Rezef se sorprendió en un instante, rápidamente su expresión cambiando a una seria. —¿Y qué te dijo? —Bueno… Cierto Alfa se lastimó a sí mismo, gritando por mi atención y vine sin escuchar los resultados… Así qué… —¡Tenemos que volver con Zoraida! —exclamó Rezef. —¡¿Eh?! ¿Ya? —¿Por qué nos quedaríamos?, mi hermano está aquí, mañana estará en condiciones de vigilar. Maray suspiró, guardando silencio un poco inconforme. —Connie está muy bien, después de quitarle el sello. Se descubrió que tiene potencial como hechicera y está más ligada a Noche Carmesí. Es una híbrida y… Significa que tenemos que protegerla aún más —continuó Maray explicando a su Alfa. —Oh… Eso no lo esperaba… —se sorprendió él— ¿Y nuestro cachorro? —¿Connor…? —preguntó Maray con nerviosismo sin querer decirle lo sucedido. —¿Tenemos otro niño acaso?~ —sonrió Rezef. Maray le devolvió la sonrisa, y continuó hablando: —Connor no está muy bien… Él… No sé… Le afectó demasiado y no sabemos porqué está
Beta Gaspar gruñó con furia. Tabitha, la loba de Luna Plateada, había desaparecido mientras él luchaba por sobrevivir contra ese ser. Con un esfuerzo monumental, ese Beta logró levantarse. Su mirada dorada miel se centró en su Alfa, Dalton, cuyas intenciones eran tan claras como el cielo tormentoso. —No lo sé —respondió Gaspar, su voz hecha un susurro quebrado—. No tengo fuerzas para seguirla. Ese Alfa le lanzó una mirada feroz, un destello de ira que hizo que el corazón de Gaspar temblara. No sólo el respeto, la sangre y el juramento lo unía a su Alfa, si no también… ¡El poder de ese Alfa! Ni aún con toda su magia negra, Gaspar podría vencerlo. Después de todo, el don de la diosa que poseía Dalton lo hacía casi invencible. —¡Vuelve al castillo, Gaspar! —ordenó alfa Dalton, su voz resonando con autoridad—. Tú no estás en condiciones de pelear. Mírate, luces lamentable. Beta Gaspar asintió. Alfa Dalton se lanzó hacia el bosque, siguiendo el rastro de Tabitha que se
La mansión de Zoraida estaba sumida en un rotundo silencio. En el centro de la habitación, la hechicera anciana miraba a su nieta, Reina Maray, con una mezcla de tristeza y determinación. —Maray hija —habló Zoraida, su voz resonando con la autoridad de quien ha visto más de lo que podía soportar—. Según el chequeo completo… Debo decirte que el resultado es… devastador. Has quedado estéril. El aire se volvió denso. Maray, sintió que su mundo se desmoronaba. Su corazón latía con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho. —¿Qué? ¿Segura, abuela? —preguntó, su voz temblando, pero en su interior una tormenta de emociones la asfixiaban. Zoraida desvió la mirada, incapaz de sostener la intensidad de la tristeza que emanaba su nieta. —Las pociones que has ingerido… No sabías exactamente… Has estado alterando tu cuerpo, Maray, y ahora… Ahora ha ocurrido algo irreversible. Alfa Rezef, que había estado callado escuchado sentado al lado de Maray, se puso de pie de un salto, su r
✧✧✧ 2 días más tarde. ✧✧✧ La lluvia caía fuertemente en el territorio de Luna Plateada esa mañana. En la imponente mansión de la manada, Maray se encontraba en una habitación que dejaron únicamente para Connor, fortalecida con su magia. El cachorro había pasado en cama, apenas alimentándose. Mientras soportaba todo el dolor que lo invadía, gracias a los sellos compartidos entre Zoraida y él. Tras revisar que su pequeño cachorro estuviera estable. Reina Maray salió de la habitación. Clac~ Apenas la puerta se cerró, Maray se sorprendió cuando vio a Connie que la esperaba en el pasillo. —¿Hermanito se va a recuperar? —le preguntó la melliza, con su voz temblorosa y sus grandes ojos celestes llenos de tristeza. —Él ahorita… Está muy débil cariño, tenemos que darle su tiempo… —Maray se forzó a sonreír. Mintiendo descaradamente a su cachorra. —¿También a ella piensas sobreprotegerla? —le preguntó Alfa Rezef, que recién llegaba a ese sector del pasillo. Maray frunció el
Cuando Tabitha despertó, se encontró en una pequeña cabaña, un fuerte aroma de madera recién cortada que la rodeaba. Reina Maray había construido con su magia una cabaña entre las profundidades del bosque. Una chimenea en el interior que iluminaba y calentaba el lugar. La cabaña únicamente tenía un pequeña sala, una banca de madera en la cual Tabitha había estado durmiendo. La hembra de Luna Plateada, se vió utilizando un vestido rojo brillante. Mismo hecho con la magia de Reina Maray a base de su sangre. Maray vestida también utilizando su magia del Círculo Escarlata. Estaba sentada en una silla de madera frente a la chimenea. —No te llevé a la mansión. No podía, la situación es tensa y te hubieran encerrado para interrogarte —le contó Maray, percatándose de que Tabitha ya había despertado. —Gracias… —susurró Tabitha. Viendo fijamente a esa hembra pelirroja que tan solo semanas atrás odiaba a muerte. —No me agradezcas. Si eres una amenaza, tendré que matarte aquí
—Eso es porque… Su loba fue sellada en un ritual maldito —le explicó Maray a Beta Aeron. —¿Ritual maldito? —ese Beta hizo una expresión de confusión, acercándose hacia la banca donde yacía Tabitha inconsciente—. ¿Utilizó su don en ella, Reina?, tiene… La marca de su mordida, es algo que le dolerá mucho cuando despierte. —La verdad. No sé qué hacer con ella… ¿Debería dejarla despertar? ¿Y si es una amenaza?, Gaspar le hizo algo y ahora, su loba está sellada y posee magia negra —le comentaba la situación esa Reina a su Beta. Aeron, llevó su mano hacia su mentón, en un gesto pensativo a la vez que recostaba su espalda a la pared de la cabaña. Su mirada azul, viendo analítico a Tabitha. —¿Cree que ella pueda ser una trampa de Gaspar?, recuerdo que ese lobo siempre ha sido muy astuto. Le tendió trampas muy extrañas y peligrosas a Alfa Ginne. Ella cayó en varias. Maray asintió, sentándose en la silla de madera, ella se cruzó de piernas y brazos. —Eso es lo que me preocupa. Una
Tras la lluvia, las nubes lentamente dejaban despejado el cielo; la luna llena iluminaba el paisaje que rodeaba el castillo de la manada de "Garra Dorada". Las paredes de piedra oscura parecían absorber la luz de la luna, creando una atmósfera de tensión. Dentro de esos muros, el aire estaba cargado de furia y descontento.En el gran salón Real, donde las sombras se hacían presentes bajo la luz de los candelabros, el Rey Alfa Dalton discutía seriamente con su Beta, Gaspar: —¡Ya dos días y no hay ni rastros de la maldita Tabitha! ¡¿Cómo pudiste dejarla escapar?! —rugió Alfa Dalton, su voz resonando como un trueno. Sus ojos, dorados como la luz de la luna, mostraban su ira contenida.Beta Gaspar, ese hombre lobo brujo, mantuvo la mirada en el suelo, sintiendo el peso de la culpa y la determinación en su pecho.Sabía que había cruzado una línea, pero su plan era más grande que su lealtad inmediata.Aunque no lograba conectar con Tabitha, sabía que cuando lo hiciera todo seguiría su
En el territorio de Luna Plateada. La luna brillaba intensamente sobre el bosque, iluminando los colores del otoño, mismos que comenzaban a cubrir el suelo con hojas doradas y rojas. El aire era fresco y Maray sintió un escalofrío recorrer su espalda mientras miraba a Rezef acercarse fuera de la cabaña que ella había construido; la figura de ese Alfa, oscurecida por las sombras de los árboles. —¿Qué estás haciendo aquí, Rezef? —preguntó Maray, tratando de mantener la firmeza en su voz a pesar del nerviosismo que la invadía. Alfa Rezef se detuvo a pocos pasos de ella, el viento frío moviendo su cabello semi largo oscuro. La distancia entre ellos estaba cargada de tensión. La mirada gris de ese macho brillaba ligeramente como solía hacerlo siempre que su naturaleza lobuna se hacía presente. —Te he estado buscando… ¿Qué haces escondida aquí?, huele a ese Beta tuyo… ¿Te tomaste la molestia de hacer una cabaña para estar a solas con él? —dijo Rezef, su tono era grave, un claro desc