C127-¿QUIÉN TE HIZO ESTO?El médico terminó su trabajo y salió, dejando a Luna sola con Cassio. Él ardía en fiebre. Su respiración era pesada, su piel caliente al tacto. Ella se quedó ahí, observándolo, sintiendo ese torbellino en el pecho que no la dejaba respirar con claridad.No debía sentir esto.No debía dolerle verlo así.Pero lo hacía. Cassio era un bastardo arrogante, orgulloso, un hombre que la había hecho sufrir más veces de las que podía contar. Y, sin embargo, ahí estaba ella, pasando un paño húmedo por su frente, cuidándolo, velando por él como si su propia vida dependiera de ello.Cassio gimió y se removió en la cama. Su rostro estaba tenso, sus cejas fruncidas como si estuviera peleando incluso en sus sueños. De repente, su voz quebrada rompió el silencio.—Luna…Ella contuvo el aliento.—Luna, no… no te vayas…Su mano se cerró sobre la sábana. Y ella se inclinó un poco más, susurrando contra su oído.—Estoy aquí… No me voy a ninguna parte.Cassio respiró profundo. Su c
C128-¿EL ABUELO ES MALO Y NOS ESCONDIÓ?El corazón de Luna latía con fuerza, su mente gritaba que no, que era imposible. Pero otra parte de ella… una que había callado por demasiado tiempo, quería escuchar. Quería entender. Cassio la miraba con una determinación brutal, como si supiera que ya no había vuelta atrás.—Tu padre te dijo la verdad… pero a medias. —Cassio tomó aire, diciéndose que era hora de poner las cartas sobre la mesa. Y Luna decidiría en qué juego apostar—. Sí, me acerqué a Mark. Lo envolví, lo hice depender de mí. Era mi forma de atraerlo a mis redes. Pero no era él a quien quería atrapar.Luna tragó en seco.Su estómago se encogió, como si el aire en la habitación se volviera pesado.—Mi objetivo… eras tú.El silencio fue cortante. Cassio pasó la lengua por sus labios secos, sin apartar la vista de ella.No iba a detenerse.—Yo quería tenerte conmigo. Así obligaría a tu padre a venir por ti. Eras un medio para un fin. —Él sonrió, pero no había burla en su expresión—
C129- ATRAPADO.Jared se quedó en la puerta, los ojos muy abiertos y la respiración agitada. Luna sintió el estómago caerle al suelo. No debía haber escuchado. No así.—Jared… —su voz era suave, intentando contener el temblor. Se acercó a su hijo, pero el niño retrocedió un paso.—¿Es cierto? —preguntó el chiquillo, con su labio inferior temblando—. ¿El abuelo… nos escondió de papá?Luna tragó saliva. Cassio se removió en la cama, pero no intervino de inmediato. Luna sabía que tenía que ser ella quien manejara esto.—Ven aquí, cielo —extendió la mano, esperando que su hijo se acercara. Jared dudó, pero al final avanzó y se dejó envolver en los brazos de su madre—. Escucha, a veces los adultos hacen cosas creyendo que es lo mejor… aunque no siempre lo sea.—Pero el abuelo no es malo —la voz de Jared era frágil e insegura—. Él siempre ha estado con nosotros. Nos cuidó…—Lo sé, pequeño —Luna acarició su cabello—. Y entiendo que esto es difícil de escuchar. Pero hay cosas que… que aún no
C130- ¿EL ABUELO ES MALO?Kieran jadeó, sintiendo la sangre cálida resbalar por su mejilla. Su cuerpo dolía, cada golpe marcado en su piel como un recordatorio de la brutalidad de Emiliano. Aun así, no desvió la mirada. Sus ojos fríos se clavaron en el hombre que caminaba alrededor de él como un depredador disfrutando de su presa. —¿Sabes cuál fue tu error, Kieran? —Emiliano giró el arma en su mano, observándola con calma, como si fuera una simple distracción—. Meter las narices donde no debías. Si te hubieras limitado a casarte con Luna y jugar al esposo perfecto, nada de esto habría pasado. Pero no... tenías que ser un héroe, ¿verdad? Tenías que intentar destruirme. Kieran escupió un poco de sangre antes de responder. Su voz era ronca, pero su tono no mostraba debilidad. —Eres un maldito —dijo, esbozando una sonrisa amarga—. Ahora entiendo tu desesperación. Que querías matarlo porque temías que tu pequeño secreto saliera a la luz, ¿no? Emiliano se detuvo, su expresión se oscurec
C131-¡NO PUEDES MATAR A MI PADRE!Después de tres días de reposo forzado, Cassio, tan impulsivo como siempre, ya podía levantarse, aunque su herida seguía sin sanar del todo. Ignoró las súplicas de Luna para que se quedara en casa y, con esa terquedad que la sacaba de quicio, insistió en que lo acompañara a cenar a la mansión de Eros Dervishi. Luna, resignada, sabía que no tenía escapatoria.La noche cayó sobre la ciudad, con la luna brillando fuerte en el cielo. Mientras el coche avanzaba hacia la imponente mansión, Luna no dejaba de preguntarse qué era tan importante como para que Cassio se empeñara en asistir, herido y todo. Al llegar, fueron recibidos por el propio Eros, quien los condujo al interior con esa elegancia natural que siempre lo caracterizaba.En el salón principal, una figura femenina los esperaba.―Luna, permíteme presentarte a Lucy ―dijo Eros con una sonrisa―. Mi esposa.Luna se quedó helada, incapaz de ocultar su sorpresa. La mujer frente a ella le resultaba extrañ
C132-HAZLO POR NUESTRO HIJO.En el fondo, él sabía que este momento llegaría. La verdadera pregunta no era si estaba dispuesto a ir a la última prueba, sino si sería capaz de olvidar su venganza por ella. Por Luna.Ella se levantó de golpe, la silla rechinó contra el suelo de mármol y salió corriendo del comedor.―¡Luna! ―la llamó Cassio, pero ella no se detuvo.Él se puso de pie con rapidez, ignorando el tirón en su costado. Apenas dio el primer paso fuera del comedor, siseó por lo bajo, llevándose una mano a la herida.―¡Luna! ―gritó de nuevo, con la respiración pesada, mientras la seguía al jardín.La encontró junto a un árbol, con los brazos cruzados y la cabeza inclinada. Parecía estar luchando contra las lágrimas que amenazaban con salir.―Espera… mariposa… ―dijo Cassio, alcanzándola finalmente. Su voz salió entrecortada por el dolor, y su mano volvió a presionar su costado.Luna giró hacia él, furiosa y preocupada al mismo tiempo.―¿Por qué corres? ―le espetó, acercándose rápid
C133- EL TEST DE PAPÁ.En el departamento, Jared no podía dormir. La niñera estaba en la sala, distraída con el televisor, y los hombres de seguridad parecían más interesados en sus teléfonos que en vigilar. Así que, con esa curiosidad inquieta que solo un niño de ocho años podía tener, decidió explorar. Caminó descalzo hasta el estudio de su padre. Le gustaba ese lugar, aunque nunca se lo había dicho a nadie. Había algo en el olor a cuero y libros viejos que lo hacía sentir... importante.Se sentó en la silla detrás del escritorio, girando un poco como si él fuera el dueño del lugar. Y comenzó a abrir las gavetas, una por una. Papeles, más papeles, algunos archivos. No había nada interesante aún.Hasta que llegó al último cajón.Sus cejas se fruncieron al ver una caja. La tomó con cuidado, como si estuviera manejando un tesoro secreto, y la abrió.—¿Qué es esto? —susurró, inclinándose para ver mejor.Sus ojos se abrieron como platos al descubrir una prueba de embarazo. La sostuvo en
C134-VINE A CONSOLAR A MAMÁ.Luna no discutió. Agarró a Jared de la mano y retrocedió un par de pasos, colocándose detrás de Cassio. Jared, que había estado lamiendo su helado, dejó de hacerlo al notar el cambio en el tono de su padre. De repente, cuatro hombres aparecieron de entre los coches estacionados. Uno de ellos habló. —No te hagas el héroe. Solo venimos por la señora y el niño. Hágalo fácil para todos. Cassio no respondió de inmediato. Su mandíbula se tensó, y sus ojos estaban fijos en los hombres. Dio un paso al frente, cubriendo por completo a Luna y Jared con su cuerpo. —Si alguno de ustedes da un paso más, no saldrá de aquí caminando —advirtió. Uno de los hombres sacó un arma, pero antes de que pudiera apuntar, Cassio se movió. En un abrir y cerrar de ojos, lo desarmó con un golpe seco en la muñeca y lo derribó de una patada. Los otros tres reaccionaron, pero antes de que pudieran hacer algo, hombres de Cassio aparecieron desde las esquinas, armados y listos para act