―¡Esto es una locura! ―Chilló montando el lomo del gigantesco animal, los pasos de los guerreros se escuchan demasiado cerca. ―¡Oh, por Dios! ―Se sostuvo del pelaje con fuerza al sentirse empujada por el aire, corre demasiado rápido. ―¡Ikal! ―Gritó al ver a los guerreros frente a ellos armados con e
Tres meses habían pasado desde que Kato salvó a Ikal y Enola de las garras de Tanok, por supuesto le tomó la palabra y los tiene a ambos como prisioneros. Él trabajando en su castillo preparando las armas para sus guerreros, entrenándolos y ayudándolos en combate y ella cautiva en la misma habitació
―Cálmate. ―Le pidió tranquilo. ―Me llegó la invitación hace un mes, al parecer todo el reino sobrenatural estará presente. ―Suspiró. ―No pensaba ir, pero creo que es una buena oportunidad. —La miró a los ojos. ―Tu corazón se ha endurecido lo suficiente y sé que podrás estar cerca de él sin que demue
Katriona no soportó la idea de ver a Enola tan hermosa y con ese vestido blanco, ¿Cómo se atrevía ella a ir con ese color de vestido sabiendo que asistiría a una boda? Rápidamente, se dio cuenta de que su plan había salido mal, se suponía que si asistiría era para rogarle a Tanok que no se casara po
―Cachorrita, por favor… acabemos con este sufrimiento. ―La miró a los ojos implorantes. ―Yo dejaré todo esto, cancelaré la ceremonia sin importarme nada, pero te lo imploro, deja a ese miserable y vuelve conmigo. ―Acarició su mejilla. ―No me interesa que sea su hijo, vuelve a mí. ―La bofetada quizás
Ikal como todas las mañanas entró a la habitación de Enola, la última semana se le veía más débil, habían pasado alrededor de tres meses desde la ceremonia de su padre y ella parecía estar bien al inicio, sufriendo, pero fuerte, ahora ni siquiera podía ponerse en pie. ―Te traje esta avena para que
―Alfa. ―La hechicera lo miró. ―Algo me dice que debe hacerle caso. ―Llamó su atención logrando sacarlo de sus pensamientos. ―Los cachorros deben crecer en el vientre de su madre estando cerca de su padre y más considerando que es el alfa más fuerte que hay. ―Los ojos de Kato se oscurecieron. ―Ella h
―Vengo a hablar con el alfa. ―Dijo llegando a los guerreros frente a la puerta que da a la manada. ―¡Que sea rápido! ―Gritó al ver al montón de ineptos mirándolo como si fuera un cazador. ―Ven conmigo. ―Nahil, el beta, lo invitó a pasar. ―Solo tú. ―Hizo que los guerreros detuvieran a los cuatro hom