Capítulo 52: Ya soy tu Luna.

—No… No me marques —le pidió Maray a ese enorme Alfa que estaba sobre ella.

"¡Si lo hace, nada me asegura que no me reconozca de inmediato!"

"¡No! ¡Definitivamente se dará cuenta!"

Pensó ella con nerviosismo.

Ese hombre lobo sonrió, una sonrisa maliciosa y juguetona. Una de sus grandes manos recorría uno de los muslos desnudos de Maray, aún húmedo por la mezcla del agua y sudor.

La respiración de esa mujer loba acalorada, su corazón acelerado causando un vaivén de sus senos que subían y bajaban, ella lo veía fijamente a él, tragando saliva con inquietud a la espera de una respuesta de ese macho.

Alfa Rezef se inclinó. Con su olfato buscaba percibir si quiera un poco de esa hembra, pero…

Era inútil.

Un ligero aroma emanaba de ella, pero uno que a su vez era confuso, extraño, irreconocible… Como si el aroma de ella estuviera ahí, pero él no pudiera olerlo.

No era cosa de él, no se debía a que su olfato estuviera dañado. Porque para todos en su manada esos lobos de Cielo Esmeralda e
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