"Vecinos Nuevos"
No más al llegar a su casa, abrió la puerta y arrojo la mochila al suelo ¿Se estaría volviendo loca? o quizás ¿era bipolar?
Tiro un poco de los cabellos y se arrojó en el sillón, quizás tanto alcohol de la noche anterior la dejo pensando cosas locas, su amiga del alma Kattia jamás le ocultaría algo mucho menos se enredaría con su novio a quien ella misma ayudo a que se enamoraran.
Encendió la TV en busca de algo para cambiar el debate mental que mantenía y se topó con una noticia algo interesante o al menos eso creía:
"Como era de esperarse: la señora Hamilton, dueña de las empresas 'Dilmerx' que abarcaban la mayor venta de gas en la zona, está ahora mismo siendo arrestada por las autoridades, gracias a varias demandas por parte de los padres y representantes del pueblo "
— ¡Uo! Sí que se ha metido en tremendo lío. —Comento apenas audible, escucho un alboroto fuera de su casa a lo que no dudo en apagar el aparato y salir a husmear un poco.
Se asomó a penas por la ventana y lo poco que noto fue un camión de mudanzas, como no logró ver a las personas cerró rápido la pequeña cortina y salió corriendo hasta su habitación para verlo mejor desde su ventana.
Helen no era de las típicas personas que acostumbraba a cotillear la cosas de los demás, pero si de algo estaba segura es que jamás se perdería buen material para tener algo que conversar con Hanna y sacarla de su extrañes.
Desde lo alto de su ventana reconoció de inmediato a esas personas, la mujer de largas piernas y melena rubia junto al señor de cabello casi por completo blanco y barba, si su mente no jugaba con ella, entonces eran nada más y nada menos que los Cruz; una familia muy peculiar que tuvo muy pocas oportunidades de conocer.
Hace más de 3 años que se habían marchado de esa casa de un día para otro, giro un poco la cabeza al sentir que alguien la observaba y estaba en lo correcto, alguien si la observaba y era el que ella conoció una vez apodándolo como el pequeño Jesús, claro este ya no era nada pequeño. El chico no pestañeaba ni un momento mientras la miraba desde el césped de su nuevamente casa, al igual que Helen.
Un grito proveniente de dentro de la casa de los Cruz la hizo pestañear y darse cuenta que la madre llamaba al chico muy enojada.
—He dicho que te muevas Jesús, ¿qué haces? —Dijo la madre, al estar a unos pasos del joven se paró recta y dirigió su mirada a donde mismo miraba su hijo.
Helen palideció un poco al tener ambas miradas sobre ella, alzo una mano y se dignó a saludar a Jesús algo que él también le dé volvió, observo como la madre del chico la miro luego a su hijo y así consecutivamente por varios segundos, vio como esta bufo y se acercó al chico a decirle unas cuantas cosas al oído, cosas que el chico comprendió y asintió mientras entraba a la casa sin mirar ni un momento más a la castaña en la ventana.
— ¡Qué señora más rara!
A Helen no se le olvidaba para nada la vez que la mujer llego a media noche gritando a su casa que se alejara de su hijo, ya que ella y Jesús eran muy buenos amigos antes de esos acontecimientos. Para ser sincera se la llevaban tan bien que el chico tendía a causarle celos por Elliot cuando se quedaba a dormir en casa de ella las varias veces que sus padres discutían por tonterías según ella, y por cosas que él hacía o decía según Jesús.
Aun no le pasaba por la cabeza el por qué la señora Jenna no la toleraba, si mal no recordaba la trato bien desde un principio al igual que la señora a ella, pero unos meses antes de mudarse se volvió completamente loca, le decía que se alejara de su hijo y familia, también le comento varias veces con desprecio que no inscribiría nunca a su hijo en el mismo sitio que ella. Cosa que cumplió, ya que Jesús no tenía ni dos meses como nuevo en el instituto cuando ella pidió que lo transfirieran a otro lado.
Luego de dar varias vueltas por la casa recordando el pasado, noto que ya se estaba haciendo algo tarde gracias al reloj de la cocina que marcaban las 8:30 PM, decidió darse una corta ducha entrar a su habitación y recordar que su tonto hermano aun no le había de vuelto la ropa.
— ¡Dios!, esta me la pagas Roberth ya verás.
Tomo una camisa que encontró en las afueras del lavandero, y procedió a subir las escaleras hasta la habitación de su hermano para jugarle la misma broma. Trato de abrir por las buenas pero nada, busco forzarla pero tampoco abría, hasta que opto por golpearla, pero de igual forma no logro nada. Frustrada y aburrida camino de vuelta a su habitación para sentarse sobre la cama y mirar por la ventana al chico que estaba de llegada.
Jesús aún mantenía la ventana sin cubrir, removió entre sus cosas buscando una pequeña consola de juegos que hizo reír a Helen, el chico como siempre sigue siendo un obsesionado con los vídeos juegos. El ya casi obscuro, debido al que el color amarillo estaba por caerse de su cabello, levanto la mirada al escuchar su risa y observo a la chica, le causo algo de vergüenza que esta la viera en sus vicios igual que siempre, logrando que se sonrojase.
La castaña noto su cambio, y le saludo con su mano para luego con la otra lanzarse un beso algo que el chico fingió atrapar divertido para luego poner una cara de tristeza que era muy evidente. Ella también noto ese cambio y con el ceño fruncido se pegó un poco más a la ventana y movió sus labios preguntando si podía ir hasta allá.
Jesús miro a los lados, bufo y al final poso su vista en la chica para luego asentir y abrir la ventana, la costumbre de Helen desde que se conocieron era pasar de una ventana a otra sin miedo alguno, según ella eso era mucho más rápido para no tener que caminar.
Abrió su ventana como siempre hacia, contó hasta tres y se arrojó hasta el otro lado por suerte para ella cayo perfecta en la esquina de la ventana, entro y sin más salto sobre Jesús dándole un beso en la mejilla de bienvenida.
"Está loca" Solo con ese pequeño gesto de parte de Helen él chico se puso nuevamente rojo como tomate. Algo que sin duda alguna hizo reír a la castaña. — ¡Oh, Jesús! ¡Tanto tiempo sin verte! —Dijo entre risas arrojándose sobre la cama que por los momentos estaba hecha un desastre. —Sí, he estado de viaje, —Jesús se encogió de hombros e hizo una pequeña mueca al contar. Tenía algo que decirle a la castaña, se notaba a simple vista ya que se tornó algo nervioso. — ¿Sucede algo? —pregunto con el ceño fruncido a penas se dio cuenta. Por la mente del joven
"¿Una rutina?"Los rayos del sol tocaban la cara de la chica sin permiso alguno, cosa que la hizo bufar y levantarse de mala gana.— ¿Cómo amaneció tan rápido? , —se bajó de su cama estirando los brazos y volvió a su rutina en el baño.Como su ropa seguía sin aparecer, tomo la que dejo su hermano y lavo en el baño la que ya había usado el día anterior.—Roberth va en serio ¡Me las pagaras! —Soltó un gruñido, bajó tomando su mochila ya que no le apetecía nada para comer.
"Algo anda mal"Como cada mañana el sol iluminó su ventana, se levantó e hizo lo de siempre pero este día venía con un pequeño detalle.No iré a estudiar, algo raro pasa allí. Murmuro para sí misma y se volvió a tender en su cama.No paso ni un minuto cuando su cuerpo por si solo se levantó y la encamino a bajar las escaleras, Helen gritaba como una loca deseando parar pero su cuerpo simplemente no le hacía ningún caso.Caminó colina abajo y saludo a la señora Carmen rogándole con los ojos que le ayudara, pero la mujer solo la vio con cara de confusi
" Única amiga"—Cuando me entere de quien te hizo eso en el ojo se las verá conmigo.Jesús negó con la cabeza y la miro mientras se acomodaba más en la cama, hace poco que se había arrojado y se movía como una serpiente sobre esta.— ¿Por qué te molesta tanto lo de mi ojo?, hace tanto que no hablábamos como personas cercanas.La castaña se levantó como si tuviera un resorte en su espalda y lo comenzó a perseguir por toda la habitación, hasta que el chico pidió un tiempo para tomar aire.—
"Necesito ayuda"Se levantó para desperezar su cuerpo, el olor a tocino inundo su habitación y como de costumbre se dio una ducha, vistió y arreglo. Tomo unos minutos para mirarse fijo en el espejo y ver aquellos moretones nuevos que la noche anterior comenzaron a salir. Toco uno de ellos y sintió un fuerte dolor en la parte trasera de su cabeza.¡Aush! Fue lo único que pronuncio y se dispuso a salir de su habitación.—Buenos días cariño ¿cómo has amanecido hoy? Su madre como siempre estaba de un buen humor, alegre y activa caminando de un lado al otro sirviendo los platos.&mdas
" El plan de Helen"Tomaron una semana para ir de un lado a otro en busca de cámaras y micrófonos, los colocaron en los sitios justos donde se pudiera ver con claridad un ataque del abusivo.Jesús se preparaba mentalmente para cualquier tipo de maltrato, mientras Helen se quedaba debajo de su cama para presionar el botón de grabar y en caso de peligro tener que salir a ayudarle.—Muy bien, estoy listo.Trataba de convencerse a sí mismo de sus palabras y tomaba varias bocanadas de aire para poder mantenerse en calma.—Me va a matar Helen, lo sé.
"Es un demonio"— ¿Cómo puedes estar vivo?, no respirabas más cuando caíste por las escaleras. —Esas palabras lograron enfurecer aún más a aquella persona de cabellos blancos con tonos grises, los ojos de Helen se expandieron al darse cuenta de lo que seguía. Corrió por toda la casa y grito tan fuerte buscando una manera de salir del sitio al que por su propia cuenta había decidido entrar.—No huyas mujerzuela, tenemos varias cuentas que arreglar.Los vidrios de la casa estallaron en mil fragmentos, las cosas volaban de un lugar a otro y se escuchan voces aterradoras desde todas partes.
"AdiósPapá"—Jesús cariño apúrate o nos agarrara el tráfico.Con tan solo 8 años el chico era aún más maduro de lo que aparentaba y ello lo dejaba muy en claro cuando tardaba casi una hora arreglando el equipo de emergencia en caso de que algo sucediera en los viajes.—Ya está mamá, solo arreglaba algunas cosas. Comentó ya dentro del auto, su madre le echo una pequeña mirada y su padre río por lo bajo.—Hijo eres peor que tu madre a veces, pero así te adoro.La rubia le golpeo el ho