CAPÍTULO 3

Capítulo 3

Lían, estuvo fuera de la ciudad por tres días. Cuando regresó, Alani lo evitaba. Si salía a la calle, o si lo veía en el jardín de su casa, o en la terraza se escondía.

Una tarde, estaba con su madre en el supermercado y vio a Lían y a su madre, haciendo las compras. Ella, intentó esconderse. Pero no lo logró.

Lían, la saludó de una manera amable y siguió su camino. Pero ella, sentía la mirada de él, observándola en silencio. Era como si él, pudiera leer sus más profundos pensamientos.

Lían sabía que ella lo estaba evitando, pero interiormente aquel juego le agradaba.

Su madre notó que algo ocurria entre su hija y Lían y no dudó en preguntar.

—¿Se han peleado con Lían?

—No. —respondió ella de manera cortante.

—Pregunto porque tengo la sensación que lo evitaste. —comentó su madre.

—No, no lo evite, estamos bien. Es solamente que él es algo extraño a veces—murmuró Alaní.

Su madre miró la expresión de su rostro y evito seguir aquella conversación.

Esa noche, la familia de Alani, salieron a cenar. Alani, no estaba de humor y decidido quedarse.

—¿Alani, ya está preparada? —preguntó su padre.

—No, Alani, no irá con nosotros —respondió su madre— Hace unos días que anda extraña y distraída. Es mejor dejarla sola. Ya sabes, como es esa etapa en la adolescencia. Necesita un poco su espacio. De hecho hoy hubo una situación poco común, nos cruzamos con Lian y su madre en la tienda, y noté que se ha peleado con Lian, y eso la debe tener algo molesta. Lo evitó todo el tiempo y parecía que se escondía para no saludarlo.

—Si, quizás anda de... mmm... mal de amores —dijo Xander, su padre, riéndose.

—Debe ser porque hace días no habla con Lían —comentó su hermanito, y se reía.

Los tres se subieron al coche, ella los observaba desde la ventana de su habitación. Realmente quería estar sola.

Sus padres y su hermano, salieron al cine y luego irían a cenar. Ella, aprovechó el silencio de la casa, decidió disfrutar un rato de aquella soledad.

En su cuarto, puso algo de música y terminó unas solicitudes para integrar a la universidad. Luego, se llevó su mini parlante inalámbrico y siguió escuchando música, mientras lleno la tina de sales y se recostó a disfrutar. Cerró sus ojos y se dispuso a tener un breve momento de relax.

—¡Alani! —le susurraron al oído.

Ella, intentó abrir los ojos y era como una fuerza que se apoderaba de su cuerpo. Jamás, había sentido aquella sensación y no se resistió.

Suavemente, sentía como unas suaves alas la cubrían, como si se tratase de un abrazo acogedor. Sintió un suave suspirar sobre su lento y pausado aliento. Su cuerpo se estremeció, sintió un suave y tibio calor. Al abrir los ojos, una radiante luz la encandilaba, únicamente pudo visualizar aquellas alas que la cubrían, observó una especie de tatuaje en la espalda, (logró verlo en el reflejo del espejo) de quien la poseía. No impulsó ninguna fuerza para escapar y se entregó.

Al despertar, salió de un brinco de su cama, estaba con su camisola blanca, transparente de seda. Se agarra la cabeza, se sentía confundida. Intentaba recordar como había llegado hasta allí. Mira la hora, las 2 de la madrugada, exactamente.

Se sentó en el piso, con ambas manos se agarró la cabeza e intentaba recordar lo sucedido. Pero no lo logró.

Una suave brisa, ingresaba por su ventanal. Escondida, entre las cortinas, observó a Lían, quien estaba en el techo de su casa, observando como cada noche el cielo con su telescopio.

Regresó a la cama, intentando recordar y comprender que sucedió.

Al otro día, bajó a desayunar con su familia. Se sentía avergonzada, pero no platicó con su familia lo sucedido.

—Tengo una buena noticia para ti, Alani —dijo Julia, su madre— He notado que estás algo distraída y pensé que es porque estás muy sola. Hablé con los padres de Lina, ellos van a traerla esta tarde para que pase unos días con nosotros. Su madre viene por una presentación de su última colección de ropa a Ontario.

Alani, se sorprendió, pero le agradó la idea de que Lina, su mejor amiga, viajará a Ontario para visitarla.

—¡Gracias, mamá! —exclamó Alani, y le dio un gran abrazo a su madre.

—¿Acaso, Lina, no era la extraña niña esotérica? —preguntó Xander.

Alani, arquea su ceja y le dice a su padre:

—¡Papá, no empieces con ese tema otra vez!

Su padre levanta ambas manos y dice: —¡No lo haré!

Se pone de pie, se alista para irse a trabajar y antes de cerrar la puerta detrás de él, bromeando, gritó: —¡Igual, sigo pensando que esa tal Lina, es algo rara!

Esa mañana Alani estaba muy animada por la gran noticia. Ayudo a su madre con los quehaceres de la casa y ansiosa esperaba la llegada de Lina.

A eso de las 3 de la tarde, Lina, llegó a casa de Alani.

Se fundieron en un gran abrazo. Ambas estaban felices de reencontrarse después de varios meses. Alani, le enseñó la casa y luego la ayudó a desempacar su maleta.

—¿Cómo está Gabriel? —preguntó Alani.

Gabriel, era el exnovio de Alani. Lina, estaba apoyada en la terraza de la habitación, observando desde allí la calle del pintoresco barrio. Se dio media vuelta y le sonrió.

—Gabriel... no perdió el tiempo. A las semanas ya tenía nueva novia. Pero no creo que quieras que hablemos de ello ahora ¿Ya decidiste que carrera vas a seguir? —dijo Lina.

—Si, en eso estoy —susurró Alani— ¿Y tú?

—¡Estudiaré Arte! —exclamó Lina— ¿Y no has conocido a nadie?

—Mm... No conozco a nadie. Hasta que empiece la universidad —comentó Alani.

Lina, observó a Lían, desde la ventana de la habitación de su amiga y dijo: —¿Quién es?

—¿Quién es quién? —pregunto Alani.

—Aquel chico, allí arriba. Estaba mirando hacia aquí —comento Lina y señaló con la mano hacia la cada de los Gag non.

Alani, observó y suspiró. —¿Te refieres a mi extraño vecino? Es Lían Gag non. Es dos años mayor que nosotras. Es algo raro y a veces me aterra.

—¿A qué te refieres con «raro»? —insistió Lina.

Alani, suspiró. —Te lo voy a contar, quizás, tú puedas ayudarme con las cosas que me han venido sucediendo.

—¡Aquí estoy, amiga! ¡Vamos, cuéntame todo! —exclamó Lina.

Se sentaron en la alfombra.

—Lían, es raro porque muchas veces me ha pasado que sabe lo que estoy pensando, como si pudiera leer mi mente. Estuvo fuera de la ciudad, no usa celular y me llamó, adivinó donde estaba e incluso describió como estaba vestida.

Lina, oía entusiasmada el relato de su amiga y estaba fascinada, la miraba con sus oscuros ojos brillosos y dice: —Y... Hay personas qye no les gusta la técnoligia.

—Eso no es nada... he tenido extraños sueños desde que llegué aquí... bueno, la verdad, desde que conocí a Lían. Anoche me pasó algo muy extraño... estaba dándome un baño de inversión. Sentí como a un ángel o demonio sobre mí, susurrándome al oído mi nombre, no me resistí, me sentí atraída, jamás sentí nada igual. Ese ser me tomó entre sus brazos y me cubrió como si fueran sus alas, sentí como si me hubiera transportado a otra dimensión. Hice el amor con vaya a saber que cosa, no podía despertar, pero no estaba dormida, y cuando desperté, ya estaba en mi cama, con mi camisola, a la madrugada. No recuerdo haber ido a mi cama por mis propios medios. Ni siquiera oí llegar a mis padres. —comentó Alani y se ruborizó.

—¡No puedo creerlo amiga! Ojalá a mí me pasara algo tan extraño y fascinante a la vez. Quizás, no estabas despierta, estabas dormida y tuviste un sueño lúcido —acotó Lina.

—No importa eso ahora. No hablemos de mí. Vamos a dar una vuelta y te enseñaré algunos lugares —dijo Alani.

Cuando iban de salida, Alani se topa de frente con Lían; ella, bajó la mirada y él, por lo bajo murmuró algo como si fuera otro idioma.

Ella, voltea y le dice a Lina: —Esa frase, eso que acaba de decir. Anoche, ese ser me dijo las mismas palabras.

Lina, la mira y no sabía qué decir. Pero tenía curiosidad en conocer un poco más a Lían. Ella, presentía algo en su energía. Se detiene, da media vuelta y grita: —¡Espera!

Lían, se detiene, observó a la chica de cara regordeta y cabello castaño acercarse a él.

—Soy Lina, amiga de Alani —se presentó— ¿Te gustaría acompañarnos a tomar algo esta noche?

Lían, observaba a Alani, quien les daba la espalda y parecía estar molesta con su amiga, se ríe y dice: —Sí, paso por ustedes esta noche ¡Gracias, Lina!

Lina, corre hacia su amiga y con una amplia sonrisa dice: —Lo tengo. Lo invité a salir esta noche con nosotras y acepto. No te enfades. La idea es ver si podemos alcoholizarlo y averiguar que esconde.

Alani, observaba a su amiga y se lamentaba. Realmente la idea de su amiga le resultaba ridícula.

Ella intentaba no tener ningún contacto con aquel muchacho.

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