Estaba tan atemorizada que mi sangre ya no corría por mis venas, tenía el cuerpo hecho un hielo… pero no se lo demostraria, aunque mis ojos se hayan puesto vidriosos. —Joset llama a Marchal… corre. –Le ordene en cuanto abrió la puerta espantado del hombre frente a mi. —Alana, preciosa porque alarmar al joven de esa manera… ¡No te muevas! –pronunció Carter con una voz feroz, el asustado Joset se detiene a medio camino. —¿Qué pretendes hacer?… volverás arrastrarte por intentar gobernar otra manada. –Lo miro con desprecio para distraerlo y así deje en paz a Joset, y al ver su ceño fruncido supe que lo logre.—No voy a caer en tu jueguito… Porque no me interesan sus inútiles manadas. –Quiso componerse al mirarme desafiante. —Entonces qué harás, si nunca has tenido el valor de hacer algo por tu propia cuenta. siempre serás un imbécil. –con una mirada de soberbia, lo escanee de pies a cabeza, estaba vestido con un traje azul, pero su falla era tan desagradable que parecía un alcohólico.
¡Mierda! porque de pronto siento mucho calor, abro mis ojos de golpe, un gruñido sale de mi garganta involuntariamente, agito mi cabeza para concentrarme, no puedo permitirle que se apodere de mi. Mi interior se enciende como bosque en llamas, quema e intenta controlar brutalmente mi mente, salgo de la cama para alejarme de esa habitación, pero esa sensación en mi pecho se hace pesada y caigo de rodilla en el suelo. Se me hace imposible controlar a mi propio lobo, la lucha que tengo en mi interior duele, nubla mi mente como páramo, no comprendo qué sucede. Los gruñidos se hacen más fuertes, la conexión con mi lobo se está volviendo dolorosa, al punto que me está bloqueando. —Alfa Isaac estas bien… Isaac que te ocurre. –Grita Marta al ver que me revuelco en el suelo. —Lárgate. –Es lo único que logro decir, ya que mi lobo está tomando control de mi cordura. —Isaac… necesitas ayuda… dime… –insiste ella, tocando mi hombro. —Que te largues, es lo único que necesito. –Me exalte apartá
Gire sobre mis talones y entre al auto sin importarme su cara de incomodidad. Tenía que apresurarme y llegar a esa ciudad lo más rápido que el cielo me permitiera. No solo por la sensación que calcina mi interior, sino porque ahora mi prioridad es salvar la vida de mi hijo y la única mujer a la que he amado. Nos bajamos a toda prisa atravesando todo el pasillo del aeropuerto, el único que me acompaña es mi abuelo y se que es porque también aprecia mucho a Alana, a pesar que no le he mencionado nada, él asume que algo muy malo está pasando. Las recepcionistas solo me ven y abren las puertas de seguridad de inmediato. el avión esperaba listo para mi. en cuanto me senté y abroche mi cinturón este se puso en vuelo. el largo camino me torturo todo el tiempo. Lo único bueno fue que me dio tiempo de explicarle al abuelo Bruce, todo lo que vi a través de los ojos de Alana. su reacción fue igual de hostil que la mía, entendía que tenía que ir por mi hijo. Agradecí en silencio que no me in
Cada vez me siento más ansioso, hemos corrido lo suficiente para alejarnos de los territorios de la manada Rubi, me detengo para rebuscar en los pensamientos de Alana. Puedo percibir su debilidad, distorsionadas imágenes de un catre, la puerta de un granero. Abrí mis ojos y Marchal esperaba inquieto mis órdenes, visualice todo el área buscando ese granero, pero no había nada parecido. —Y si esto es una emboscada. –Menciona Marchal mentalmente. —Por Alana, tomaré cualquier riesgo. –Respondí al entrar a su mente. Moví la cabeza y comenzamos a correr, no estaba cansado pero empezaba a desesperarme, entramos a uno que otra granja, me daba igual que fuera de día y humanos llegaran a vernos. Hasta que lo encontramos, un granero bastante abandonado, la madera podrida a duras penas sostenía esa gigantesca estructura, nos acercamos sigilosos… definitivamente era el lugar, el olor de esas bestias estaba por todo el aire. Marchal se atraviesa para que no continúe caminando, al parecer vio
La apretaba tan fuerte con la intención de absorber todo su sufrimiento, me afectaba verla de esa forma… tal vez me deje llevar por la euforia del momento y nuevamente cometo un grave error que lastima a las personas que amo. Ella oculta su rostro en mi pecho el cual se humedece de inmediato con sus desbordadas lágrimas. —Yo me encargo de ella hijo… –alce la mirada hacia la voz del abuelo Bruce. —¡MARCHAL! –la voz angustiada de Misi sono a toda boca.Gire luego que mi abuelo tomará a Kisha entre sus brazos, y vi que ya todos estaban ahí en el lobby con la escena mas tetrica que pudiera existir en el universo, el suelo repleto de la sangre de un alfa, más en la entrada el cadáver de un alfa. por otro lado yo en el medio, buscando sentido a todo esto. —Alfa Isaac en qué puedo ayudarle. –como siempre Kai tan abnegado, me hace reaccionar y retomar la sensatez. —Yo también estoy lista para lo que disponga señor. –agrega Beyota, con sus ojos aterrados por toda la situación. —Gracias a
Alana en el hospital, Abro mis ojos, exaltada revisando mi abdomen… toque toda su circunferencia y respire aliviada. Mis piernas temblaban, a pesar de estar sentada, mire todo a mi alrededor, cayendo en cuenta que estoy en el hospital. Mi mirada se instaló en el bulto que estaba sentado a un lado de la camilla, ella Beyota envuelta en unas sábanas por el frío. no quise molestarla, solo deseaba asegurarme que mi bebé estuviera a salvo. Empecé a recordar las últimas horas que fueron una pesadilla para mi. inevitablemente sus ojos se cruzaron por mi mente. grandes y redondos, tan profundos como el abismo de un volcán. todo mi ser vibro, no fue un sueño. Isaac había llegado a la ciudad Rubi. Trague grueso, intranquila por el hecho de saber que a lo que más le temo, ahora me acecha. aprieto mis ojos jipiando con miedo que me separen de lo que más amo. pase el peor dia de mi vida, procurando salvar algo tan indefenso dentro de mi. Siento que mis tormentosas pesadillas nunca van acabar,
Es algo sobrenatural como cada parte de mi cuerpo reacciona solo con una mirada y se descontrola con un beso. He vuelto a respirar sin dificultad, desliza sus nudillos sobre mi mejilla, quemando mi piel de una forma exquisita.Sus labios buscaron otra vez los míos, fundiéndose tan suave como el chocolate. aunque quisiera seguir así, hundida en ese océano de pasión, tenía que detenerlo, ya que mi cuerpo deseaba más que un beso y sus manos se limitaban solo a estar en mi cara. —Isaac… –gemí su nombre, al agarrar el borde de su gabardina, tan bipolar yo que no quería que se alejara. —Tranquila mi amor… ya tendremos tiempo para eso y más. –Su voz impacta en mi interior, dominando cada célula de mi. Todo su encanto se vio opacado cuando, bajó su mano hasta mi vientre… mi corazón se paralizó al punto de dejarme pálida… Su mirada de ensueño al acariciar a mi hijo, volvió hacer que me sintiera aterrada, tanto que contuve mi respiración. Me sentía amenazada, y Issac solo miraba mi barriga
‘No te atrevas a decir que fue un sueño’ me reprendí, una sola mirada de Isaac me basta, para sacarme del infierno de mis inseguridades. Separa sus labios de mi vientre y sube muy despacio hasta llegar a mi frente donde me deja un casto beso. Mis manos temblorosas, arañando el colchón, ya que no puedo controlar el volcán de sentimientos que está a milímetros de estallar. el cierra mi bata con cuidado, desde que dije esas palabras no ha conectado sus ojos con los míos. Empiezo a sentirme nerviosa, tal vez me precipite, tengo mis emociones tan a flor de piel que presiente que voy a llorar si no me mira en estos momento, siento que he vuelto a arriesgarlo todo sin la seguridad de nada. Isaac se quita su gabardina para comenzar a ponermela, lo ayuda introduciendo mis brazos en esas holgadas mangas, buscaba sus ojos. inquieta. El silencio ya me estaba matando. Cerró muy bien la prenda y justo en el último botón, subió su mirada hasta mis pupilas. Y ahí estaba yo, presa de sus besos una