Alpha Ikender
•Sed de sangre•
Caminaba ha lado de un río, escuchando el sonido del agua acariciar violentamente las rocas a su paso. Creía que estaba sola, sin embargo ningún ser viviente en la tierra lo estaba. Algunos de ellos tenían el nombre de espíritus, para otros solo eran almas, almas destinadas a la soledad, al dolor de sus recuerdos. El viento pasó de ser suave y cálido, a un azote desgarrador, fuerte, frío, pareciese enojado, furioso. Miró a su alrededor, poco a poco todo se fue envolviendo en una oscuridad casi palpable. La niebla negra cubrió sus piernas por completo hasta llegar a su cintura. Era asfixiante, sin embargo una luz cegadora emergió desde el cielo.
Y entonces, supo que nada sería igual.
—Ikender, no encontramos a nadie en esa casa, dejamos ha guardias custodiando e
El viento embistió con fuerza los alrededores creando fuertes remolinos de viento.-No es verdad- . El aire apenas entraba en mis pulmones, lo que mis ojos observaban no podía ser cierto, no podía. Era un monstruo, una bestia, medía más de un metro de altura, su pelaje de un color oscuro, casi negro. Sus ojos, esos ojos capaces de matarme con su sola mirada estaban ahí, repasándome una y otra vez, esperando mi reacción. De una u otra forma quería poder tener la capacidad de hablar, de entender. Pero simplemente las palabras no llegaban a mí, ahora entendía tantas cosas. El como su velocidad no era como ningún otro humano, y es porque, no era un humano, joder que no.-¡No te acerques!- grité desesperada, mi cuerpo temblaba completamente pero aún así tomé todas mis fuerzas para ponerme de pie y empezar a cor
“Somos estrellas brillantes en un infinito de oscuridad”.Su seriedad, su miedo, cada rasgo que ella podía tener era hasta cierto punto impredecible. Había sufrido demasiado, pero era poseedora de una fuerza interna increíble.Yacía dormida sobre el sofá, después de comer y ver un poco el televisor, no me atreví a indagar aún más sobre su vida. La había encontrado a pesar de todos estos años, peleé en tantas guerras, vi a la muerte acariciarme el cabello, teñir de rojo el alma de personas que amaba. Y ni aún así, llegué a tener tanto miedo como el que siento ahora.Es dulce, tierna y delicada, su olor me vuelve loco, Hagret jamás pensó que esto pasaría, sin embargo fue el único que no desistió de esa pequeña chispa de esperanz
•Desventajas“¿Complicado no?. La vida es complicada, de lo contrario dejaría de ser vida”Todo esto era una situación verdaderamente difícil de entender, esa mujer, ¿Quién realmente era para Ikender?, ¿Por qué dijo que esa mujer era su hermana? Mil preguntas rondaban por mi mente, ¿que sería de mi vida ahora que él está en ella?—¿Todo bien?, ¿por qué tan pensativa?—Ikender salió del cuarto de baño con tan solo una toalla envolviendo su cintura, lo cual me puso un tanto nerviosa. Bajé la mirada y continúe observando el suelo desde la ventanilla, está noche era fría, tan fría como aquellas noches que solía pasar en esa habitación, un viejo cuarto, con una triste historia. Un largo y abatido suspiro salió de
•Viento efímero.De noche, es cuando la soledad más te abraza, más se impregna en tu piel. Habían pasado un par de días después de la llegada de la mujer de cabellos rubios y opacos. En las últimas horas, eran muy pocas las veces que miraba o hablaba con Ikender, él estaba ocupado y entendía eso a la perfección, ni siquiera llegaba a dormir, el chico de cabellos castaños, Mathías, me dijo que irían ha visitar a un tal Lort Ashton. Escuché hablar de ese hombre varias veces, aunque siempre que se mencionaba no era de una muy buena manera.En la cena solo estuvimos el pelirrojo y yo, Lorein, nunca salía de su habitación, supongo que no deseaba verme. Aún no entendía porque ese odio tan exagerado hacía mí.Un pequeño trueno me hizo fijar la mirada en la ventana de la habitaci&o
Alpha Ikender •Hilos del pasado•¿Qué es el amor? En ocasiones, en aquellas noches oscuras y frías, solía hacerme esa pregunta. Mi mente daba tantas pero, tantas vueltas entre recuerdos, momentos que había visto, y me preguntaba, ¿qué diablos era ese sentimiento? ¿Mi padre lo habrá sentido por mí alguna vez? Sé que mi madre me amó hasta sus últimos días de vida, y yo a ella pero, hay amores diferentes, algunos son con el alma, otros con el corazón, y los más bajos, con la mente. Amas a tu familia con el corazón. ¿Entonces? ¿El amor que sientes hacía alguien es con el alma? ¿Por qué?
Alpha Ikender•Amor, solo amor•El tiempo es un ladrón, que te quita lo que más amas. Estar aquí, vivir, respirar y crear tu propio destino es complicado, se puede decir que no es suficiente con existir, se necesita tener una esencia capaz de hacerte destacar quien eres, lo que te define, aquello que te hace ser único, diferente a los demás, esa esencia es lo que se va creando con actos buenos o malos. Se necesita tener conciencia porque somos seres temporales, sin conocer el día ni la hora llegará el momento en que la muerte llegué y, lo único que quedará serán los recuerdos, esos que crean las personas al pasar tiempo juntas, por eso es importante tener una esencia con la cual todo individuo se identifique, algo que puedan recordar. Unido a la existencia se encuentra el tiempo dividido en tres,fases, estas nos ayudan a ir form
Alpha Ikender•Impulsos•Empezó a desabrochar el camisón que me cubría, el ambiente se había vuelto un tanto pesado, mi nerviosismo y temor no ayudaban demasiado. Cerré los ojos tratando de concentrarme en él, en él solamente, porque era Ikender quien estaba desnudándome tiernamente, era él y nadie más.—¿Estás segura?, puedo esperar un poco más, Eider no tienes que— su mirada, podría perderme inmensamente en esos ojos azules.Ikender era un hombre frío, alguien a quien los demás le tenían miedo, pero yo llegué a él, tan rota y devastada, lo cambié en pocos días.Me abrió su corazón, cuidó de mí como si fuese lo más valioso en su vida. Me falta mucho por saber en este mundo tan, mág
Alpha Ikender•Engaños•Entré sigilosamente a la casa, era una linda residencia, me atrevería a decir hogareña, y así fue, en la sala había varias fotografías de una “familia”, el padre de Eider estaba ha un lado de una mujer rubia, está en sus brazos cargaba a un bebé. En otras fotos se notaba como el pequeño se había convertido en un chiquillo de no más de once, varios reconocimientos y recuerdos estaban alojados en la pared.«Mi tesoro tiene un medio hermano»Subí las escaleras lentamente, detecté el olor a alcohol por toda la casa, así como varios narcóticos. Una vez arriba abrí la primera puerta, era una habitación pequeña, la de un niño, al parecer le gustaba la guitarra ya que tenía un par a un costado d