Dos horas después, terminó la conferencia de prensa. Eliana salió cansada y Julia la persiguió con un rostro nervioso.—Lucy, hay algunas zonas residenciales disponibles para vender actualmente. ¿Si quiere comprar...—No, no hace falta un chalé. Soy de la familia Dolores. Por supuesto, viviré en mi propia casa.Julia quedó atónita y sentía que Eliana era muy diferente desde antes. En este momento, un coche plateado frenó detrás de ellas. La luz del sol caía, cubriendo todo el vehículo con una aureola dorada. Se bajaron las ventanas y apareció un hombre guapísimo.—¿No sabe si tiene el honor de invitar a Lucy para dar una vuelta?«¿Quién es ese hombre? ¡Es tan guapo», pensó Julia con su boca abierta. Eliana llevó un rato pensando quién era ese hombre. Era Roberto Morales. A pesar de que no tenía memoria clara de él, después de todo la había ayudado. Aceptó Eliana la invitación. Le pidió a Julia que regresara al hotel y subió al coche de Roberto.Los dos acababan de irse. Hilario paró su
«Un patrocinador. ¿Por qué no lo acepto? Cualquier empresa, excepto la de Deva, es aceptable», pensó Eliana y asintió ligeramente con la cabeza. Cuando estaba a punto de aceptarlo, sonó su teléfono, interrumpiendo sus pensamientos. Sacó el teléfono móvil y miró el número. Sin duda, era Hilario, porque le había llevado mucho tiempo memorizar su número. Eliana dudó un momento y quiso colgar el teléfono. Pero Roberto dijo:—Es mejor que lo respondas.Ella aceptó y oyó la voz fría de Hilario:—¡Baja! ¡De inmediato!Eliana miró al espejo retrovisor y vio el coche familiar. También podía imaginarse el rostro ensombrecido de Hilario y dudó: «¿Por qué está aquí?»Roberto observó el coche en el espejo retrovisor y apretó con fuerza el pedal del acelerador.—Ten cuidado. Voy a ir a toda velocidad. Hilario notó que la distancia entre ellos era cada vez más grande y también aumentó la velocidad.Cinco minutos después, Hilario todavía los siguió. Eliana no pudo aguantarlo. Quiso colgar el teléfono
—Es un asunto de la familia. Si no le importa, puede irse, señor Morales. —dijo Hilario con una mirada de advertencia.—¿Sois una pareja? Pero hace poco, señorita Dolores ha dicho en la conferencia de prensa que estáis divorciados. No está contigo ya. Está soltera.Como un hombre dominante y seguro de sí mismo, se enojó mucho por la conducta de Roberto.—¡Suéltame! ¡Me duele mucho!—gritó Eliana. Pero lo único que respondió fue un silencio. Incluso la fuerza de sus brazos se fortaleció. «¿No me oyes», pensó Eliana tomando una profunda respiración y levantó la mano directamente hacia Hilario, golpeándolo con el codo. Por fin, logró escapar del abrazo y saltar al suelo. Sin embargo, los zapatos resbalaron sobre el suelo, y su muñeca giró hacia un lado.Cerrando los ojos, ella no tenía intención de pedir ayuda a Hilario. Roberto avanzó y quiso apoyar a ella, pero fue bloqueado por Hilario. Apoyó su espalda una mano grande. Abriendo los ojos, ella entendió que era Hilario quien le había dad
—Muy bien, espero tu mensaje. —respondió Roberto con una sonrisa triunfal. Había contratado la organización de la exposición con el Grupo Dolores, que era una subordinación de la empresa de los Lucero. Pero en esta situación, la exposición no tendría nada que ver con el Grupo Lucero. Mientras tanto, Eliana caminó hacia la calle preparándose para irse en taxi. Lo notó Hilario y andó directamente hasta donde estaba su coche. La levantó y la puso en el coche cerrándole el cinturón de seguridad.Era más agresivo, dominante y arrogante que antes. Eliana no sabía cómo reaccionar en esta circunstancia. El coche arrancó y pasó por Roberto. «Es imposible que ese tío me solpe a mi mujer», pensó Hilario conducía. Era tarde para escapar del coche. Eliana intentó abrir la puerta y descubrió que estaba bloqueada la puerta de su lado. Luego entraron en la autopista.—¡Pare, pare, pare! ¡Quiero bajar!—¿Estás loca? ¡Estamos en la autopista!—¿Loca? ¿Entonces quién ha producido un choque y casi me ha
Eliana estaba atónita durante un buen rato. Cuando reaccionó, empujó fuertemente a Hilario y le dio una bofetada a su cara. No esperaba que Hilario se volviera tan desvergonzado. Sitiendo un calor ardiente en la cara, se quedó mudo de asombro: «¿Me abofeteas? ¿Cómo es posible?»—Señor Lucero, ¿qué quieres hacer?Eliana lanzó un profundo suspiro, tratando de contener sus emociones para que no recayera la enfermedad. Lo miró a Hilario como si fuera un extraño.—Quiero besar a mi esposa. «¡Tu esposa! ¿Amites que soy tu esposa? ¿Por qué no lo hizo hace cuatro años», pensó Eliana y dijo con frialdad:—Hemos divorciado, Señor Lucero.—¿Divorciados? Nunca he firmado ningún acuerdo de divorcio.«¿Qué significa esto? ¿Me pide el acuerdo de divorcio? Simplemente es un documento. El fracaso del matrimonio ha sido probado por los hechos», pensó Eliana. La libertad había sobrepasado todo lo que podía imaginar. Pero también se puso un poco confundida: «¿No le había dicho Teresa de mi último deseo?»
En la empresa de los Dolores, Deva se preocupaba cada vez más de que Hilario creyera lo que dijo Eliana. Así que fue a la villa de Hilario. Cuando llegó, el criado le informó que Hilario no había vuelto. Pues Deva fue al estudio y siguió esperándolo. Una hora después, Hilario regresó a la villa. El criado le tomó el abrigo y dijo:—Señor, la señorita Dolores está en el estudio.—Lo sé. —Hilario subió las escaleras.—Hilario, has vuelto —dijo Deva sonriendo al abrir la puerta—. ¿Qué pasa?Hilario desabrochó su corbata y suspiró con cansancio.—Hilario, he visto la entrevista de Eliana. Tienes que creerme. Estoy siempre a tu lado —lloró y sacudió la cabeza—. No he detenido a Eliana para visitar a mi padre.—Yo sé. Esto no tiene nada que ver contigo —Hilario la consoló—. Puedes irte. Te aseguro que no te hará daño tu hermana.«¿Daño? ¿No es un daño lo que ha dicho Eliana en la entrevista? ¿No me amenazó?», pensó y miró a Hilario con lágrimas en los ojos. Pero antes de que pudiera pregunt
Desde la muerte de Eliana, Hilario se había culpado a sí mismo durante mucho tiempo. Por lo tanto, Deva podía entender su indiferencia. Pero no sabía si Hilario estaba enamorado de Eliana después de su vuelta. Era una crisis para Deva y miró al hombre callado con los ojos llenos de lágrimas.—Es porque mi hermana ha vuelto, ¿verdad?—No, no es así.—¿Te arrepientes de haber dejado que Eliana me diera los recursos necesarios para un trasplante? Por eso me has alejado en los últimos años. —Deva lloró y salió corriendo.«¿Me arrepiento? ¿Estoy enamorado de Eliana?», pensó Hilario y miró afuera por la ventana. Toda la ciudad estaba cubierta de plata por la luz de la luna, aumentando lo silenciosa de la noche. A las nueve por la noche, Eliana llamó a su mejor amiga:—Teresa, voy a regresar a la familia Dolores mañana. Nadie puede detenerme.—No esperaba que cambiaras tanto después de cuatro años. No eres una flor delicada como antes. —suspiró Teresa y pensó: «Si no hubiera sucedido nada,
Al día siguiente, muy temprano por la mañana, Eliana llegó a la puerta de la villa de los Dolores. Quiso entrar, pero la detuvieron dos guardias de seguridad.—¿Quién eres? No puedes entrar en la zona privada. —Yo soy la dueña de la villa. —Eliana miró ferozmente a los dos.—Perdón, no te conocemos. —dijeron los guardias que obedecieron completamente las órdenes de Deva.—Soy Eliana Dolores, hija del señor Guillermo Dolores. —respondió Eliana, obligándose a reprimir la ira. Los guardias se quedaron atónitos porque nadie les había informado de que el señor Dolores tenía otra hija. Antes de que los dos guardias pudieran darse cuenta, el administrador de los criados salió del interior. Miró a Eliana y preguntó imperiosamente:—Señorita, ¿qué puedo hacer por usted?—Soy Eliana Dolores, hija mayor del señor Guillermo Dolores y dueña de la villa. ¿Puedes informar a mi padre de mi presencia?—Perdón, señorita, no puede entrar sin permiso de nuestra dueña.—Soy tu dueña. ¿Necesito un permis