Yara negó con la cabeza rápidamente, tratando de mantener la calma mientras su mente trabajaba a toda velocidad para encontrar una forma de escapar de esta situación comprometedora.—No sé de qué están hablando. Creo que me están confundiendo con alguien más, me llamo Bismar, y estoy aquí en busca de refugio, porque unos rogues atacaron a mi manada —respondió con voz temblorosa, tratando de mantener una expresión de inocencia en su rostro.Rosalinda la miró con desconfianza, pero antes de que pudiera decir algo, un golpeteo urgente resonó en la puerta de la habitación. Todos se giraron hacia la entrada, sorprendidos por la interrupción inoportuna.El beta de la manada, entró apresuradamente en la habitación, con una mirada preocupada en sus ojos.—Lamento la interrupción, Alfa Brad, pero tenemos un problema grave. Hemos detectado un ataque a la manada. Un grupo de rogues están invadiendo nuestros territorios.Brad frunció el ceño, visiblemente molesto por la noticia. Miró a Yara, quie
El dolor ardía en el pecho de Brad mientras su beta, Peter, se apresuraba hacia él. El alfa luchó por mantenerse en pie, pero la herida en su pecho era profunda y la sangre brotaba de manera descontrolada, su rostro estaba pálido y a pesar de querer mantenerse erguido terminó desplomándose.Sin embargo, Peter llegó justo a tiempo de evitar que Brad cayera al suelo.—¡Brad, por la diosa Luna! ¡¿Estás bien?! —exclamó Peter, su voz llena de preocupación mientras sostenía a su alfa.Brad se apoyó pesadamente en su beta, sintiendo que su fuerza lo abandonaba. Cada respiración era un suplicio, y la sangre seguía fluyendo de su herida.—No... no estoy bien, Peter —respondió Brad con dificultad, porque ya le era imposible negar lo que le estaba ocurriendo—. Estoy herido de gravedad… necesito ayuda, pero no podemos permitir que nadie más lo sepa, la manada no puede enterarse.—Pero ¿Cómo es posible? ¿Por qué no te curas? ¿Dónde está Leo? —interrogó preocupado.—El día de ayer la loba… que enco
A pesar de la férrea determinación de Yara para mantenerse firme en su odio hacia Brad, se encontró en una situación que jamás había imaginado. Mientras permanecía sola en la habitación del sótano con el alfa herido, curándolo y cuidándolo para que su condición no fuera revelada y a pesar de sus deseos de venganza, en el fondo no podía permitir que Brad muriera allí, no porque le interesara lo que le pasara, sino porque él debía morir de su propia mano, no de esa manera.Con manos temblorosas, Yara comenzó a desvestir al alfa con cuidado. Cada prenda que quitaba revelaba más heridas en su cuerpo. La sangre y la suciedad se habían acumulado en su piel, y Yara sabía que debía limpiarlo para evitar una infección.El cuerpo de Brad yacía inerte en la cama, su rostro pálido y la respiración débil. A pesar de todo lo que había hecho, Yara no podía evitar sentir una punzada de preocupación por su estado. “Pienso que no debes querer que muera, después de todo es el padre de nuestro cachorro
El cuarto estaba impregnado del olor acre de la fiebre. Yara se paseaba de un lado a otro junto a la cama donde Brad yacía, su cuerpo sacudido por temblores incontrolables. Las palabras le brotaban como veneno.—¡Inútil! —escupió Yara con desdén—, eres cruel, malvado y te mereces todo lo que te está pasando, por haber jugado con mis sentimientos, por haberte burlado sin remordimiento de mí.Mientras tanto, Brad no dejaba de murmurar incoherencias, sus ojos vidriosos, encontrando el rostro de Yara entre visiones febriles. Con una fuerza que no parecía propia de su estado, extendió un brazo y agarró su muñeca, atrayéndola hacia él. Sus labios ardientes encontraron los de ella en un beso delirante y demandante.«¡Kira! ¡Contólate!», pensó Yara, sintiendo cómo la loba dentro de ella se agitaba, deseosa.—No deberías estar haciendo esto. ¡Despierta! Suéltame.Sin embargo, eso no bastó para impedir, que la presión de los labios de Brad se intensificara, y Yara, asustada por el poder que aún
Un rugido ensordecedor llenó el aire, y una llamarada de fuego se elevó desde el interior de la casa de la manada. El fuego se propagó con prontitud, envolviendo la estructura en un infierno de llamas voraces. El caos que ya reinaba en el exterior se multiplicó exponencialmente.Gritos de terror y desesperación resonaron por todas partes mientras los miembros de la manada corrían en todas direcciones, otros se enfrentaban entre ellos.De adentro salieron algunos sirvientes tratando de escapar del incendio que consumía la casa de la manada. La confusión reinaba suprema, y Yara luchó por mantenerse en pie mientras el calor y el humo se intensificaban a su alrededor, intentó entrar, pero la intensidad del fuego se lo impidió.Las llamas se alzaban hacia el cielo, iluminando la noche con su resplandor infernal. La casa de la manada se desmoronaba lentamente bajo el asedio del fuego, y los gritos de algunos lobos atrapados dentro que terminaron mezclándose con el crepitar de las llamas.Y
Yara, transformada en su forma humana después de escapar del caos en la manada Colmillo plateado, llegó a la casa de su propia manada con una expresión de desesperación en su rostro. Apenas cruzó el umbral de la puerta, varios miembros de su manada se acercaron con miradas de preocupación.—¡Yara! ¿Qué está pasando? —preguntó visiblemente alarmado por la expresión de angustia en el rostro de la joven.Yara luchó por encontrar las palabras para explicar la situación. La devastación que había presenciado en la manada Colmillo Plateada y el incendio que aún rugía en su interior pesaban sobre ella como una losa.—Hubo... un incendio en la manada Colmillo Plateado. Brad, el alfa, estaba herido, y... —sus palabras se atascaron en su garganta mientras luchaba por mantener la compostura—... luego llegaron unos hombres armados, y Rosalinda... Rosalinda y su padre creo que elaboraron un plan para apropiarse de la manada e intentaron culparme a mí en todo eso.La mirada de mi hermano se llenó d
Yara podía creer lo que estaba escuchando. Kira nunca había hablado de esa manera antes. Se quedó mirando al hombre con ojos entrecerrados, tratando de procesar la información. Si ese hombre era realmente Brad, su antiguo compañero, había mucho que aclarar y muchas preguntas que responder.Mientras miraba cómo sus hombres continuaban con la distribución de alimentos, Yara buscó la oportunidad de hablar en privado con el hombre que se parecía a Brad, quien estaba acompañado, por miembros de su manada, entre ellas una hermosa joven, lo que le causó cierta molestia en su interior.Finalmente, cuando todos los miembros de las otras manadas se retiraron e incluso la de él, se acercó con cautela y lo detuvo.—Disculpe, ¡Deténgase! Tengo una pregunta, si me lo permite. ¿Eres Brad, el antiguo alfa de la manada Colmillo Plateado? —preguntó con una mezcla de esperanza y temor en su voz, sin dejar de mirarla a los ojos, su mirada era fría, como si no le sorprendiera la pregunta.La miró a los oj
La tensión en el aire era palpable mientras el beta de Yara, Jericó y el hombre parecido a Brad se enfrentaban frente a frente.—Estás detenido, por robar a nuestra manada —reafirmó Jericó con determinación, su voz era firme y no admitía discusión.El hombre parecido a Brad, sin embargo, parecía disfrutar de la situación. Su mirada se volvió más fría y su sonrisa más siniestra.—Entonces ¡Espósame! —exclamó el hombre, extendiendo sus manos hacia Jericó.El hermano de Yara no dudó en esposarlo, y comenzó a caminar con él hacia uno de los todoterrenos, pero antes de siquiera llegar apareció Estrella, con el pecho agitado por la furia y el miedo. Quien no estaba dispuesta a permitir que esto continuara. Con un gruñido retumbando en su garganta, tomó una barra y con una fuerza nacida de la desesperación, se lanzó hacia delante, agarrando el metal como un guerrero, blandiendo una espada. Al acortar distancias, golpeó con todas sus fuerzas, y el tubo se estrelló contra la espalda de Jericó