Maray frunció el ceño en ese momento. Lo que menos quería es que Connie siga siendo cercana a Rezef. ¡NO LE DARÍA A SU CACHORRA! ¡ELLOS NUNCA PODÍAN SABER LA VERDAD! —No es nada hija. Quizá estabas tan asustada que te pareció que era… Cálido… Pero es un extraño, nunca vuelvas a abrazarlo o acercarte él, ¿si? Connie asintió, aunque seguía confundida. Algo le decía que su mamá no era sincera. …… Mientras eso sucedía en el salón, en el pasillo, Rezef caminaba cerca de su Beta. « Aiden. Antes me preguntaste si había una parte de mí que sospechaba de ella. Te dije que no lo sabía… » , habló Alfa Rezef con su medio hermano, por medio de su enlace mental. « Si, lo recuerdo, Alfa… ¿Por qué?, acaso… ¿Usted ya está sospechando? » , le preguntó Beta Aiden. Rezef suspiró y tras unos segundos que parecieron eternos, contestó: « Quiero que sea ella… Necesito que sea ella. Y si un juego de máscaras es lo que ella pretende iniciar hasta matarme, la dejaré intentarlo~ » , son
Rezef se disponía a responder la pregunta de Maray cuando uno de sus hombres lobos, que se encontraba de guardia en las afueras, le habló. « Alfa. Tenemos un problema…» , le transmitió el lobo a través del enlace mental. « Espero que sea urgente, habla rápido» , exigió el Alfa de Luna Plateada al guardián. « ¡Es Tabitha! ¡Está aquí y exige verlo o armará un escándalo! » Rezef frunció el ceño al enterarse de la situación que se le presentaba. ¡Su ex prometida estaba afuera, esperando verlo! Bueno… su prometida. Ese hombre lobo aún no había finalizado su relación con ella. —¿Sucede algo? —preguntó la Reina Alfa, Dayan (Maray), a Rezef. Observándolo detenidamente, Maray cortaba con los cubiertos un trozo de la jugosa carne. —No es nada importan… ¡PUUUUM! Un estruendo resonó en las afueras del comedor. Rezef reaccionó furioso. « ¿Qué estás haciendo? » , preguntó exigente a uno de los hombres lobos guardianes. « Alfa, Tabitha… Bueno, Thara nos está atacando. ¡Quiere entrar!
—No… Mi Alfa… —susurró Tabitha con voz temblorosa— No necesito más poder, ni un cargo diferente. Eso podría poner en problemas la posición de Beta Aiden —dijo, mirando de reojo a Aiden a distancia—. Prefiero seguir como estoy y… Solo pedirte algo. —Habla. Si está a mi alcance, te lo concederé. Ella se acercó lentamente a Rezef, deteniéndose justo frente a él, tan cerca que podía sentir su respiración. Ella posó su mano en el pecho de Alfa Rezef, acariciándolo lentamente, mientras lo miraba desafiante. —Quiero que me permitas buscar a mi mate fuera de la manada, Alfa. ¡REZEF SE SORPRENDIÓ! No esperaba algo así. Arqueó una ceja, mirando hacia abajo a la mujer, sin encontrar sentido en su pedido. —¡NO! ¡No aceptaré algo como eso, Tabitha! —gruñó el Alfa. —¿Por qué no? —Sabes que no es común encontrar un mate fuera de la manada, al menos no para los de Luna Plateada. El caso de los Alfas es diferente. Es parte de nuestra maldición, no tener a nuestra mate cerca ni enco
—¿Respeto? —inquirió Alfa Rezef con imponente presencia a ese Beta—. Es curioso que hables de "respeto", deberías practicarlo y llamarme "Alfa", como dijiste: "así sea temporal", ella será Luna y yo el ALFA —gruñó Rezef a escasos pasos de ese Beta de Cielo Esmeralda. Beta Aeron apretó los puños, conteniendo la furia que le embargaba, resistiéndose a lanzarse sobre ese maldito Alfa para golpearlo. "¡Maldito Alfa, has sido nuestro enemigo durante tanto tiempo!" "¡Tú, maldito, que mataste a Alfa Ginne!" "¡No eres mi líder! ¡Nunca te reconoceré como tal! ¡Mi Reina Maray, es la única!" Pensó el hombre lobo furioso. Sin querer confrontar a Alfa Rezef y causar problemas a Maray, pasó junto a él y se dirigió al interior de la mansión. —Alfa, si sospechas que esa hechicera Reina es tu mate perdida —intervino Beta Aiden, su medio hermano mayor—. Entonces, ¿quién es él? Nunca había visto a ese hombre lobo antes… Si ella es Maray de Noche Carmesí, ¿Son todos los lobos de Cielo Esmeralda d
Maray se sorprendió cada vez más por la agudeza de su cachorra. Era muy analítica para ser solo una niña pequeña. Beta exhaló al escuchar a la niña. « ¿Lo ves, Reina? Hasta los niños se dan cuenta… » , le dijo Beta Aeron a través del enlace mental, antes de retirarse del lugar unos segundos después. CLAC~ Tras el sonido de la puerta al cerrarse, Maray exhaló, cambiando su sonrisa forzada por una fría expresión, que nuevamente incomodó a sus cachorros. "Es cierto que nos están tratando con indiferencia…" "Es cierto que nadie nos quiere aquí, que me ven como una usurpadora del lugar de esa Tabitha…" "Pero por mis hijos, mi manada, por mi venganza… tenemos que soportarlo, hasta acabar con esos Alfas…" Pensó ella, decidida. •••••••••• La oscuridad de la noche cubrió como un manto la mansión de la manada Luna Plateada. Un rotundo silencio en el largo pasillo que era únicamente interrumpido por el sonar de los tacones de esa elegante mujer. Vestida completamente d
Bajo el cielo estrellado, la luna bañaba con su resplandor plateado el tranquilo pueblo de la manada "Luna Plateada", pintando cada rincón, que resaltaba con esmerado cuidado. El territorio de Luna Plateada, era después de todo el más desarrollado, y no era para menos. La maldición de su Alfas los hacía vivir mucho más tiempo y algunos que fueron excelentes guías, ayudaron al desarrollo del territorio. La brisa susurraba entre los árboles, acariciando sus hojas suavemente, mientras los hombres lobos, mujeres y cachorros de la manada, caminaban de un lugar a otro, animados. Reina Alfa Maray, caminaba por el pueblo con sus mellizos, tomando de las manos a los pequeños cachorros. Ella comenzó a sentir las miradas llenas de odio, desprecio y asco. El ambiente agradable y fresco de la noche, abruptamente se volvió uno incómodo, tenso y cruel. "Maldición… Sabía que algo así podría suceder…" Pensó Maray, sin poder evitar recordar cuando estuvo prisionera en la mansión de ese A
¡Connie abrió sus ojos de par en par con sorpresa! La niña dejó caer el cubierto que sostenía con su manita. —¡NO QUIERO! —gritó ella de inmediato—. ¡No me gusta estar aquí! ¡Odio aquí, mamá! ¡Él es malo, no se ha disculpado conmigo! —señaló Connie a Alfa Rezef. Él frunció el ceño, cansando del escándalo de Maray y la niña por algo que consideraba estúpido y que exageraban. Rezef se le levantó de su silla en ese momento. —¡Niña! —le llamó la atención Rezef, fríamente, Connie sorprendida volvió a ver en dirección de él—. ¡Soy el Alfa aquí y NO PUEDES- —¡NO TE ATREVAS A METERTE CON MIS CACHORROS! —lo interrumpió con firmeza, Alfa Maray, levantándose también de su silla y encarando a Alfa Rezef—. La educación de ellos está en mis manos y NO es parte del trato. ¡Sus palabras fueron un claro recordatorio de los límites de su acuerdo! Alfa Rezef visiblemente irritado, se marchó, antes diciéndole: —Entonces, edúcalos mejor. ¡¡Maray exhaló profundamente, sintiendo que todo se
Las estrellas con gracia brillaban en el cielo esa madrugada, como testigos de las escenas que se desarrollaban bajo su esplendor. La fresca brisa nocturna, mecía lentamente las ramas de los altos árboles, que rodeaban los alrededores de la mansión de la manada "Luna Plateada". Alfa Rezef, que recién había llegado de su recorrido buscando desestresarse, aguardó unos instantes antes de encaminarse hacia el área de la piscina en el glamuroso jardín trasero. El agua relucía bajo la luz de la luna, y al sumergirse, permitió que la frescura de la misma abrazara su escultural cuerpo, liberando las tensiones que lo agobiaban. Nadar se convertía en su vía de escape, una pausa momentánea para su estricta vida de Alfa. Fue en ese preciso instante, que la Reina Maray irrumpió en el privado momento de relajación de ese Alfa, rompiendo la quietud de la fresca noche. Ella, con determinación, se aproximó hacia la piscina. Detuvo sus pasos, y posó su mirada en ese cuerpo musculoso y alto qu