Necesitaba salir de ese espacio tan reducido que es un apartamento, no sé a donde fue Alana, pero sé que no estará muy lejos, ya que todos están viviendo aquí en el Waldorf… subo al penthouse de Marchal, tiene solo dos días desde que le dieron de alta y no he ido a verlo, no es algo que me llene de entusiasmo. Al llegar, no pude evitar poner los ojos en blanco por la mirada despectiva de Misi… quien se alejó de él cuando me vio entrar, suspire profundo y tome asiento, sin que él me lo ofreciera, solo me miraba desde su puesto en uno de los sofás en medio de la sala. su mirada profunda no me intimidaba, y tampoco él reacciona a mi ímpetu avasallador. —Pensé que te ibas a ir sin venir a verme. –Él es el primero en romper el silencio. —Tanto piensas en mí que has contado las hora para verme. –mi sarcasmo le provoca una sonrisa engreída. —Por favor Isaac… cuento las horas para que te largues de mi ciudad. –responde cambiando a su mirada llena de orgullo y soberbia. —Veo que no me vas
Hoy mis emociones han estado al borde del abismo, me he enojado, llorado y hasta reido… Abrazo mi vientre porque no me queda más que culpar a mis hormonas que están a flor de piel. Estamos todas acompañando a Marchal, pero algo no me da buena, la tensión se refleja en su mirada de una forma que ni con su mejor esfuerzo puede ocultarlo. Me levanto y con media sonrisa me despido de todos. He estado todo el día afuera, pero ya era momento de regresar a su lado, desde que ha estado aquí en la manada Rubi, no había discutido con él… Marchal solo asiente y Beyota me acompaña hasta el elevador. quisiera saber que pasa por la cabeza de cada uno de ellos, al menos se lo que le molesta a mi amiga, lo cual tengo pendiente en la lista por solucionar con Isaac. Pero ahora solo quiero acurrucarme en sus brazos, al llegar a mi apartamento veo todo oscuro, las luces apagadas y un silencio de camposanto… Camino con cuidado hasta la habitación donde lo veo dormido, veo como sus músculos se relajan
Sentí que caí en el pozo de mis lamentos, frío y oscuro sin posibilidad de salir… estaba tan hipnotizada viviendo una fantasía que no me pertenece… La realidad que me espera es diferente, aunque él no lleve un anillo en sus dedos, no lo exime de estar casado con otra mujer. Mire con molestia a Beyota por su intriga, es cierto que las cosas son diferente con la manada Jade, pero como amiga no debe restregarme que no tengo ningún valor en ese lugar. ambas nos volteamos para ir por distintos caminos… Ella fue directo a su habitación, mientras yo salía de ese apartamento. —Alana, a donde vas… –me detuve al escuchar a Eva, ella estaba a medio pasillo, curiosa por mi rostro malhumorado. —Solo quiero ir a caminar… –dije lo primero que se me vino a la mente. —Vamos te acompaño… estaba buscándote para organizar una cena en tu local. –gire a verla sin expresión en mi rostro, porque me había robado la idea. Controlo mi respiración y caminamos unos cuantos metros, dejando que su conversación
Isaac golpea la mesa con su puño sobresaltando a todos, su rostro se oscurecía, por la desafiante mirada de Marchal… siento como se hace más grande la grieta entre ellos, los mesoneros y el chef se ocultan detrás de la barra, tomando precaución a lo que se ve un inevitable encuentro de Alfa. —¡Se detienen los dos aquí!... ya tuve suficiente de esta estupidez… –Isac baja su mirada hacia mi por como he alzado la voz en medio de todos.— Solamente le estoy diciendo su verdad… –suelta Marchal, agregando más sal a la herida. —¡Basta Marchal!... Hasta cuándo piensan seguir con esta disputa… No es que su amistad haya valido tampoco… ya no quiero formar parte de esto entre ustedes, no seré más el motivo por el que se distancian… Marchal, entiendo por una vez y respeta mi decisión… –dije con firmeza al mirarlo profundamente. —Alana cuando te quitaras la venda de los ojos… él lo único que hace es lastimarte… –-refuta Marchal sin romper la conexión de nuestras miradas. —Ese es mi problema… Y
El mantra del sol atravezo el vidrio de las ventana, anunciando el comienzo de un nuevo dia… pero esa mañana lo vi como una tortura, sabia que dentro de poco estaria lejos de parte de mi nueva familia, quedare fragmentada… porque una parte de mi no quiere marcharse y la otra quiere permanecer a lado de su Alfa. Sentada en el borde de la cama, pienso lentamente en todas esas cosas que me afligen, y las encapsuló en un cofre que mandó al fondo de mi corazón… respire hondo y me levanto para estar lista antes que Isaac lo pida. Al salir del closet Isaac ya me esperaba en el umbral de la puerta listo para irse de ese apartamento… mis ánimos estaban bajo una nube gris que oscurecía mi alma… por eso fuimos hasta el aeropuerto en completo silencio. Kai y Beyota llegaron a los pocos minutos después de nosotros… el avión ya estaba listo para despegar, pero más nadie a parte de Eva vino a despedirse… Sentí como me quebraba por dentro como piedra que se agriete al estar presionada ante altas t
Me sentía extraña volviendo a la tierra que me vio dar mis primeros pasos de bebé, odie desde el primer instante que llegamos, ya Isaac había puesto las diferencias entre sus Betas y yo. Al enviarlos en otra camioneta aparte. Quería tenerlos a mi lado como mi familia, no como dos súbditos detrás de mí… Durante todo el camino a la reserva no pude evitar sentirme incómoda, sé que mis hormonas pueden estar alteradas por el embarazo, pero nunca me había sentido tan inquieta como ahora. Lo único que agradecí fue que su primera parada fue en la casa de mis padres, la cual esperaba con manos temblorosas frente a la puerta, porque no se como vayan a reaccionar al verme en este estado, Yared esta tan grande en su último trimestre que es imposible de ocultar. Mire a Isaac con incertidumbre al notar que han demorado mucho para abrir, el vuelve a tocar la puerta y nada que responden… al ver mi rostro alicaído, me estremezco espantada cuando él da una fuerte patada a la puerta hasta que la abre
Entre a esa habitación, como balde de agua fría, cayó en mi el recuerdo de su rechazo… golpeando mi corazón de forma muy dolorosa… Jamás me imaginé sentirme así estando en el palacio. Mi conciencia se nubla ante esa idea aberrante, lo veo moverse con familiaridad por toda la habitación, mientras yo solo estoy sentada en un pequeño sofá… como si nada me pareciera cómodo, me siento como si estuviera en una tierra desconocida. —Alana… ¿te sientes bien? –Isaac se pone de cuclillas frente a mi, el destello en sus ojos detonan el desborde de mis lágrimas. —No lo sé… tal vez estoy cansada del viaje o simplemente necesito ver a mis padres. –deje las palabras entre lágrimas. —Lo encontraremos… Mírame… –colocó su índice en mi mentón para hacerme reaccionar. —No te dejes abatir por nada, hace un momento lo hiciste increíble… eres mi Luna y tienes todo el derecho de dejarlo claro al mundo…. no permitas que nadie te pisotee, porque vales mucho más que ellos. ¡Lo entiendes!Tomó una gran bocana
Mis pies se estremecían de verlos sanos y salvos, me precipité y los abracé a los dos al mismo tiempo, su olor tan familiar, sus esponjosas manos y ese calor del hogar me envuelven después de un largo tiempo. Las lágrimas se deslizaban por mi mejilla, pero no eran de tristeza, sentía una alegría peculiar, la añoranza de una cálida familia. Todos mis sentidos están muy sensibles, no quería empañar aquel hermoso momento con mis absurdas lágrimas, por eso me separe de ellos y seque cada una de ellas, instalando una sonrisa cariñosa en mis labios, sin embargo, su semblante pálido y tenso al mirar el bulto en mi vientre, trajo mucha tensión a mi rostro. Sus ojos inciertos pasaban de Isaac a mi vientre, luego hacia mi y viceversa. Las llamas en mi interior aumentaban como si su mirada fuera combustible inflamable… Trague grueso para no retener un llanto incómodo, las ásperas críticas de otras personas no me interesan mucho, pero su las bendiciones de las personas que me dieron la vida. C