¡Ayúdalo, no lo dejes solo!

Capítulo 58 ¡Ayúdalo, no lo dejes solo!

Guillermo Brown se fue fortaleciendo con el transcurso de los días. Arabella lo cuidaba durante el día junto a Renato y Ricardo se quedaba en las noches.

Durante el día, el abuelo, a regañadientes, aceptaba las papillas de avena, y los jugos o cremas de verduras, que ella insistía en darle a comer dándoselas en la boca.

— ¿Entiendes por casualidad que no soy un bebé? ¡Respétame!

— ¡Claro que sí, señor Brown! Usted tiene todo mi respeto. Ya terminamos de comer, ahora limpiaremos la boca y leeremos algo, ¿Le parece?

— ¡No me trates como un niño! ¡Eso me pone furioso! Estoy cansado de esas comidas!

En realidad, a Guillermo Brown secretamente le gustaba mucho la sensación de ser mimado por esta chica. Desde que murió su esposa, nadie lo atendía a menos que se le pagara un sueldo. Esta chica cuidaba de que comiera, le leía diariamente, le ponía videos cómicos en el teléfono y le contaba anécdotas chistosas, con las cuales no podía evitar reír, a
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