Capítulo 1 - 2

Parte 2...

Su abuela siempre le pedía que le diera un bisnieto, pero era algo que resultaba difícil, aunque él también lo deseaba. Se lo debía a ambos. El sacrificio que hicieron para darle la mejor educación posible fue primordial para convertirse en el hombre de éxito que era ahora.

Por supuesto se creó un camino y fue con todo hasta conseguir sus objetivos y a partir de ahí, además de suerte, contó con la ayuda de gente influyente y ahora él también formaba parte de este entorno y no tenía intención de marcharse. Al contrario, quería más y más. Y necesitaba una mujer a su lado. Era importante en el medio y demostraba que era alguien seguro y digno de confianza.

Hablando con Otto le aseguró que pronto se casaría, aunque era mentira, sólo para complacerlos a ambos. No podía dejar que siguieran pensando que sería un eterno soltero y ni siquiera él pensaba serlo.

Ojalá tuviera la suerte de encontrar a alguien que mereciera el esfuerzo de la conquista.

— Estoy seguro de que será una buena chica y de que me dará un hermoso bisnieto.

Ver la emoción en la voz de su abuelo le llegó al corazón. Ahora sí que tenía que cumplir esta falsa promesa. ¡Y con urgencia!

Esta conversación había surgido de la nada después de que estuvieran solos de nuevo y la cara que pusieron le hizo tener esta locura momentánea y una nueva relación escapó de su boca.

Que ni siquiera existía.

Después de todo lo que salió mal en su breve matrimonio, no creía que fuera a encontrar a otra mujer que se fijara realmente en él y no en su cuenta bancaria. No pensaba volver a casarse.

Katiana gastaba su dinero como agua. Estaba llena de caprichos y no le gustaban sus amigos que no eran afortunados como él. Para ella la vida era gastar y todo giraba en torno a las fiestas.

Ella no iba a ningún club, excepto cuando él iba, pero seguía quejándose de todo. Siempre quiso estar en los centros comerciales gastando. Si iban de viaje ella buscaba las marcas famosas, ni siquiera se paraba a mirar las cosas de alrededor y ni siquiera quería ir a los sitios turísticos.

Una vez fue al bautizo del hijo de una de sus empleadas y ella le avergonzó al no querer bajarse del coche para no pisar el suelo. Tampoco quiso comer nada en la fiesta porque le daban asco los platos y los cubiertos.

¡Era ridículo!

A propósito se quedó mucho más tiempo en el bautizo y la dejó hambrienta dentro del coche. No le importó que hiciera calor y sacó la llave del coche para no encender el aire acondicionado.

En otra ocasión dejó a su gato de mascota en un hotel y no le avisó. Le encantaba el gato de raza azul ruso y estaba de viaje cuando Katiana lo dejó en el hotel para mascotas. Sólo se enteró cuando su secretaria le dijo que buscaban a su dueño tras dieciocho días de abandono.

Era un hermoso gato de enormes ojos verdes y pelaje suave y denso con un ligero tinte azul, de ahí su nombre. Era tan cariñoso y dócil que acabó deprimido. Se enfadó mucho con eso y tuvo que volver sólo para rescatar al animal y pagar la deuda que ella había dejado.

Pero lo peor de todo, y que fue la gota que colmó el vaso, fue descubrir que había abortado a escondidas.

Su locura de vanidad no le permitió tener un hijo. Según Katiana eso estropearía su cuerpo perfecto y le reveló que nunca tendría hijos, lo que fue una traición, ya que él siempre había dejado claro ese deseo. Incluso habían hablado de eso, ella sabía que él quería tener hijos.

Sus abuelos nunca supieron los motivos de la separación, pero pensaban que era buena. No les gustaba Katiana y no lo ocultaban. Pensaba que un día ya no estarían allí y se entristecía. Si pudiera darles la alegría de tener un bisnieto, quizá eso les añadiría más años.

Pero, ¿cómo explicar que ya no creía en el amor y menos aún en las mujeres? Seguían pensando que había una mujer ahí fuera que realmente quería casarse por amor y tener una familia.

Si todavía existía, no sabía dónde se escondía, porque en los lugares que frecuentaba no encontraba ninguna.

Hacía mucho tiempo que no se divertía y se aprovechaba de las compañías como si fuera un negocio más. Si así lo quieren las mujeres actuales, que así sea.

El matrimonio estaba fuera de sus planes, a menos que encontrara " una socia ", como hacía con los negocios. Y tendría que ser alguien que se metiera de cabeza en todo.

— ¿Y cuándo vamos a conocer a esa chica nueva que pretende casarse? - preguntó Helena.

— Pronto, Nena, pronto - él sonrió ligeramente.

Mentía cínicamente.

Estaba prestando atención a un anuncio de cine y se me ocurrió una idea loca, pero podría funcionar.

Se le pasó por la cabeza que sí, que podría conseguir una esposa y un hijo como acuerdo comercial, en el que cada parte cumpliera los términos del contrato. ¿Por qué no?

Autora Ninha Cardoso.

El libro está completo y continuará en cuanto salga la plataforma. Continúe leyendo. Vienen más emociones.

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