~Desconfianza~ Suspiré una vez nos sentamos sobre la mesa. Había muchos alimentos y jugos de distintas frutas. Mi atención se fijó en los panecillos de nata con relleno de crema. Recuerdo cuando mamá y yo solíamos levantarnos temprano por la mañana para hornearlos. —¿Todo bien?— la voz del peliblanco me regresa a la normalidad. —¿Cuando podré ver a mis amigos?— pregunto bajando la cabeza. —Después de desayunar te llevaré con ellos, puedes tomar lo que desees— su voz me hacía sentir tranquila, no era grave o aguda si no, carente de sentimientos. Cómo si sus emociones estuviesen atascadas dentro de si mismo. Tomé un panecillo con algo de crema extra y jugo de durazno. —Te encanta lo dulce ¿no es así? Yo prefiero más lo agrio— sin poder evitarlo solté una pequeña carcajada callando de inmediato. Quise toser para tratar de ocultar mi burla sin embargo ya era tarde. De reojo mire que frunció el ceño. —¿Que fue tan gracioso?— preguntó. Negué con la cabeza—Nada— aunque quise decir
•Solamente nosotros dos•Estaba cansada real y totalmente agotada. Austin y Logan se fueron hace una hora, o debería decir, los obligaron a irse. Estaba por anocheser, la tarde se pasó tan tranquila, tan cuidadosa. —Tengo que ver a papá- Murmuré mientras cruzaba mis manos y piernas sentada incómodamente en la sala de está enorme mansión. -Iremos pronto por él Alderin, solo quiero que entiendas que este es tu lugar, pero, tampoco quiero obligarte a qué lo sea- levanté la cabeza observándolo. No era una mala persona, lo sentía, en el fondo lo sentía. -Extraño a mi bebé, tengo que ir por ella, me necesita, no puede estar mucho tiempo sin su mamá y...- callé abruptamente al ver cómo rompía un vaso con tan solo apretar su mano.Abrió muchos sus ojos. -¿Tienes un bebé? Cómo fue que no me lo dijiste antes, como fue que... ¡William!- gritó fuertemente. En menos de un minuto el moreno ya estaba plantado en medio de la sala sin camiseta y con una pijama puesta. -Te pedí que investigarás lo
Entramos a su casa, tenía el mismo dulce olor que la castaña. —No entiendo nada Alderin, explícame que está pasando—su padre lucía nervioso, y lo entendí. Debería estarlo. —Lo que pasa es que...— Déjame hablar a mí— Levanté mi mano en señal de que parara. —¿Quienes son ustedes?—Mi nombre es Elián, Soy el novio de su hija y bueno, creo que es más fácil si lo hago de está forma.-Bander, ¿estás listo?- pregunté a mi lobo interior.-HazloMiré fijamente al padre de Alderin, coloqué tres dedos sobre su frente, sabía lo que venía. Tenía un extraño don, le mostraba lo que era, lo que quería y porque lo necesitaba. Una vez terminé dejé que procesará la noticia. —No puede ser— Murmuró antes de dejarse caer al sofá. —¡Papá!— La castaña lucía preocupada.—Tranquila, creo que fue mucho para él, despertará en unos minutos. —¿Que le hiciste?— me encogí de hombros.—Le mostré quien era, y quién eras tú para mí. —Tengo que ir por Evolet— Fruncí el ceño. Posteriomente suspiré, pensar que ell
•Marcada• «¿Dónde estás estúpida coneja?» -No creo que insultarla la vaya a traer de vuelta- rodé los ojos. -Bander si no encuentro a la bebé de Alderin no se cómo reaccionará. —Alpha ya pasamos la voz a toda la manada— Asentí con la cabeza. —No puedo creer que la hayas perdido— Bufé. William seguía quejándose. —¡Elián!— Sentí que el corazón se me paraba al escuchar el grito de Alderin. Giré hacia el balcón. Allí estaba, de brazos cruzados y una frazada cubriendo sus hombros. Respiré profundo y me di la vuelta, tenía que encontrarla. Dos horas después. —No puedo creer que estemos a estás horas buscando a una coneja que probablemente ya fue comida de lobo— le gruñí frustrado a William. Estábamos al final del territorio de la manada. Estaba casi seguro de que volvería a la mansión sin la mascota de mi mate. —Elián— escuché a Sander llamarme, me hizo una seña para que callara. Y señaló una esquina debajo de la maleza. —Creo que algo se movió allí— Intercepté a Will
•Ataque• Respiré profundo, abrí mis ojos con pesadez, los rayos del sol se estaban colando por las cortinas largas que cubrían las ventanas. Me incorporé lentamente estirando mis extremidades. Al girar la cabeza me topé con una nota puesta a un lado de la mesa de noche. Hola bonita, quizá cuando despiertes no esté a tu lado. Tengo algunos asuntos en la manada que atender. Baja a comer algo, llegaré antes del anochecer. Suspiré, debajo de mí escuché algunos ruidos, sabía quién era. Sonreí de lado agachándome y encontrando a Evolet masticando un zapato de Elián.— Hola bebé, vamos a darnos un baño. Tomé a la coneja en brazos llevándola a la regadera. Una vez limpias me aseguré de secarla bien y buscar algo de ropa para ella. Rebusque entre mis cosas encontrándome una sudadera rosa pastel que hace un mes había adquirido por internet. — Creo que tengo una igual— saqué la prenda se una de mis maletas. Me coloqué una falda negra con cuadros y mayas del mismo color. Ajusté las tiras
•De vuelta al pasado• No podía creer que Nelson llegará a tanto, reconocí a uno de sus lobos al entrar a mi territorio. Creyó que disfrazando su olor lograría que pensara lo contrario.Destruyeron la mayor parte de cabañanas y casas que con esfuerzo y amor dieron inicio a esta familia. Gracias a Milena pudimos trasportar a cada lobo, guerrero y soldado hacía la manada del Alpha Ikender. —Elián— Sander me llama, dándome el aviso de que uno de ellos quedó con vida pero herido. Caminé hacia él arrodillándome.—Dile a tu Alpha que se cuide las espaldas. No solo acaba de atacar una simple manada de lobos. Atacó la manada del tercer Alpha supremo del mundo. Y será castigado por ello. Me di la vuelta tranquilo. Tranquilidad que se fue a un lado cuando noté que William venía bajando las escaleras con Alderin en brazos. —¿Que ocurrió?— se la arrebaté a mi luna, estaba preocupado por ella. Esto no era normal y en cierta forma sabía que era lo que estaba pasando. — Iré por su bebé—Sander
• Enrredo Me sentía sumamente agotada. El cuerpo me dolía y sentía mis extremidades dormidas. Respiré profundo abriendo los ojos, giré mi cabeza y allí estaba él. Observándome, sin embargo había algo diferente en su mirada. Un atisbo de preocupación, de miedo. En el poco tiempo que conocía a Elián, jamás me dió indicios de sentir algo parecido al temor. —Hola— Susurré débilmente. —¿Cómo te sientes bonita?—. Sonreí, me encantaba ese apodo. Tan real, tan dulce pero no del tipo de dulce que se hace pastoso e incómodo. Si no, como un caramelo fresco, con la suficiente azúcar para cerrar tus ojos de placer. —Cansada. ¿Qué fue lo que pasó?— lo último que recordaba era el ataque de la manada. —Estamos en Alemania, en la manada del Alpha Ikender. Atacaron la mía, pero créeme que esto no se quedará así Alderin—. Asentí con la cabeza. Recordé la marca de mi brazo, levanté la manga de la blusa que traía puesta, en efecto traía una venda allí.—¿Que me está pasando Elián?—Estarás bien te
...«Es curioso encontrar la razón de ser de un monstruo, en un corazón tan frágil» •A su lado•Una parte de mi ser seguía sin poder creer todo lo que estaba pasando. Era como un juego, como si estuviese atrapada en otra dimensión, la cual, era tan adictiva que cada día, me hacía más parte de ella. Y no estaba segura de querer irme alguna vez. Cuando desperté ya era de noche, me sentía bien, recuperé mis fuerzas a bordo de un inmenso apetito. Elián estaba a mi lado, bajamos por la madrugada al comedor. Esperaba no fuese incómodo, sin embargo no fuimos los únicos despiertos a esa hora. No debería de pensar en esa situación. Pero los gemidos y gritos de la luna Eiderin y el Alpha Ikender, se oían por toda la mansión. Inclusive Amara quien minutos después de estar en el comedor, salió disculpándose y avergonzada de sus padres. Eliminaron una parte de la maldición. Sin embargo aún quedaban residuos muy poderosos dentro de mí. Tendría que ir con el lobo amigo del peliblanco. Al menos m