La he lastimado como siempre porque nunca pienso antes de soltar las palabras que salen de mi boca. Ella estaba siendo tan honesta conmigo que me sentí la peor persona del mundo al tratarla de esa forma que no se la merece.

Con el corazón en la mano, tomé su mano delicadamente, ella confundida frunce el ceño al ver que sostengo su mano y lo apego a mi pecho, el enojo ya no se refleja en su rostro al sentir los latidos de mi corazón , tan rápidos que no se detienen. No soy un hombre hábil con las palabras como ella que puede decirlas libremente sin temor a ser rechazada aunque eso sería imposible, es demasiado hermosa como para que alguien la rechace.

—Lo sientes.. —muerde su labio inferior. —Está así por ti, nadie ha hecho que esto me suceda.

—¿Qué.. quieres decir?. —ella quería una respuesta más concreta

—Sabes a lo que me