Bajo el cielo estrellado, la luna bañaba con su resplandor plateado el tranquilo pueblo de la manada "Luna Plateada", pintando cada rincón, que resaltaba con esmerado cuidado. El territorio de Luna Plateada, era después de todo el más desarrollado, y no era para menos. La maldición de su Alfas los hacía vivir mucho más tiempo y algunos que fueron excelentes guías, ayudaron al desarrollo del territorio. La brisa susurraba entre los árboles, acariciando sus hojas suavemente, mientras los hombres lobos, mujeres y cachorros de la manada, caminaban de un lugar a otro, animados. Reina Alfa Maray, caminaba por el pueblo con sus mellizos, tomando de las manos a los pequeños cachorros. Ella comenzó a sentir las miradas llenas de odio, desprecio y asco. El ambiente agradable y fresco de la noche, abruptamente se volvió uno incómodo, tenso y cruel. "Maldición… Sabía que algo así podría suceder…" Pensó Maray, sin poder evitar recordar cuando estuvo prisionera en la mansión de ese A
¡Connie abrió sus ojos de par en par con sorpresa! La niña dejó caer el cubierto que sostenía con su manita. —¡NO QUIERO! —gritó ella de inmediato—. ¡No me gusta estar aquí! ¡Odio aquí, mamá! ¡Él es malo, no se ha disculpado conmigo! —señaló Connie a Alfa Rezef. Él frunció el ceño, cansando del escándalo de Maray y la niña por algo que consideraba estúpido y que exageraban. Rezef se le levantó de su silla en ese momento. —¡Niña! —le llamó la atención Rezef, fríamente, Connie sorprendida volvió a ver en dirección de él—. ¡Soy el Alfa aquí y NO PUEDES- —¡NO TE ATREVAS A METERTE CON MIS CACHORROS! —lo interrumpió con firmeza, Alfa Maray, levantándose también de su silla y encarando a Alfa Rezef—. La educación de ellos está en mis manos y NO es parte del trato. ¡Sus palabras fueron un claro recordatorio de los límites de su acuerdo! Alfa Rezef visiblemente irritado, se marchó, antes diciéndole: —Entonces, edúcalos mejor. ¡¡Maray exhaló profundamente, sintiendo que todo se
Las estrellas con gracia brillaban en el cielo esa madrugada, como testigos de las escenas que se desarrollaban bajo su esplendor. La fresca brisa nocturna, mecía lentamente las ramas de los altos árboles, que rodeaban los alrededores de la mansión de la manada "Luna Plateada". Alfa Rezef, que recién había llegado de su recorrido buscando desestresarse, aguardó unos instantes antes de encaminarse hacia el área de la piscina en el glamuroso jardín trasero. El agua relucía bajo la luz de la luna, y al sumergirse, permitió que la frescura de la misma abrazara su escultural cuerpo, liberando las tensiones que lo agobiaban. Nadar se convertía en su vía de escape, una pausa momentánea para su estricta vida de Alfa. Fue en ese preciso instante, que la Reina Maray irrumpió en el privado momento de relajación de ese Alfa, rompiendo la quietud de la fresca noche. Ella, con determinación, se aproximó hacia la piscina. Detuvo sus pasos, y posó su mirada en ese cuerpo musculoso y alto qu
Rezef miró a Tabitha con curiosidad, hablándole de inmediato por su enlace mental. « ¿Qué crees que estás haciendo, Tabitha? ¿Por qué interrumpiste nuestra conversación? » , le preguntó Alfa Rezef fríamente, por medio de su enlace mental. Ella intentó ocultar su incomodidad. « Nada en particular… Es tema urgente de la manada… » , respondió Tabitha casi de inmediato. —Ja~ aquí parece que una futura pareja no puede tener privacidad~ —comentó descaradamente Reina Dayan (Maray). ¡De inmediato captó la atención de Tabitha y Rezef! Ambos la veían sorprendidos. Maray se retiró lentamente, no sin antes apartar a ese Alfa de su lado con una caricia seductora en su pecho y ver de reojo a Tabitha. —Si quieres, podemos continuar nuestra conversación privada, en mi habitación~ Alfa~ —susurró ella, coquetamente. Tabitha gruñó, viendo cómo Maray tocó a Rezef y se alejó dejándolos a ambos en la zona de la piscina. Alfa Rezef se quedó confundido, viendo la sensual silueta trasera de
—¿A raya? —le preguntó Alfa Rezef—. Tabitha es mi prometida. Volverá a ser mi pareja después de ti, a no ser que encuentres a mi verdadera Luna; por supuesto, por el momento no estaré con ella por respeto al trato contigo, pero no te ilusiones, tú nunca podrías- PUF~ La Reina de Cielo Esmeralda, empujó a Rezef con fuerza, cuando él le dejaba en claro su relación. "¡Maldito lobo, es inútil hablar con él!" "¡No me interesa la m@ldita posición de tu verdadera! ¡Solo exijo respeto!" Pensó Maray frunciendo el ceño, mientras mostraba sus colmillos con molestia a ese alto hombre lobo. —¡Lárgate de mi habitación! —señaló ella con su brazo hacia la puerta. —¿Irme?~ —sonrió Rezef altivo— Es mi mansión. ¿Por qué me iría? —¡Si no te vas, me voy yo de aquí con mis cachorros! La amenaza de esa mujer loba no fue nada bien recibida por ese Alfa, que rápidamente volvió a acercarse a ella tomándola de las muñecas e intentó acorralarla… Pero… ¡PUM! En un rápido movimiento, Maray i
Maray no tenía tiempo para intimar con ese lobo, en menos de media hora la poción iba a perder su efecto y ella volvería a su aspecto físico verdadero. Tomar otra dosis tan rápido, podría ser letal… —¿Ahora sí quieres ser tocada? —le preguntó él, con total incredulidad, pero teniendo curiosidad por el "juego" de esa Reina. Maray apoyó una de sus rodillas en el sofá, subiendo seguidamente la otra, ella quedó sentada sobre él, con una pierna a cada lado, viéndolo de frente. Rezef no entendía qué diablos pasaba por la cabeza de esa loba y hechicera de la manada "Cielo Esmeralda". Primero ella lo rechazaba y ahora, ¿correspondía…? Maray comenzó a quitarse la bata blanca que cubría su cuerpo… Únicamente llevaba puesta esa prenda encima, lo que mostró de inmediato su cuerpo desnudo, uno que por supuesto, estaba alterado (no lucía como su verdadero cuerpo), esto, por la poción que consumía. Engañando a la vista de todos, menos la de ella. Una poción que causaba una ilusión… Pe
•••••••••• Hace 10 años atrás: •••••••••• El extenso territorio de la manada de "Noche Carmesí" se extendía entre la espesura del bosque, un lugar casi mágico y lleno de misteriosas montañas y cuevas. En el corazón de lugar, se encontraba la majestuosa mansión de la manada, una antigua, rodeada de altos árboles frondosos, su imponente estructura y decoración así como sus tonos opacos, añadían un ambiente frío y lleno de misterio. Un sector boscoso y colinas montañosas de rocas se extendía a lo largo de la mansión, dividiéndola del resto del pueblo de ese territorio de hombres lobos. El pueblo tras esa división boscosa con la mansión, era un lugar sencillo, humilde, lleno de un encanto natural mezclándose con el vivir de la naturaleza. Casas de madera y cabañas se agrupaban en armonía, creando una atmósfera acogedora y pacífica. En medio de tal belleza, la loba Alfa Ginne, se encontraba en el jardín de la mansión. La tarde gris y ventosa de inicios del otoño, era bastan
—¿Débiles?, ellos tienen astucia y un incómodo sistema de protección en su territorio, fuera de él, si… Supongo que lo son. Rey Alfa Dalton, vió con desprecio y cero humildad a su Beta. Estaba muy seguro que podría contra Rezef… PERO… Dalton era un macho muy protector que no quería daños en sus lobos, después de todo, el don de la diosa que se les concedió fue el de "un escudo de protección a los suyos". Uno que solo podía utilizar el Alfa y su descendiente cuando tome su lugar… Solo había un problema. ¡Dalton ya era un lobo maduro! ¡Uno que NO HABÍA encontrado a su mate! Uno que intentó reproducirse con lobas distintas de la manada, pero vergonzosamente fracasó sin preñar a ninguna con éxito. ¡NO TENÍA NI PODÍA TENER DESCENDENCIA! Sin embargo… Su Linaje no estaba complemente muerto. Existía un lobo macho de su rama principal, que podría aparte de él, tomar su lugar… Era solo que… ¡ALFA DALTON TENÍA Y QUERÍA MATARLO! •••••••••• ✧✧✧ Tres días después. ✧✧✧