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Daniel llegó a la casa de los Farré, intentó entrar al despacho, pero la voz de Clara lo detuvo.—Daniel, ¿Qué haces aquí, querido?—Hola, Clara, yo he venido a ver como está Alex, supe lo que pasó.—Sí, muy triste. Aunque él ahora está con Pablo.—Que bueno que Pablo fue tan amable.—Estaba por desayunar, ¿Te unes a mí?—Claro —dijoCaminó tras ella y a medio camino se detuvo.—Espera, solo iré un momento al baño.Daniel corrió tan rápido, pero, en realidad, no fue al baño, entró al despacho de Pablo, abrió la puerta y se adentró.Husmeó entre las cosas y entre los cajones, hasta que al fin lo vio.《 Pablo eres un idiota, solo a ti se te ocurre cargar con la chequera de la escuela militar y encima tener cheques en blanco firmadosÉl tomó un cheque y salió tan rápido como pudo.Luego le dijo a Clara que no podría desayunar con ella y se fue.Condujo un viejo auto y pensó en Anne—¿Así que me dejaste por Felipe? Solo fui un juego, me usaste para darle celos, para demostrar que te podía
Leonel envió a sus guardias a revisar por todo ese lugar y dar con esa mujer, pero no encontraron rastro de ella. —¿Y no habrá sido una alucinación, Anne? Anne miró con severidad a Ana Fantori. —Ana, claro que no, si Anne dijo que lo vio, es así —dijo Leonel —¿Y Matías? —No te angusties, ya envié más hombres a vigilar la casa, hablé con la nana, todo está bien. —No molestemos a Felipe con esto, al menos hasta que sepamos si es real o no, lo martirizaremos, ha tenido suficiente —dijo Ana, Leonel y Anne la miraron con duda, y Leonel tuvo un presentimiento. —Esa mujer quiere más dinero, le envió un mensaje a Felipe, antes queriendo más dinero. —¡Esa víbora trepadora! Claro, es un parásito, siempre aprovechándose de la debilidad de mi hermano, ahora quiere aprovecharse de Matías, pero ¡No lo voy a permitir! Juro que acabaré con ella. —Tranquilo, Leonel, estaremos bien —dijo Ana. —Debo ir con Felipe. Cuando Anne se fue, Leonel miró a Ana. —¿Por qué te veo tan tranquila, mujer? ¿
Sintió un golpe en su pecho, algo que ardía en su estómago, una rabia, recordó cuando Jazmín fue suya, ahora, la vería ser de otro, la perdería, su mandíbula se apretó con fuerza y escuchó el quejido de Larissa. —Me lastimas, Alex, estás apretando muy fuerte mi mano —dijo ella —Lo siento… Ruggero hizo que Jazmín diera una vuelta, y luego se acercaron a ellos. —¡Es hora de hacer cambio! —¡¿Cambio?! —exclamó Larissa con duda —¡Cambio de parejas! —exclamó Ruggero, tomando a Larissa Randle para bailar con alegría, y dejando al otro par ahí. Jazmín y Alex se miraron perturbados, ella estuvo a punto de alejarse, pero él la detuvo. —¿No bailarás conmigo? —Bueno, solo si tú lo quieres —dijo —Yo lo quiero… yo… Él tomó su mano y tomó su cintura, Jazmín puso su mano en su hombro. Bailaron lentamente, se miraron fijamente. —No quiero ser algo que odies, Jazmín, nunca quise lastimarte. Debes saber que, Larissa y yo, nos encontramos en Ovyu. Jazmín le miró con desconcierto. —A mí no me
Jazmín sentía la mirada de Alex férrea sobre ella, lo ignoraba, tanto como podía, hasta que Clara se acercó a ella y los llevó hasta un salón. Ruggero miró a su mamá. —¿No me saludarás? —No, ¿Qué es lo que haces aquí? —Bueno, fui invitado, como tú, ¿Por qué te molesta tanto? —Quiero que te vayas ya mismo. —¡Clara! No seas tan injusta, Ruggero me acompañó y ha sido tan bueno. —Jazmín, si te envié a la casa en Hispalis, no fue para esto. Ahora nos iremos ya mismo, no quiero ninguna objeción. Tuvieron que acepar. Ruggero fue a despedirse de algunos amigos, cuando sintió esa mano en su hombro. —¿Qué haces con Jazmín Farré? ¿Acaso aceptaste nuestro acuerdo? Ruggero miró por encima de su hombro, era Carlos Jones, lo conocíamos que bien, y lo odiaba, había roto su corazón un año antes, y ahora estaba por casarse con la hermana de Felipe Anjou, —¿Acuerdo? Solo tengo un acuerdo contigo, aléjate para siempre de mí —sentenció y siguió su camino. Aunque se sintió desestabilizado, pudo
Cuando llegaron a Mónaco, de inmediato rentaron un auto. Alex manejó al hotel que les indicó Ruggero, pero no era uno de lujo, al llegar la recepcionista les dijo que el lugar estaba lleno, sin embargo, había una reserva a nombre de Alex Donovan —Es una habitación para dos, con cama King por una noche. Se miraron confusos. —¿Solo una habitación? —Solo una y no tengo más disponibilidad. ¿La tomarán? Alex dijo que sí, pronto subieron a esa habitación. Al llegar vieron la cama, se miraron. —Sí quieres dormiré en el sofá —No es necesario, no te tengo miedo. Se quedaron callados por un momento. —Lamento haberte lastimado, tal vez algún día puedas.... —¡Ya basta! Ahórrate las disculpas baratas y la buena onda, lo hecho está hecho, Alex, me rompiste el corazón, como alguien lo hizo contigo, pero a comparación de ti, yo no me sentaré a llorarte, ni guardarte luto. Me voy. —¿A dónde vas? —exclamó al verla salir. —Beberé una copa en el bar, me divertiré, luego vendré a dormir, no t
Anne y Felipe volvieron a Mayrit. Fueron directamente al palacio de Leonel, apenas llegaron escucharon la vocecita de Matías, y Anne corrió a abrazarlo. —¡Mami! ¡Papi! Volvieron, iremos al lago. —¡Claro que iremos al lago, corazón, por eso hemos venido por ti! —dijo Anne, llenándolo de besos, y mismo, Leonel y Ana se acercaron a ellos. El semblante de Leonel los hizo sentir incómodos. —¿Qué pasa? —Ven conmigo, Felipe, debemos hablar. Felipe miró a Anne, sin embargo, lo siguió. —¿Sucede algo, Ana? Ana pidió a la nana que llevara al niño a arreglar para ir al lago, y luego quedaron solas. —Debes ser fuerte, Anne, debes ser valiente para ayudar a Felipe. Anne sintió un miedo en su interior, las palabras de Ana la asustaban. —Pero, dime que es lo que pasa, que me estás asustando. —La serpiente volvió, la miserable de Sarah demandó a Felipe, quiere quitarle a Matías. Anne abrió ojos enormes, tuvo mucho miedo. —¡No! Eso nunca, ¡Nunca nos quitará a Matías! No lo permitiremos. —
Jazmín y Alex llegaron a ese casino, no era el mejor de la ciudad, se acercaron a los guardias, y decidieron separar sus caminos. Mientras jazmín iba a fingir jugar, Alex se acercó a uno de los guardias. —Hola. —Hola, ¿Cómo le va? ¿Ganando? Alex sonrió. —Mas o menos, quiero preguntarte algo. El hombre le miró intrigado. —Dime. —Si te pago veinte mil euros por que me des un video de seguridad, ¿Lo harías? El hombre le miró aturdido. —¿Qué dice? No, yo… no manejo los videos de seguridad. —Pero, ¿A qué te es fácil conseguirlos? ¿No es así? El hombre titubeó. —No quiero líos, mira tengo mucho trabajo. —Cincuenta mil euros, te los deposito de inmediato a tu cuenta, piénsalo, supongo que, aunque te paguen bien, recibir esa cantidad en un solo día, no te caería nada mal. —No. Alex le dio su tarjeta —Vale, si cambias de parecer, búscame. —Y… en caso de que cambiara de parecer, ¿Qué video es el que quiere? Alex sonrió, anotó la fecha del día del incidente, y le indicó que maq
—Aléjate, Alex, lo nuestro ya es historia, tú lo quisiste así, ahora Ruggero y yo estamos juntos, ahora soy suya, todo entre tú y yo terminó. Alex sintió algo que lo quemaba por dentro, un dolor, miró sus ojos con tristeza. —Pero, no lo amas, estás cometiendo un grave error. —¿No es el mismo que cometiste tú? Dijiste que podrías amarme, pero realmente nunca lo intentaste, ahora que me ves en brazos de otro, ¿Suplicas que vuelva? Eres inmaduro, Alex, no sabes lo que quieres, ¿Y que harás cuando me tengas? Dejarme y buscar a alguien más. Me das pena. —No digas eso, no, Jazmín, yo… he estado solamente en esto, en esta obsesión mucho tiempo. —¿Obsesión? ¡Vaya! Eso es un avance, que reconozcas que Larissa era tu obsesión. Pero, yo no quiero ser tu nueva obsesión, Alex. —Tú, no eres una obsesión, Larissa nunca fue real, fue solo una utopía, tú fuiste real, tú fuiste mía. Jazmín sintió su cuerpo estremecer ante sus palabras, ante su mirada, Alex se acercó más a ella, sintió sus labios