−Todos debemos pagar un precio por el mal que hagamos -explico Amara- incluso si lo hacemos en venganza, todos debemos pagar −En mi caso ya lo pagué por adelantado… -una lagrima solitaria rodo por su mejilla- y aunque no fuera así, estoy dispuesta a pagar el precio, con tal de verla destruida. −Ella pagará Camila, eso tenlo por seguro −Eso espero -respondió Camila- ahora vamos, yo me encargo del guardia Ambas caminaron por el pasillo que conducía a la torre, este estaba apenas iluminado por unas antorchas, enclavadas en las paredes, un guardia de mirada fría y gran tamaño, vigilaba la entrada. −Espera mi señal, te avisare cuando puedas pasar -explico Camila Amara se escondió, mientras Camila se acercaba, caminando sensual y de manera provocativa dirigiéndose al guardia. −Que haces aquí, sabes que esta parte del castillo está prohibida -regaño el guardia −Lo sé, pero no podía dormir y pensé, ¿porque no hacernos compañía?, tu estas solo, yo estoy sola, talvez se te ocurra algo qu
Caminaron por los pasillos de la torre norte, avanzaron sin dificultad, a pesar de la poca luz, tenían la ventaja de que William conocía muy bien todo el castillo, bajaron un tramo de escalinatas, hasta llegar a un gran salón, éste estaba prácticamente vacío, lo único que había era una hermosa mesa redonda en el centro decorada con un hermoso candelabro dorado, las paredes estaban adornadas, con varias pinturas muy grandes, donde se podía apreciar retratos de los ancestros de William, eran por lo menos veinte retratos de los antiguos reyes de Cyra, el salón también tenía unos grandes ventanales, en los que se podía apreciar un bellos vitrales. −Solía venir aquí cuando quería estar solo, y que nadie me molestara -explico William- ¿ves esos vitrales? −Si, son hermosos -respondió Amara −Espera a verlos con la luz del sol, los destellos de colores que inundan el salón, le dan un aspecto mágico, y todos esos retratos que ves, son mis antepasados, los antiguos reyes de Cyra, este es el s
Yelena respiraba agitada, furiosa, tirando todo lo que encontraba a su paso-Donde te escondes William? ¡He de encontrarte, así tenga que incendiar todo este maldito castillo! -se escucharon sus pasos moviéndose por el salón- ¿con que este es el salón de los reyes no?... Que ridiculez, todos estos retratados de los reyes y reinas del pasado, jajaja, será lo primero de lo que me deshaga y la idea del fuego me parece gratificante, ya puedo imaginarme todo este lugar envuelto en fuego, todos estos horribles retratos devorados por las llamas, borrándolos de la historia, limpiando, purificando todo… jajajaja como lo voy a disfrutar.−Su majestad -interrumpió otro guardia- tenemos noticias desde la frontera.−Espero que sean buenas noticias -respondió la reina- vamos con el capitán, pero antes encárgate que venga alguien a quemar esta torre, será lo primero que arda en llamasWilliam y Amara, soltaron un suspiro, al escuchar los pasos de todos, saliendo y alejándose del lugar.−No podemos q
−Donde estas? -preguntaba entre sollozos, se le ocurrió una loca idea y se sumergió lo más que pudo y luego grito llamándolo, su grito, no fue audible por el agua a su alrededor, pero se formaron burbujas enormes que se dispersaron por todos lados. Se concentro de nuevo, no sabía si el agua podría ayudarla a encontrarlo, pero debía intentarlo, espero un poco, pero nada paso, volvió a sumergirse, y volvió a gritar llamando a su amado príncipe, de nuevo se formaron burbujas gigantes que salieron en todas direcciones, subió de nuevo a la superficie, deseando poder verlo, iba a sumergirse de nuevo cuando le pareció ver una silueta flotando a pocos metros de donde ella estaba. Amara nado lo más rápido que pudo, las olas del mar parecían ayudarla y la acercaban a él, la silueta que flotaba boca abajo parecía sin vida, al acercarse lo suficiente pudo reconocer a William, lo giro rápidamente, estaba pálido, inconsciente, él no estaba respirando, a pesar del pánico que la invadió, trato de ma
-Suéltame maldito loco, soy Amara, no soy mi madre -ella empezó a forcejear, con Cedric, que seguía intentando besarla, ella le respondió dándole un fuerte cabezazo, el hombre dio unos torpes pasos hacia atrás, mareado por el golpe, se recompuso y la abrazo con fuerza por detrás mientras ella intentaba abrir la puerta de la habitación, él beso y lamio su cuello mientras le susurraba al oído con lujuria – es por demás que luches, hoy serás mía, solo mía. Amara sintió hervir su sangre, era un cumulo de sensaciones, entre el asco, la furia y el miedo que le provoco el hombre que la tenia a su merced, intento zafarse, pero el era mucho más grande que ella y la tenía sujetada con fuerza, el seguía besando su cuello dejando húmedos besos que la asqueaban cada vez más, en su intento por liberarse, cayeron al suelo, él tenía el cuerpo de la chica aprisionado bajo el suyo, ella seguía luchando, pero no lograba liberarse, sintiendo que sus fuerzas la abandonaban, como último recurso, decidió c
No muy lejos de allí, en una pequeña embarcación, dos hombres observaban atónitos y con lágrimas en los ojos como el barco donde estaba la princesa era consumido por las llamas y se hundía en el océano. -TODAVÍA PODEMOS LLEGAR!! -grito William con lágrimas en los ojos, remando con todas sus fuerzas- talvez ella salto, talvez logro llegar al agua… talvez… -un nudo en la garganta no le permitió continuar, Alastar no decía nada, estaba sumido en su dolor, viendo como el barco casi desaparecía en el horizonte. -William -dijo Alastar con lágrimas en los ojos y colocando una mano sobre su hombro- ese barco voló en mil pedazos… no creo que… -N0, NO TE ATREVAS A DECIRLO!... -grito el príncipe, con demasiado dolor en su voz- ella…ella tiene que estar bien… el agua… el agua la ayuda, el agua la protegió, estoy seguro –en los ojos de William se reflejaba el dolor y la angustia, pero también una leve esperanza, a la que Alastar decidió aferrarse también. -Tienes razón, ella tiene que estar bie
El salón de banquetes estaba elegantemente decorado, la orquesta tocaba hermosas melodías y un ambiente de alegría inundaba todo el lugar, toda la realeza estaba presente, los reyes del lejano oriente, también los reyes de Ozryn y Tomas felizmente acompañado de Lynette, todo el pueblo también se hizo presente. -Tío Tomas!!! –se burló Amara, mientras se acerba a saludar, ganándose una mirada de desaprobación de Tomas- tía Lynette!!! –exclamo abrazando con fuerza a la pelirroja. - Amy, estoy tan contenta de verte!!! - Como estas? ¿Cómo te tratan tus futuros suegros? ¿cómo te recibieron en el reino de Ozryn? - interrogo bombardeando de preguntas a su querida tía. -Bueno, veamos… estoy bien, gracias… los padres de Tomas me tratan muy bien, la reina es muy buena conmigo, me trata como una hija… y aunque estaba muy nerviosa con la respuesta del pueblo de Ozryn, he recibido solo buenos deseos y cariño de parte de todo el reino. -Me alegra tanto escuchar eso, mereces ser feliz, sé que en
-Alteza yo no sé… no se si debería- respondió el aun sorprendido guardia -Amara, creo que deberíamos esperar, o avisar a los reyes y tus papas, -Interrumpió Lynette preocupada- tu no deberías, tú tienes que… -Me parece muy bien, tu haz eso… avísales, yo voy a ver quienes son- dijo saliendo a toda prisa, con la espada del guardia a quien prácticamente le arrebato el arma. Lynette vio preocupada, a su sobrina salir del salón, rápidamente se giró y corrió hasta donde estaban los reyes y Alastar, todos estaban muy sonrientes celebrando y bebiendo, de hecho, parecía que el rey Henry y Alastar ya estaban pasados de copas, con sus rostros enrojecidos y los ojos brillosos. -Qué pasa? - pregunto Alastar intentando ponerse de pie sin éxito, se preocupó al ver llegar a Lynette pálida y agitada -Hay un grupo de personas que dicen ser familia, intentado ingresar… -Como que familia? ¿Familia tuya? ¿No estaban todos muertos? - exclamo Alastar, ahora si poniéndose de pie. -No, bueno, no lo sé,