El lobo, cuyo pelaje era tan oscuro como la noche misma, poseía unos ojos afilados y llamativos de un tono amarillento característico de los lobos de esa manada. —Alfa, he regresado de mi misión —informó de inmediato, Beta Gaspar, al Rey Alfa Dalton —Tengo noticias sorprendentes —añadió. —Lars, tú te encargarás de asegurar que todos cumplan con los ejercicios en mi ausencia —ordenó ese imponente lobo Alfa, cuya sola presencia irradiaba majestuosidad, frialdad y peligro—. Sígueme mi Beta —le dijo a Gaspar, yendo a las profundidades del bosque desde el sector contrario al de los ejercicios. ……. Una vez que se alejaron lo suficiente. Alfa Dalton, en su forma lobuna aún, de inmediato habló a Gaspar: —¿Qué averiguaste? —le preguntó ese Alfa, expectante. —Alfa, no logré pisar el territorio de la manada de "Luna Plateada", ellos son muy estrictos con su vigilancia, tendría que ser una criatura mágica para infiltrarme con éxito, siempre protegen sus fronteras —explicaba ese lobo mi
—¡Haz lo que quieras! —gruñó Alfa Rezef, yéndose de ahí, molesto. CLANK~ Sonó el portazo provocado por ese hombre lobo que salió de la casa. Maray se sorprendió, parpadeando varias veces. "¿Y ahora, qué le pasa?" Se preguntó ella. Sin embargo… En su interior ese hecho le dio paz. Estar cerca de ese macho le era difícil. Sobre todo después de sus votos en la ceremonia. Desde que juró esa noche de Luna llena amarlo y aceptó que fuera su Alfa frente a ambas manadas. Desde entonces, esa conexión invisible pero tan real como el aire que respiraba, se fortaleció. Sentirlo, olerlo, desearlo… ¡TODO IBA EN UN MALDITO AUMENTO! « Si tan solo existiera una manera más de romper nuestro vínculo… » , se quejaba Maray hablando con su loba, mientras ella comenzaba a subir las escaleras rumbo a la segunda planta. « No la hay… Debe ser un rechazo mutuo o bien, su muerte. » , le respondió Arin, su loba. « Es por eso que tengo que matarlo. Para un rechazo mutuo él tiene que conocer
Ella desvío su camino a mano derecha, comenzando a adentrarse entre el césped. Entre más avanzaba, la altura del césped más crecía. Entre el aroma de la tierra, hiervas y la frescura del clima… Entre el olor de las flores silvestres, y los animalillos en las profundidades del bosque, la esencia de su mate a la que tan sensible siempre fue… Resultaba opacando todas las demás. Luna Maray detuvo sus pasos. Ella podía olerlo, ella podía sentirlo, él a ella no. Un extraño sentimiento de dolor llegó a su corazón, era leve, pero incómodo. "¿Qué…?" Ella negó con su cabeza rápidamente, comenzando a subir a pasos lentos por una colina de tierra bañada en pasto semi alto, llegó a la espesura entre los árboles. Un poco más… Y ella se escondió al ver a ese Alfa de pie, ahí. ¿Qué hacía ahí y solo…? Esa pregunta cruzó por la mente de Maray, que con sorpresa vio como una de sus manos tenía manchas rojas carmesí. ¡SANGRE! Ella creyó que estaba viendo mal, pero esa Reina tenía u
Reina Maray apresuró sus pasos, hasta llegar frente a ese Alfa, deteniéndose a un solo paso de distancia de él. Ella levantó su mirada, sin embargo lo veía retadora, fría, con un brillo de firmeza en esos ojos falsamente de tono marrón. —¡Te dije que NO te metas en la crianza de mis cachorros!, ¿qué parte de eso no te queda claro? Una semi sonrisa curvó los labios de ese alto hombre lobo, que inclinándose hacia ella rozó con su mano levemente la mejilla de Maray. —¿Con quién crees que hablas?, recuérdalo. Tú viniste a mí~ tú diste el primer paso y no porque supieras que tenía a tu cachorra. Lo hiciste porque me necesitas~ —le susurró él con su voz gruesa y a la vez poderosa. Su mano bajando lentamente de la mejilla izquierda de Maray hacia el cuello de ella—. ¿Te enoja la verdad?, acostúmbrate, Luna. Estás arruinando a ese cachorro, criando a un lobo que no podrá valerse por sí mismo. —¡MALDITO! —gruñó Maray con furia, frunciendo el ceño ella apoyó sus manos en ese alto mac
« Llegué a la villa. Por costumbre revisé todas las trampas de los alrededores, pero… Una de ellas estaba mal y terminé con un rasguño en mi mano… Era como si hubiese sido alterada. ¿Tienes alguna idea? » , le pregunto Alfa Rezef, pensando que alguien pudo intentar ingresar al territorio de Luna Plateada por ese sector. « ¿Una trampa dañada?, no… No lo sé Alfa, pero puedo ir con Tabitha y el equipo de seguridad. Vamos a analizarlas todas en todo el territorio, para cuando vuelva todo estará en orden y daré mi reporte » , le respondió ese Beta, que también era su hermano menor. « Perfecto. Te lo dejo a ti » •••••••••• En el interior de la casa. ¡CLANK! Sonó la puerta cuando Maray la cerró de golpe, quedando a solas en la habitación principal. La sirvienta ya había terminado de ordenar todo y no se encontraba ahí. Ella vio sus cosas desempacadas, todo junto a lo de ese Alfa. ¡Sintió un escalofríos recorrer su cuerpo! Una mezcla de incomodidad, odio y a la vez… U
Desde la ventana de esa habitación principal, Luna Maray, miró fijamente a Alfa Rezef, con determinación en sus ojos. Ella sin decir una palabra, sonrió… Una sonrisita traviesa y seguidamente, se lanzó por la ventana. —¡Reina Da- Antes de que Alfa Rezef terminara de hablar. Ella se transformó en una loba. ¡Maray había tomado su forma falsa de loba frente a ese alto hombre lobo! Majestuosa, de pelaje oscuro como la noche, hermosa, una mirada penetrante y fina, unos ojos de un tono marrón ligeramente rojizos, un aura que causaba una fuerte impresión. Alfa Rezef se quedó sorprendido ante la belleza de la figura que se mostraba frente a él. Con un poderoso aullido, esa loba lo vió fijamente. La loba de Maray se acercó lentamente a Alfa Rezef, quien se quedó atónito ante la presencia de esa hembra poderosa que cautivaba su mirada. Un pensamiento fugaz cruzó por la mente de ese macho al verla: "Hermosa…" En ese instante, Reina Maray le pidió a Alfa Rezef que le diera un re
Maray se sorprendió al escuchar a ese macho. Recordó la escena de Rezef herido hace poco y unió de inmediato esos cabos. Nuevamente, la loba de Maray se dejó guiar por ese macho. A medida que continuaban su recorrido, la tormenta que amenazaba, finalmente comenzó… Las gotas de lluvia caían con fuerza, empapando sus pelajes oscuros. Los relámpagos iluminaban el cielo y los truenos retumbaban en el bosque cuyas copas de los árboles se mecían con gran fuerza. Aún con ese clima, esa pareja de lobos, continuó adelante, explorando cada rincón del territorio. Alfa Rezef se dio cuenta de que más allá de la apariencia de la loba de Maray, había una valentía y determinación en ella que a él le llamaba poderosamente la atención. Ssshuuuzz~ A distancia un curioso sonido fue percibido por las orejas alertas de la loba de Maray. ¡AGUA! Pero no la que caía por la tormenta. De inmediato, ella se alejó de Alfa Rezef sin importarle la advertencia de las trampas. Esa enorme loba corr
—AY~ —Reina Maray soltó un gritito, cuando cayó sentada en el piso rocoso. Alfa Rezef frunció el ceño, soltando un sonido de molestía con sus dientes. —Tsk~ ¿Y ahora qué tienes? —le preguntó él, de mala manera, poniéndose de pie se acercó a esa mujer loba. El sonido de los pasos de ese alto hombre lobo eran escuchados con gran profundidad por los oídos de esa hembra. El olor de él y hasta su calor a tal distancia, eran percibidos por ella, que se sentía extremadamente sensible. La respiración de esa hembra estaba agitada, sentada en el suelo rocoso de rodillas, su cuerpo tembloroso, sus manos hechas puños se apretaban con tal fuerza que sus uñas la lastimaban. ¡¡ALGO NO ANDABA BIEN!! Maray sentía cómo el sudor caía lentamente por su piel húmeda, debido a el agua de la lluvia y el río en el que estuvo solo unos minutos atrás, a punto de ahogarse. —¡ALÉJATE! —le gritó furiosa esa hembra, cuando sintió que Alfa Rezef estaba a pocos metros de distancia. —Pareces