'¿La Pequeña Jin volvió?', él no pudo evitar preguntarse. Sin embargo, después de mucho tiempo, afuera volvió a quedar en silencio y la figura que esperaba no apareció en su habitación.

La decepción no pudo evitar extenderse por su pecho. Hao Jifei enroscó su diminuto cuerpo con más fuerza.

Su cama... ¡parecía más fría!

Recordó las palabras del hombre al que debía llamar su padre. "Solo estás dependiendo en la caridad de la familia Yi. Además, tu madre fue la persona que los lastimó. Incluso si no estás dispuesto a dejar Yi Qianjin para regresar a la Ciudad Venado, algún día te darás cuenta de que solo puedes obtener lo que quieres regresando a la Ciudad Venado".

Sin embargo, lo que quería era hacerle compañía a la Pequeña Jin. Si a ella le gustaba que él tocara el piano, él seguiría tocándolo. No importaba incluso si le dolían los diez dedos.

Hao Jifei se quedó dormido. Sin embargo, siguió soñando con su madre, cómo fue arrestada, cómo yacía con su frío cuerpo en el ataúd en el c