—¿Cualquier cosa, con tal de que no sea matar a Tabitha? —le preguntó Maray a Rezef, con una expresión de sorpresa en su rostro. —Exacto. Dejo el resto en tus manos~ —una sonrisita curvó sus labios. En su mirada gris, se reflejaba la confianza que tenía en su Luna. ¡Maray no pudo evitar sentir su corazón emocionado! —Pensé que… Creí que te ibas a deprimir por ella. No sabía cómo decírtelo y por eso lo he ocultado… —susurró ella, un poco avergonzada. Alfa Rezef arqueó una ceja. —¿Por qué iba a reaccionar así? Luna mía, ¿aún no me conoces lo suficiente? —dijo en tono seductor, jalando el brazo de Maray, acercándola tanto que sus pieles desnudas sentían el calor del otro—. Ella se marchó por su cuenta, y la seguridad de todos es primero. Si tú crees que es una amenaza, entonces toma acciones, no serás juzgada. Los brazos de Maray se aferraron con todas las intenciones a su Alfa, levantando la mirada, lo miraba con ilusión. —Si el Rey Alfa me lo dice de esa manera~ tendré que hace
Esa mañana fría y nublada, Aeron se percató de que se había quedado dormido sobre la silla frente a la chimenea que ya se había apagado. El aire era denso y el silencio envolvía la cabaña, interrumpido solo por el leve crujir de la madera. En la banca, aún yacía Tabitha inconsciente, una sombra de lo que había sido, dejando a Aeron con una inquietante sensación de preocupación. En ese momento, él escuchó unos murmullos frente a la puerta… ¡Maray y Rezef! Sin pensarlo, ese hombre lobo pelirrojo salió de inmediato, apurado por la inquietud que le causaba la presencia de su Reina. —¡Reina! —exclamó, preocupado, creyendo que Maray había tenido problemas con Rezef por el tema de Tabitha. «Todo está bien, mi Beta…» , le respondió ella por medio de su enlace mental, pero su tono no lograba calmar la alarma en el pecho de Aeron. «¿Por qué lo ha traído entonces, Reina?» , le preguntó Beta Aeron, curioso, su mente ya imaginando las peores situaciones. —Rezef se irá… Unos días, no sabem
Un silencio rotundo en la cabaña, interrumpido solo por el suave murmullo del viento que se colaba por las ventanas. Reina Maray, con sus ojos de color rubí, brillando intensamente bajo la luz de las velas, se concentraba en el delicado trabajo de inscribir los últimos símbolos en la cápsula mágica. Sus manos, firmes, trazaban líneas de poder con una mezcla de su sangre, mientras Beta Aeron observaba con admiración a su Reina Alfa. —¿Está segura que esto va a funcionar, Reina? —le preguntó Aeron, su voz hecha un susurro tenso. La hembra de cabello largo negro, Tabitha, yacía inmóvil en el centro de la habitación, envuelta en un intenso brillo rojizo, de la magia de esa híbrida Alfa. —Debemos hacerlo… No hay más alternativas… —respondió Maray, sin apartar la vista de su trabajo. Las horas pasaban rápidamente, y el día se tornaba en una noche oscura y sin estrellas. Reina Maray sabía que cada momento contaba. Con un último movimiento, terminó de trazar el símbolo final en
Maray decidida, comenzó a recitar un hechizo, sus palabras resonando con poder. La cápsula brilló intensamente, y un círculo de luz escarlata comenzó a formarse a su alrededor. Tabitha, ahora completamente consumida por la oscuridad, se lanzó hacia ella con una velocidad sobrenatural. Maray, a pesar de la amenaza, mantuvo su concentración, el brillo de la cápsula se comenzó a intensificar. Tabitha se abalanzó hacia Reina Maray, y en el último instante, Maray haciendo un leve gesto con su mano, levantó la cápsula por los aires, un rayo de luz escarlata emergió, pero antes de que pudiera atraparla, Tabitha se lanzó hacia la penumbra del bosque, desapareciendo. —¡NOOO! ¡Es por tu bien, Tabitha! —gritó esa hembra pelirroja—. ¡Aeron, tenemos que ir tras esa loba! —¡SÍ, REINA! —acató de inmediato la orden, ese Beta. Ambos se lanzaron en las profundidades del bosque otoñal, sus pasos resonando sobre la tierra y hojas secas. Maray sentía una mezcla de angustia y determinación. ¡R
«Reina, ¿cuál es su plan?», le preguntó Beta Aeron a Maray por medio del enlace mental. «Mi abuela me entregó algo… Algo con lo que definitivamente podría acabar con Gaspar. Pero para eso, necesito que te quedes con Tabitha y hagas distracción.» —Lo haré, Reina —una sonrisa se dibujó en el rostro del Beta pelirrojo, quien de inmediato tomó su forma lobuna. La enorme bestia de pelaje rojo granate, fuerte e imponente, soltó un rugido que resonó a kilómetros a la redonda. Sin dudarlo, se abalanzó hacia Tabitha. —¡¿Qué?! —ella, temblorosa, observaba cómo Beta Aeron se lanzaba a atacarla. Su cuerpo, sin embargo, esquivó los ataques del feroz lobo, uno tras otro. Tabitha se movía con una agilidad y elegancia que la sorprendió. ¡Ella no lo estaba haciendo por voluntad! Beta Gaspar se adentró de inmediato en la penumbra del bosque, como si estuviera huyendo. Maray, sin perder tiempo, lo siguió, asumiendo la forma de su majestuosa y poderosa loba Arin. ………. La luna llena ilumina
El aire se volvió denso en el claro de ese bosque otoñal. Un ambiente cargado de una energía oscura que parecía vibrar alrededor de esa enorme esfera escarlata. Dicha esfera de energía, que antes brillaba con un fulgor escarlata, ahora temblaba, como si estuviera a punto de estallar. Beta Gaspar, en su forma humana, se retorcía dentro de la prisión mágica, sentía que su sangre hervía con una furia incontrolable… ¡ESTABA FURIOSO! ¡Una loba que consideraba más débil que Ginne, no podía derrotarlo! ¡NO IBA A MORIR! —¡No puedes detenerme, niña estúpida! —rugió, su voz resonando como un trueno esa fría y ventosa noche. La rabia en el pecho de ese hombre lobo brujo, se transformó en un aullido desgarrador que hizo temblar los árboles a su alrededor y la esfera continuó sacudiéndose, mientras una electrizante magia negra rodeaba a Gaspar. Reina Maray, sintiendo el poder del hechizo fluir a través de ella, se concentró aún más… ¡NO IBA A PERDER! ¡ÉL NO PODÍA SALIR VIVO! Ella s
La energía que estaba destinada a atrapar a ese Beta brujo… ¡Ya no estaba!… En su lugar, Tabitha agonizante metros a distancia de ese brujo, que como si no hubiese pasado nada, se levantaba sacudiendo sus ropas. Ese lobo brujo que había estado observando desde el interior de la esfera, se abalanzó sobre Tabitha, sus garras afiladas como cuchillas, hundiéndose en el cuerpo de ella. ¡MARAY QUEDÓ EN SHOCK VIENDO LA ESCENA! Beta Gaspar, sacó del interior de Tabitha lo que parecía un fragmento cristalizado de color púrpura brillante, mismo que comió, liberando a esa hembra de su dominio, para que muera rápido. Seguidamente, ese brujo sacó un frasco con su tinta maldita, con un sutil movimiento de su mano en el aire, se materializó unos trozos rectangulares de papel a base de su energía, de inmediato escribió con su garra llena de la tinta. Tal proceso. No era nada rápido… ¿Pero quién podría detenerlo? Beta Aeron inconsciente en su forma humana a la distancia.Maray apenas podía poner
••••••••••• En las profundidades del bosque rumbo al territorio de la manada Luna Plateada. Sobre la tierra húmeda, cientos de huellas de patas de lobos. ¡¡Las huellas que dejaba el ejército de lobos de Garra Dorada!! El Rey Alfa Dalton. Avanzaba guiando a sus lobos, tenía varios objetivos: destruir Luna Plateada, matar a Alfa Rezef y secuestrar a Maray la híbrida de la manada Noche Carmesí, para que esta tuviera su descendencia. Por supuesto… ¡Él no sabía que Maray, había quedado estéril!, su método de procrear ya era inútil aún si saliera victorioso. Justo en ese momento. Una horrible sensación golpeó su pecho. —¡GASPAR! —aulló, Dhir. El lobo de Alfa Dalton. «¡Está en peligro! ¡Tenemos que hacer algo por él!» , exclamó por medio de su voz interna, Alfa Dalton, hablando con Dhir. —¡Hagámoslo! —rugió en gran magnitud ese feroz y enorme lobo de pelaje dorado como el oro. Concentrándose, Dhir comenzó a ser rodeado por una ligera aura dorada que empezó a bril