Afortunadamente, había ordenado que vigilaran a Bianca en todo momento. Cuando su hombre notó que ella estaba en una ubicación remota, sospechó y alertó a Dave. Por eso llegó a tiempo al bar de karaoke.

La expresión de Bianca se oscureció. —Se suponía que debía reunirme aquí con Darien Crawford, un productor de Golden Gate Films. Dijo que el equipo de filmación estaría presente, pero todo fue una trampa. No sé quiénes eran esos matones.

—Darien Crawford… Golden Gate Films… —repitió Dave con voz gélida. Luego, con suavidad, pasó un brazo por los hombros de Bianca. —Vamos a casa a descansar. Nos ocuparemos de esto mañana.

Bianca permaneció en silencio. Dave era solo un empleado común que sabía poco sobre el mundo del entretenimiento, mientras que Darien era un productor experimentado. Además, seguramente tenía conexiones poderosas. ¿Qué podría hacer Dave realmente para manejar esta situación?

Probablemente solo intentaba consolarla.

—Está bien. Vámonos a casa.

Dave tomó la mano de Bianc