Capítulo 133
Lucía agitó el trapeador y continuó arremetiendo contra ella. Alba corrió cubriéndose la cabeza y, al llegar a la puerta, no pudo evitar lanzar una última amenaza:

—¡Esto... esto no se quedará así!

—¡Esas malditas glicinias de su jardín que se extienden hasta mi patio, mañana mismo las quemo todas! ¡Me enferman solo de verlas!

Dicho esto, echó a correr porque Lucía volvía a perseguirla con el trapeador.

—¡Lárgate! ¡Cada vez que vengas, te voy a dar tu merecido!

Lucía bajó el trapeador y exhaló profundamente, pero al volverse vio la expresión grave de Sergio y sintió un vuelco en el corazón.

Después de un momento, balbuceó:

—Papá, lo siento, yo...

—¿Cuándo aprendiste a hacer eso?

—¿Eh?

—Así... así... —Sergio imitó sus movimientos con el trapeador.

—¡Ejem! Una señorita debería ser más refinada y elegante, no comportarse como una verdulera.

—Papá —Lucía se acercó y lo tomó del brazo—, dime la verdad, ¿no te sentiste mejor después de eso?

¡Eh!

Sergio: —...Sí, me sentí mejor.

—¿Fue ella qui
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