‘No te atrevas a decir que fue un sueño’ me reprendí, una sola mirada de Isaac me basta, para sacarme del infierno de mis inseguridades. Separa sus labios de mi vientre y sube muy despacio hasta llegar a mi frente donde me deja un casto beso. Mis manos temblorosas, arañando el colchón, ya que no puedo controlar el volcán de sentimientos que está a milímetros de estallar. el cierra mi bata con cuidado, desde que dije esas palabras no ha conectado sus ojos con los míos. Empiezo a sentirme nerviosa, tal vez me precipite, tengo mis emociones tan a flor de piel que presiente que voy a llorar si no me mira en estos momento, siento que he vuelto a arriesgarlo todo sin la seguridad de nada. Isaac se quita su gabardina para comenzar a ponermela, lo ayuda introduciendo mis brazos en esas holgadas mangas, buscaba sus ojos. inquieta. El silencio ya me estaba matando. Cerró muy bien la prenda y justo en el último botón, subió su mirada hasta mis pupilas. Y ahí estaba yo, presa de sus besos una
Kai no estaba muy convencido, pero tendré suficiente tiempo para limar todas esas asperezas, mis alterados nervios se fueron calmando a medida que vi a Isaac con los preparativos para ayudar a Marchal. Después del tremendo sermón que el doctor nos dio por no mantener mis emociones controladas, decidí mostrarle mi apartamento a Isaac… todo un día en el hospital ya me estaba cansando. Y quería que Isaac se relajara ya que no dejaba de mirarme con desaprobación por no obedecerlo cuando me advirtió que no me alterara. Y como todo Alfa, nadie se atrevería a regañarlo, a excepción del doctor que se preocupa por el bienestar de su hijo, teniendo que tragarse su ego en ese momento. al llegar a mi puerta, me sentía un poco nerviosa. Me sentía como una jovencita que lleva a su pareja por primera vez a su casa, no tengo recuerdo que cuando hemos disfrutado estar a solas, todas esas cosas me hacen dudar si abro la puerta para dejarlo pasar. —¿Qué ocurre? –inquiere al notar que mi mano no muev
Estar en el hospital me importunaba un poco, pero me quedaba viendo como le hacían la transfusión de sangre de Isaac a Marchal… comprendí la importancia que tenía ese acto en nosotros los hombres lobos. Das tanto de tu vitalidad, por eso solo se hacen con personas muy queridas, mi mente me trasladó a esa ocasión que él lo entregó todo para que yo viviera. suspiro y toco mi vientre con cariño. Deseo que estas cosas fortuitas dejen de pasar. Ensimismada con mis deseos que parecen absurdos, Isaac toca mi hombro para hacerme reaccionar, me sorprendí al ver las dos sombras debajo de sus ojos… como si no hubiera dormido en una semana. —Seguro que vas a estar bien, después de esto. –No quería sonar egoísta, pero tampoco quiero exponerlo. —No te preocupes, yo me compondré dentro de un rato… tenía que dejarle de más, para que Eva no intente sobrepasar su límite de lo que puede llegar a soportar. –Responde con firmeza, como si estuviera hablando con alguien de su escuadrón elite. —Qué te d
La alegría de todos se sentía en cada rostro, no me contuve mas solo quería abrazarlo, sabiendo que eso molestaría a Isaac. Pero mi entusiasmo no tenía control, pose mi rostro sobre su pecho, podía sentir sus latidos y eso agregaba mucha paz a mi interior.El también me corresponde muy cariñosamente rodeandome con sus fornidos brazos, sonreír jovial, al ver como posaba su mano en mi vientre, cerrando sus ojos para concentrarse en los latidos de mi bebé… sé que eso también lo tranquilizó. Sin embargo todo ese momento tan tierno y fraternal, fue interrumpido por mi hermana, quien llega apartando a todos incluso a mi, teniendo Isaac que sostenerme para que no me tropezara. Misi se lanzó a los brazos de Marchal, llorando a cántaros y sin importarle su imprudencia, comenzó a besarlo. Mezclando sus lágrimas de dolor y felicidad entre sus labios… Marchal no tenía la intención de apartarla… la abrazó con tanta fuerza, que nosotros solo cambiamos miradas furtivas, al ver el derroche de emoci
Quería quedarme más tiempo con Marchal, pero aun su cuerpo está débil y necesita descansar, no quise tocarle más el tema a Isaac ya que dijo que no le daría más de su sangre. Puedo notar su frialdad todavía hacia su amigo, me preguntó cómo lograr que cambie esa mentalidad, me siento tan agradecida con Marchal que tengo ese sentimiento que debo intervenir, ya que no fue él quien me puso en peligro. Todavía no se sabe cómo llegaron esas bestias a la frontera de la ciudad Rubí, pero como Isaac se deshizo de todas, el peligro se esfumó. Sin embargo, no puedo evitar afligirme al ver a Isaac, algo en su mirada me inquieta, da la impresión que algo está pasando y es tan grave como todos los asuntos de la manada. Al llegar al apartamento, vuelve a tomar su celular, habla malhumorado, su ceño fruncido detona la amargura de su interior, en momentos así prefiero darle su espacio. aunque no puedo quitarle la vista de encima. Desde la cocina, lo veo caminar de un lado a otro con desesperaci
Perspectiva de Isaac. Camino hacia el closet para sacar una franela para alistarme para dormir, mis ojos viajan hasta la mirada inquisitiva y un tanto coqueta de Alana, sus hermosos ojos brillan, con el esplendor de la luna… la hacen lucir encantadora. Su sonrisa solemne y virtuosa, me contagia… pongo los ojos en blanco, por sus pretenciosas miradas, desearía reprender a mi lobo por dejarse llevar por los impulsos y perder siempre la razón, pero la piel de Alana se ha vuelto una divina adicción. Verla ahí sentada sobre la cama fingiendo una inmutable inocencia, me causa mucha gracia, ya que ella misma no puede controlar su seductora loba, que no pierde oportunidad que estemos a solas y mi lobo que no coopera, nos empujan a un derroche de pasión, que no podemos detenernos hasta liberar todas esas sensaciones excitantes. Al verla acomodarse para dormir, salgo de la habitación y me sirvo un trago de bourbon, el primero lo tomó de un solo tiro, sirviendome otro enseguida. miro todo e
Necesitaba salir de ese espacio tan reducido que es un apartamento, no sé a donde fue Alana, pero sé que no estará muy lejos, ya que todos están viviendo aquí en el Waldorf… subo al penthouse de Marchal, tiene solo dos días desde que le dieron de alta y no he ido a verlo, no es algo que me llene de entusiasmo. Al llegar, no pude evitar poner los ojos en blanco por la mirada despectiva de Misi… quien se alejó de él cuando me vio entrar, suspire profundo y tome asiento, sin que él me lo ofreciera, solo me miraba desde su puesto en uno de los sofás en medio de la sala. su mirada profunda no me intimidaba, y tampoco él reacciona a mi ímpetu avasallador. —Pensé que te ibas a ir sin venir a verme. –Él es el primero en romper el silencio. —Tanto piensas en mí que has contado las hora para verme. –mi sarcasmo le provoca una sonrisa engreída. —Por favor Isaac… cuento las horas para que te largues de mi ciudad. –responde cambiando a su mirada llena de orgullo y soberbia. —Veo que no me vas
Hoy mis emociones han estado al borde del abismo, me he enojado, llorado y hasta reido… Abrazo mi vientre porque no me queda más que culpar a mis hormonas que están a flor de piel. Estamos todas acompañando a Marchal, pero algo no me da buena, la tensión se refleja en su mirada de una forma que ni con su mejor esfuerzo puede ocultarlo. Me levanto y con media sonrisa me despido de todos. He estado todo el día afuera, pero ya era momento de regresar a su lado, desde que ha estado aquí en la manada Rubi, no había discutido con él… Marchal solo asiente y Beyota me acompaña hasta el elevador. quisiera saber que pasa por la cabeza de cada uno de ellos, al menos se lo que le molesta a mi amiga, lo cual tengo pendiente en la lista por solucionar con Isaac. Pero ahora solo quiero acurrucarme en sus brazos, al llegar a mi apartamento veo todo oscuro, las luces apagadas y un silencio de camposanto… Camino con cuidado hasta la habitación donde lo veo dormido, veo como sus músculos se relajan