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Jazmín y Alex entraron por la puerta de la casa, y lo primero que recibieron fue un gran abrazo de Ruggero. —¡Estoy tan feliz por ustedes dos! Me han dado una gran felicidad, y me han vuelto valiente, de verdad, estoy feliz. —Ruggero, lamento… —¡Nada de lamentaciones! Soy muy feliz, me tienen que convertir en padrino de su primer hijo. Jazmín y Alex rieron de sus palabras. Cuando Clara apareció, Jazmín la abrazó. —Nunca lo hubiera logrado sin ti, ¡Gracias por ser mi segunda madre! Clara tenía lágrimas en los ojos con sus palabras, se abrazaron más fuerte. Pablo apareció en el salón y los miró, se encogió de hombros. —¡Muy bonito espectáculo! ¿Ahora me dirán que fue lo que pasó? Clara y Jazmín rompieron el abrazo. Jazmín y Alex tomaron sus manos, miraron a Pablo. —Yo debo explicarlo —dijo Alex—. Antes que nada, debo pedirles perdón, he causado dolor a todos con mis actos, nadie merecía esto, sobre todo esta familia que me abrió las puertas, y me acogió en mi peor momento. P
Quince días después. Anne y Felipe miraban a Sarah, la trabajadora social y Matías. Estaban sentadas sobre una manta, en aquel jardín de ese parque, haciendo un picnic, y jugando. Anne tenía una mirada nostálgica, Felipe estuvo seguro de que le dolía, él quería cambiar su tristeza, la abrazó. —Tú eres muy importante para Matías, él te ama. —Lo sé, es solo que, bueno, no sé, hay algo en mí. Llámame loca, pero siento como si tuviera miedo, una ansiedad que me consume respecto a Sarah, quisiera creer que son mis celos, pero no lo sé. Felipe besó la frente de Anne, Sarah los veía, sin que nadie se diera cuenta. Fingía jugar con Matías, quien, gracias a los regalos de la mujer, cedió a convivir con ella, pero estaba más cerca de la trabajadora social que de Sarah. Felipe miró alrededor. —¿Dónde hay un baño en este parque? Anne le señaló a unos pasos de él. —Ya vuelvo, amor. Ella asintió, mientras lo veía irse. Anne volvió la mirada hacia Matías, pero sintió los ojos de Sarah clava
Anne y Felipe llegaron al hospital, Felipe tenía al niño en brazos que lloraba, asustado, entraron a urgencias ambos se quedaron con él. Debían coser su herida, aunque era pequeña. Anne comenzó a cantarle y poco a poco el niño fue olvidando todo mientras sonreía a Anne. Pronto Matías estuvo mejor, Anne lo cargó, lo colmó de besos. —¡Anne! Salvaste a nuestro hijo, eres mi heroína, gracias, mi amor. La voz de Felipe se rompió en llanto, ella acarició su rostro, él los abrazó. Si los hubiese perdido, solo pensarlo fue como si alguien golpeara su corazón. Leonel llegó, junto a Ana quien cargó a Matías Leonel salió con Anne y Felipe hasta el pasillo. —¿Qué pasó con Sarah? —Lamentablemente murió. Los ojos de Felipe y Anne se miraron incrédulos. —¿Qué pasó? —La mujer intentó escapar, quiso ganar el paso al tren, pero fue imposible, su cuerpo quedó irreconocible. Anne tocó su pecho, sintiendo zozobra, mientras Felipe tragó saliva, no podía creerlo, claro que esa mujer era cruel y
Ruggero estaba bailando, cuando sintió una mano que lo tomaba y lo apartaba del baile, cuando miró, se tensó al ver que era Victoria. —¿Tú? Ay, no, vas a ofenderme, ¡Vale! Dame dos buenas bofetadas, las soportaré. Victoria rio, levantó la mano y Ruggero cerró los ojos, luego volvió a reír. —¡Claro que no lo haré! Ven conmigo. Ruggero la siguió. —Aunque creas que debería odiarte, no lo hago, en realidad, y hasta estoy agradecida, me salvaste, pude casarme con un perdedor, pero ahora soy una mujer libre, con un futuro brillante. Ruggero sonrió. —Me alegro de que lo hayas conseguido, no quería contártelo, no es mala onda, solo, quería cerrar esa página en mi vida, luego todo cambió, cuando vi a Jazmín ser tan fuerte y defender su amor, dije también debo defender mi amor propio, mi verdad, y no dañar a nadie. Victoria sonrió, sabía que Ruggero era una extraordinaria persona. De pronto, escucharon una voz ronca. —¡Ruggero! Pagarás caro lo que me hiciste. Carlos Jones tenía un cuc
—Pero, ¡¿Por qué dices algo así?! ¿Quién te va a matar? ¡Dios mío! Daniel, eso no puede ser —dijo con le corazón destrozado. —Por favor, déjame verte, si puedes darme algo de dinero, entonces, podré ser salvado —dijo y su voz sonaba casi llorosa. —¿Dinero? ¿En qué te has metido, Daniel? —exclamó confusa —Por los buenos momento, Anne, ¿Recuerdas cuando sufrías pro el desgraciado de Felipe? Yo fui tu cómplice, fui tu confidente, yo estuve ahí, mientras él estaba con otra, por favor, Anne, ¡Ayúdame! Ella se sitió temblorosa —¿Cuánto…? ¿Cuánto dinero? —exclamó asustada —Cien mil dólares. —¿Qué hiciste, Daniel? —Por favor, no me juzgues, mañana te veo en la calle del sol, en la intersección, ¿Vendrás? —suplicó con voz débil Ella titubeó, sintió pesar por él. —No lo sé… —¡Oh, por favor, Anne! Eres mi esperanza, te veo a mediodía, te esperaré, ¡No le digas nada a nadie, menos a Felipe! Mi vida está de por medio. Ella colgó la llamada, estaba asustada. Felipe se acercó a ella, la
Anne lo miró con desprecio, lo odiaba, no era más la persona que conoció, y que consideró ser un gran amigo, casi de su familia, estaba decepcionada. Él tomó su brazo, estaba nervioso, enfurecido, quería retenerla, pero, no sabía como hacerlo. —¡Anne, Escúchame, ¡te han mentido! No es así... —dijo con nerviosismo —¡Mientes! Ahora puedo verte sin máscaras, Daniel, solo eres un narcisista que me ha usado, pero veo lo cruel que eres, ¿Secuestrar a un bebé? Eso es lo peor que has podido hacer. Ahora puedes irte al demonio, no traje dinero, solo vine a decirte que te vayas al infierno —exclamó rabiosa Anna intentó alejarse, el hombre de pronto le dio un empujón al guardia haciéndolo a caer. Tomó a Anne de la cintura, acerándola a él, la miraba con ojos severos, crueles, había rencor en su mirada, ella sintió escalofrío. —¡Yo te amaba! Más de lo que nadie te pudo amar, ¿Por qué me haces esto? Preferiste cambiarme por el maldito de Felipe Anjou, él te engañó, te humilló y lo perdonaste,
Llegaron a casa, Anne se enteró sobre la muerte de Daniel Higareda, estuvo triste, por varios días, pensó en como la vida a veces dirigía a las personas a destinos que nunca imaginaron llegar, pero Anne también tuvo claro que, en la vida, uno elige su propio camino, y Daniel eligió que rumbo seguir, uno sin retorno, un camino erróneo que lo llevó a encontrar su final. Anne y Felipe llevaron a Matías al lago, querían contarle al fin ese secreto que estaban guardando solo para él. Matías estaba feliz, volaba cometas, jugaba con papá a la pelota, subieron a un vote y luego también nadaron. Luego hicieron un picnic —Matías, papá y yo tenemos una noticia para ti, una hermosa noticia. —¿Mami? —¿Te acuerdas de que nos pediste el otro día? Matías se quedó pensativo, con carita angelical —¡Un hermanito! —¡Sí! Ya llamamos a la cigüeña, y estaba muy ocupada para traernos un bebé, pero… la cigüeña nos dio una semillita para que mamá la comiera, y así, mamá nos hará el gran y maravilloso f
Dos años después. Lana estaba cortando el pastel, mientras los niños iban y pedían un poco más. Miró de lejos a Archi y a Larissa con sus gemelos que no dejaban de jugar con ellos, Archi se acercó y besó a Larissa, eran tan felices, Lana sabía que lo eran, lo veía todo el tiempo. Luego miró a Alex y Jazmín, Alex tenía cargada a la pequeña Esmeralda de un año, era su tesoro, parecían tan felices, Alex no tenía ojos para nadie más. Lana deseaba que así fuera. Luego miró a Anne y Felipe, estaban abrazados, besándose, mientras sus hijos jugaban con los suyos. Matías corrió con Lana, y la miró. —Lana, ¿Yo puedo casarme con Mariana cuando sea grande? Los ojos de Aaron se abrieron casi con terror, gritó a Felipe, y él junto a Anne se acercó a ellos. —Escucha lo que dice Matías. Me va a dar un soponcio. —¿Qué pasa, cariño? —Papi, que yo me quiero casar con Mariana cuando sea grande. Felipe se echó a reír. —Ah, todo es muy gracioso, hasta que te dicen que Aitana se casará. Felipe b