Una vez que la policía se llevó definitivamente a Hugan y a Carok, con Doniv logramos escapar de ahí. Me condujo por una salida casi secreta y desde ahí teníamos que rodear toda aquella manzana a pie para ir a buscar su coche.
— ¿Fuiste tú, cierto? —Me preguntó ella.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Tú organizaste esto para que Hugan cayera detenido? ¿Eres poli o algo así?
Lo que más me había encargado mi feminista millonaria era que jamás en la vida nadie llegara a enterarse de aquel plan secreto. Si cumplía con aquello lo más probable es que Hugan quedase ahí en la carcel hasta la tumba, puesto que estaba bastante en la mira, sobre todo tras haberse descubierto aquella vaina de la pedofilia.
— En serio que no —Respondí.
Lindo Bruck:Lo que hiciste por mí no tiene nombre, puesto que lograste, tal vez sin querer queriendo, que yo haya por fin recuperado mi fe en la humanidad, puesto qué, como bien debes saber, esto de la verdadera justicia ha sido un asunto dominado única y exclusivamente por los hombres durante los siglos de los siglos.Tal vez realmente no estés tan consciente de lo que ocurrió o de lo que está por ocurrir, pero sumando y restando, a fin de cuentas todos obtuvimos lo que merecimos tras haber derrocado a ese nefasto sicópata del sexo llamado Hugan. Unxs ganaron y otrxs perdimos y al fin y al cabo terminamos obteniendo exactamente lo que merecíamos.Deberías saber más de Hugan. Hugan llegó hace ya unos años a este país secreto en medio de la nada, puesto que aprovechó aquella época en la cual nosotros decidimos abrir nuestras fronteras con
Tras haberme quedado un buen rato fumando y mirando por la ventana las luces de la ciudad por lo alto, recién logré asumir que todo lo que aparecía en aquella carta era el pasado y que lo único que importaba era el presente. Pese a que eran asuntos que recién se me habían revelado, algo intuía sobre el tema, por lo cuál prácticamente no hubo grandes sorpresas ni decepciones en mi interior.Estaba algo mareado y comencé a dar vueltas por alrededor de mi habitación. Maldita ansiedad, repetía constantemente. Estaba en lo mejor de aquello y recibí el sonido del timbre de mi habitación. Era Doniv, quien lucía bastante diferente con aquella peluca melena negra. También llevaba ropa distinta.— ¿Y tú? —Me preguntó, apenas e
Una vez que Doniv se retiró de mi habitación decidí meterme inmediatamente al jacuzzi, y cuando ya estaba instalado ahí en medio de aquella fina mezcla de agua tibia y otras sales y líquidos misteriosos marqué el número de la gobernadora de la ciudad, quien me contestó de inmediato.— ¿Cómo estás, Bruck? ¿Todo bien?No sabía si estaba todo bien, ya que no estaba para nada acostumbrado a ese tipo de cosas, mucho menos a las preocupaciones sinceras hacia mí por parte de chicas tan importantes para el funcionamiento del sistema como la mismísima gobernadora de la ciudad.— Acá estoy —Respondí—, pensando en que hacer de aquí en adelante con esta vida que recién comienza.— ¿Y qué es lo que te gustaría hacer con esa vida que
Estaba echado en el sofá. Con mi mano derecha sostenía mi teléfono y con mi mano izquierda me masturbaba mirando el último video que me había enviado mi feminista millonaria con el fin de que fuese utilizado para aquellos sanos menesteres.El día estaba horrible. Desde mi posición podía presenciar las nubes negras que se iban formando en las alturas producto del temporal que se había anunciado por el espacio meteorológico del noticiario y sentí un poco de lastima pasar aquella lluvia en tan miserable y amarga soledad en mi departamento con terraza ubicado en aquel barrio que, pese a ser antiguo, tenía algo de merecido prestigio social producto de su alta tradición histórica.Algo debía ocurrir con mi mente, pensaba, puesto que no
La videollamada apareció en el momento justo en el cual terminaba de vestirme con pantalón de buzo y polera de equipo de fútbol desconocido que me había regalado un supuesto futbolista por yo haber logrado que su mujer se divorciara de él tras haberla grabado mientras se la clavaba por detras en el baño de un restaurant de lujo.Una vez que acepté la comunicación no me gustó lo que vi. Eran un tipo y dos chicas. El se veía más o menos viejo sin serlo del todo y era calvo y tenía un aspecto de mal oliente que incluso llegaba a percibirse desde el otro extremo de la pantalla. Ellas eran unas jovencitas bastante sexys, quienes cruzaban sus piernas de una manera que se notaba que cuyo único objetivo en la vida consistía en seducir a alguien por encargo, al igual que yo.
Capítulo 3Estaba intentando limpiar aquellas grotescas manchas de semen que habían ensuciado el sofá y el teléfono sonó una vez más durante esa tarde que se hacía cada vez más helada.Era mi feminista millonaria y ahí sí que terminé de sentirme bien por completo, puesto que tras el acto de mirar la pantalla aparecía una notificación de mi cuenta de banco y sí, por muy absurdo que pareciese me habían transferido mis primeros cien millones y la cochina mancha de semen pasó en absoluto al decimoquinto plano de mi vida.— ¡Hola, mi preciosa!—Dije, bastante enternecido y entusiasta y sobre todo feliz — ¿Cómo está?No recordaba haber estado tan feliz en la vida hasta como en ese momento y era bastante extraño sentirse así, cuestión muy distinta a cuando solía soñarlo despierto. Cien millones eran cien millones y daba lo mis
Luego de no quemarme mucho el cerebro con intentar vestirme correctamente para la ocasión ni mucho menos tener un discurso elaborado o algo así como una estrategia, salí en dirección al pasillo y me dirigí al ascensor con el fin de acudir a mi cita de trabajo, considerando que el miserable de Hugan me había dado solo siete horas para realizar su encargo.Mientras me miraba al espejo intentaba ponerme a filosofar solo con el fin de ignorar mi tristeza producto del desengaño provocado por la pelea con mi feminista millonaria. El mundo era una mierda y todos lo sabíamos. El problema era que nunca estábamos preparados para enfrentar aquello y uno que otro asunto de ego privado siempre iban a estar listos como para amenazar la felicidad que uno se proponía, considerando que estos se aferraban firmemente a las bajas autoestimas y a las bajas formas espirituales.
Capítulo 5Evka despertó casi de inmediato de su desmayo y yo simplemente no la podía creer. Ni siquiera alcanzamos a ir a buscar unos paños con agua fría o algo parecido para ayudarla.No había tiempo para impresionarse de nada más.Evka intentó incorporarse rápidamente, pese a nuestras sugerencias de que no se exigiese tanto tras aquella descomposición que debió haber traído consigo una pérdida importante de energía. Carok la sostenía de la cintura mientras ella me miraba fijo todo ese tiempo, de una forma que me daba bastantes escrúpulos interpretar como algo positivo para mi trabajo, sobre todo si se trataba de una belleza de su categoría.— Ya estoy bien —Dijo ella, sonriendo y sin dejar de estar mirando hacia mí—. Me gustaría intentar levantarme.— ¿Es normal que te desmayes de la