Con paso firme la Reina de Cielo Esmeralda, se acercó a Rezef y extendió la pluma hacia él, solicitando su mano izquierda. Alfa Rezef, curioso por la situación, extendió su mano sin vacilar, intrigado por lo que estaba a punto de hacer esa Reina. Maray tomó la mano de ese Alfa, entre las suyas, sintiendo la calidez de su piel… Ella tragó saliva un poco nerviosa. ¡Sentía una emoción electrizante recorrer todo su cuerpo de la cabeza a los pies! Su corazón latía aceleradamente. Sabía que no era otra cosa que sus instintos, que esa especial conexión de mates a la que ella era muy sensible. ¡PERO TENÍA QUE CONTROLARSE! Con movimientos precisos, esa mujer loba de cabello falsamente oscuro, comenzó a grabar con la afilada punta de la pluma alrededor del dedo anular izquierdo de ese alto hombre lobo. A medida que la punta de la pluma rozaba la piel de él, Rezef no pudo evitar hacer un gesto de incomodidad, pero se mantuvo en silencio, cautivado por el misterio de ese mome
Seguidamente, los Betas llegaron portando un tazón de oro puro, preparándose para llevar a cabo la unión y el pacto de sangre que conectaría a las dos manadas. Dando inicio a la nueva alianza para vencer a su poderoso enemigo en común "Garra Dorada". ………. Más tarde esa noche, en el apogeo de la fiesta. El ex Alfa, Richard, el padre de Alfa Rezef, se encontraba en la sección del bar hablando con Tabitha. Él observó cómo ella bebía sin control, sumergida en un mar de emociones, con una clara expresión de tristeza y desagrado. Mientras tanto, Alfa Rezef bailaba con Reina Maray, en el incómodo primer baile de casados. Los mellizos disfrutaban de su comida en una de las mesas, acompañados por los Betas y Liza, la esposa Omega de Beta Aiden de Luna Plateada. Richard, ese lobo maduro, se acercó a Tabitha con una mezcla de preocupación y comprensión. Él se sentó en un banco frente a la barra, junto a Tabitha. —Sé que amas al Alfa —comenzó él hablando—. Lo amaste en el pasado y
La noche en todo su esplendor, seguía siendo testigo de la festividad ceremonial, en ese salón especial de la manada "Luna Plateada". La pareja recién casada, se debía retirar para seguir con su ritual de unión, esto en una hermosa cabaña no muy lejana del salón ceremonial, ubicada a la orilla de un lago. Reina Maray, envuelta en una mezcla de emociones, estaba de pie en el lujoso baño de la cabaña. Ella observaba su reflejo en un largo espejo. Su verdadero físico… Su verdadero cabello largo, ondulado, de un hermoso pelirrojo que resaltaba como fuego. Su tez blanca ligeramente colorada, dando un hermoso tono rojizo a sus pómulos, sus grandes senos bien desarrollados y sus seductoras caderas de buen tamaño. Ella suspiró y sacó un frasco. Nuevamente tenía que tomar la poción, no se iba a arriesgar a que ese Alfa la reconozca en medio ritual de apareamiento para consumar el matrimonio. A diferencia de sus lobos en la manada Cielo Esmeralda, que solo debían tomar la poción una
Su rostro revelaba los indicios de una noche de excesos de bebidas, mostrando un ligero sonrojo, pero eso no sería suficiente para alejarlo de la oportunidad de consumar su matrimonio con la Reina de Cielo Esmeralda. El lívido de ese Alfa estaba por las nubes. ¿Hace cuánto no se divertía con una hermosa mujer loba? Sí… Desde su último celo. De hecho, Alfa Rezef se había acostado en muchas ocasiones con Tabitha. Pero en todas esas, fue únicamente durante su celo y en los últimos cinco años, no fue muy bueno para él… Era incómodo, no era suficiente… No terminaba nada satisfecho. Su cuerpo y su lobo que ya habían saboreado las dulces mieles de su destinada… Querían que en lugar de Tabitha, fuera ella… Maray. La dulce mujer loba híbrida, que temblaba con su cuerpo virginal bajo él. Ella que entre el dolor también se perdía en el deseo de su instinto y se aferraba a él con fuerza, gimiendo. Él recordaba la calidez de esa piel blanca ligeramente colorada, sus carnosos labios
—No… No me marques —le pidió Maray a ese enorme Alfa que estaba sobre ella."¡Si lo hace, nada me asegura que no me reconozca de inmediato!""¡No! ¡Definitivamente se dará cuenta!"Pensó ella con nerviosismo. Ese hombre lobo sonrió, una sonrisa maliciosa y juguetona. Una de sus grandes manos recorría uno de los muslos desnudos de Maray, aún húmedo por la mezcla del agua y sudor. La respiración de esa mujer loba acalorada, su corazón acelerado causando un vaivén de sus senos que subían y bajaban, ella lo veía fijamente a él, tragando saliva con inquietud a la espera de una respuesta de ese macho. Alfa Rezef se inclinó. Con su olfato buscaba percibir si quiera un poco de esa hembra, pero…Era inútil. Un ligero aroma emanaba de ella, pero uno que a su vez era confuso, extraño, irreconocible… Como si el aroma de ella estuviera ahí, pero él no pudiera olerlo. No era cosa de él, no se debía a que su olfato estuviera dañado. Porque para todos en su manada esos lobos de Cielo Esmeralda e
Sus carnosos labios rojizos entregándose a una danza de placer, mientras ferozmente se enredaban con los de ese macho, que por supuesto no desperdició en lo absoluto la oportunidad y profundizó el besó; uno que permitía el roce de sus lenguas, la calidez, la humedad… Rezef se distanció de los labios de su Luna. —Tú… ¿Nunca has besado? —le preguntó él descaradamente, por los torpes y descuidados movimientos feroces de esa hembra. ¡Maray se sintió avergonzada! ¡¿Cómo carajos él hacías esa pregunta en un momento así?! Aunque ahora que ella lo pensaba… Sí, ese fue el primer beso que ella dio por voluntad. ¡De inmediato se sintió incómoda! ¡Una corriente de pena la invadió! ¿Y si no lo satisfacía? ¿Si ella no era suficiente? ¿Si él se percataba de que ella NO TENÍA nada de experiencia? Esas preguntas cruzaron fugazmente por la mente de Luna Maray. Hasta donde Alfa Rezef sabía, esa hembra había estado con el Beta Aeron, y probablemente muchas veces para terminar parie
Una pequeña mordida en su muslo izquierdo, la mirada penetrante de ese Alfa, ese color gris que brillaba como la luna misma. Maray hizo contacto visual con él. "¡No quiero! ¡No quiero verte!, no quiero que veas mi rostro, mis reacciones… Nada… Porque nada de esto es verdadero, porque no eres más que una herramienta que utilizaré" Pensó Reina Maray, ella en ese momento apartó a Alfa Rezef. —Estoy… Estoy incómoda así… —susurró con su voz temblorosa ante su excitación a tope como tormenta arrolladora que estaba haciendo un caos de ella. Su cuerpo cada vez más sensible reaccionando a ese macho, ella entonces se dio la vuelta… Rezef se sorprendió. ¿Era un rechazo o era un obsequio? ¡La vista trasera de esa Reina era simplemente exquisita para ese lobo! Sintió su erección crecer dolorosamente. ¿Ella quería que él termine rápido?, bien. A él le dio igual. Ninguno de los dos estaba en su periodo de celo, por lo que preñarla resultaría un poco más difícil. Sin embargo, tend
El lobo, cuyo pelaje era tan oscuro como la noche misma, poseía unos ojos afilados y llamativos de un tono amarillento característico de los lobos de esa manada. —Alfa, he regresado de mi misión —informó de inmediato, Beta Gaspar, al Rey Alfa Dalton —Tengo noticias sorprendentes —añadió. —Lars, tú te encargarás de asegurar que todos cumplan con los ejercicios en mi ausencia —ordenó ese imponente lobo Alfa, cuya sola presencia irradiaba majestuosidad, frialdad y peligro—. Sígueme mi Beta —le dijo a Gaspar, yendo a las profundidades del bosque desde el sector contrario al de los ejercicios. ……. Una vez que se alejaron lo suficiente. Alfa Dalton, en su forma lobuna aún, de inmediato habló a Gaspar: —¿Qué averiguaste? —le preguntó ese Alfa, expectante. —Alfa, no logré pisar el territorio de la manada de "Luna Plateada", ellos son muy estrictos con su vigilancia, tendría que ser una criatura mágica para infiltrarme con éxito, siempre protegen sus fronteras —explicaba ese lobo mi