlata y su experiencia con los años. Pero hay algo más importante que estás omitiendo, Rezef » , comentó Ray. « ¿Si? ¿Cómo qué? » « Los mellizos. No deben ser nuestros. No existe ni una sola conexión y uno es ciego, nuestros ge
Mientras Alfa Rezef había comenzado a caminar entre el bosque. Cargando a esa Reina de Cielo Esmeralda, en sus brazos. Ella no tenía idea de a dónde él la llevaba y mucho menos le tomó importancia. ¡Su mente estaba hecha un lío! "¿Qué buscas de mí, Rezef? ¿Mi perdón? ¡Eso jamás lo tendrás!" "¡ERES MI OBJETIVO A DESTRUIR!" "¡Mataste a mi madre! ¡Destruiste mi manada! ¡Tomaste mi territorio! ¡Me dejaste embarazada a la fuerza!" "¡Eres un maldito Alfa que únicamente piensa en si mismo!" Entre mas Maray pensaba y recordaba el pasado, más enfurecía… Sin embargo, ella no hacía el intento de bajarse de los fuertes brazos de ese hombre lobo. Alfa Rezef iba abriéndose paso ágilmente en la montaña y sobre grandes rocas. Iluminados por la luz de la luna que se filtraba entre los árboles del sendero. Cuando Maray reaccionó se dio cuenta que ya no podía escuchar el bullicio de la fiesta en la distancia… Nada más que los sonidos de los animalillos nocturnos del bosque, nada más q
De entre la espesura del bosque, apareció Beta Aiden, su amigo de toda la vida. —¡Tabitha!, que bueno que estás bien~ —sonrió Beta Aiden con dulzura. Sus ojos, llenos de preocupación, se encontraron con los de Tabitha, y en ese instante, una chispa de esperanza iluminó el corazón de esa hembra. A pesar de la propia vida que ese Beta tenía, del matrimonio con Liza, Aiden siempre había tenido un lugar especial para Tabitha en su corazón… Uno que ni siquiera el destino podía borrar. En su desconsuelo, ella corrió hacia él, se aferró a su pecho, y sus lágrimas comenzaron a fluir aún más que antes. —¡WHAAA! —un grito de dolor, uno desgarrador, producido por esa hembra. Beta Aiden, viendo a Tabitha sufrir, se sintió mal por ella, él la levantó con fuerza cargando a esa hembra en sus brazos, su cuerpo cálido brindándole un consuelo momentáneo. Comenzaron a avanzar por el sendero, rodeados de árboles majestuosos. La suave brisa acariciaba sus rostros, el aroma a tierra y hier
La luna llena iluminaba ese antiguo templo sagrado de la manada"Luna Plateada", un coloso de piedra que se alzaba imponente en medio de la oscuridad de la noche. Sus muros estaban cubiertos de enredaderas, y grandes estatuas de lobos parecían cobrar vida bajo la luz de la luna; los ojos planteados de dichas estatus, estaban brillando como diamantes en medio de la penumbra. Reina Maray, guiada por la mano poderosa de Alfa Rezef, sentía una mezcla de confusión y curiosidad que la envolvía. Ambos de pie frente a ese majestuoso templo milenario. El aire estaba impregnado de un curioso misterio, el suave viento se hacía presente, meciendo sus oscuras cabelleras. El Rey, Alfa Rezef, con su figura alta y dominante, irradiaba frialdad… Un aspecto que a muchos los pondría alertas, aún más porque ese Alfa dominante era muy poderoso… Pero Maray no le temía. Reina Maray no podía evitar sentirse atraída por él, por esa ferocidad y majestuosidad, su corazón latía con fuerza, como si inte
Ella se acercó hacia ese Alfa, un paso… dos… no… no era suficiente. ¡Maray rápidamente quedó frente a Alfa Rezef! Ella sintiendo la tensión en el aire que los rodeaba. Sintiendo la emoción en su corazón y su cuerpo, pero también… La de él. —¿Me has contado todo esto, porque crees que soy tu mate en fuga? —cuestionó ella, con una chispa de desafío en sus ojos falsamente de tono marrón—. No soy esa mujer que te vuelve loco. Soy la Reina Dayan, de Cielo Esmeralda, una Alfa sin mate; me apareé con mi Beta para tener mi descendencia. Esa soy yo. Alfa Rezef no parecía convencido, por más que ella le dijera todo eso. Sus pensamientos eran un torbellino de dudas y atracción, mientras sus finos ojos grises claros, que brillaban como plata a la luz de la luna, se clavaban con intensidad en su Luna temporal. ¡Sin previo aviso, él la tomó en sus fuertes brazos, arrinconándola contra un pilar del templo! —AH~ —un gritito salió de Reina Maray que terminó arrinconada entre el pilar y ese