Bianca no sabía qué decir.

Bianca mordió su labio y le lanzó una mirada severa a Dave antes de volverse hacia Blake con una sonrisa forzada.

—Bueno, es una larga historia. ¡Pero primero vamos a almorzar! Podemos hablar más en el restaurante.

Blake asintió con desdén.

Bianca había elegido un restaurante elegante para la ocasión, ya que ella lo invitaba. Sin embargo, la atmósfera entre los tres era increíblemente incómoda.

Blake no pudo evitar echarle miradas furtivas a Bianca, sintiendo tanto admiración como tristeza en su corazón. Había oído hablar de ella a través de sus contactos en el extranjero. Su inteligencia, amabilidad y, a veces, su travesura lo habían conquistado.

Quiso decirle cómo se sentía, pero ahora parecía que ella estaba comprometida.

Su prometido era un hombre que parecía más encantador y apuesto que él, lo que hizo que Blake se sintiera realmente desanimado.

Dave se sentó tranquilamente junto a la ventana, notando cada mirada anhelante que Blake le echaba a Bianca.