―Abbie.
Seguí jugando con las gemelas, obviando el hecho de que Olivia se encontraba detrás de mí.
―No me sigas ignorando, por favor.
No la ignoraba a ella, de verdad que no.
Sólo quería ignorar los hechos ocurridos tres noches atrás.
Salí de mi habitación media hora después. Me sentía algo débil por el tiempo que llevaba sin alimentarme, era el nuevo golpe de adrenalina lo único que motivaba a moverme hacia la sala.Mi pinta no había mejorado mucho, pero al menos estaba limpio, mi aliento estaba fresco y mi ropa limpia se sentía de maravillas sobre mi piel. Pero del resto seguía pálido, ojeroso y sin afeitarme.Me sentía demasiado débil como para forzarme a lucir bien, cuando seguía sintiéndome miserable por lo que le había hecho a Abbie
―Santo Dios, mujer... Sí que eres escurridiza.Me giré hacia la voz de Pierre, quien se encontraba contra el marco de la puerta del servicio.―Ya estoy terminando aquí―Contesté cerrando la puerta de la lavadora―Esta es la última carga.―Sigo sin entender por qué haces eso pudiendo pagar por una tintorería―Comentó siguiéndome hasta la sala―Es una mala cosa que Anna te enseñara a hacer la colada.―Yo le insistí, Pierre. No le quedó de otra que enseñarme, además, no me gusta la idea de desconocidos tocando mi ropa interior sucia.Se lanzó a mi lado en el sofá soltando un suspiro de cansancio.―Si Anna sigue dándote sus obligaciones, Alex la despedirá y a ti te encerrará en tu habitación.―Se lo tendrá que aguantar―Dije indiferente, después de todo, me había fijado que Alex era m&
― ¿Todos en sus posiciones?―Equipo Bravo 1 en posición.―Equipo Bravo 2 en posición.―Equipo de apoyo en posición.―Operaciones especiales en posición y esperando atacar.El intercomunicador quedó en silencio luego de aquello, todos estaban esperando mi señal para atacar.Nos encontrábamos en un almacén en las afueras de Everglades en Florida, más específicamente en un almacén flotante abandonado.Hoy jueves, a las dos de la madrugada, todo terminaría de una vez por todas para Recc.Ya varios de sus hombres que habían estado vigilando el perímetro, fueron neutralizados por nuestro equipo.Me había llevado un buen tiempo poder ejecutar el plan. Infiltrar a un agente a su red y lograr juntar a más de treinta de los mejores hombres para llevar a cabo el plan que de una vez por todas le daría liberta
― ¿Todo el papeleo en orden? ―Preguntó Alex al teléfono.El brazo que me rodeaba los hombros me acercó aún más a él mientras yo seguía viendo hacia el lago donde algunos jóvenes paseaban en botes de madera.Esto me encantaba.Me parecía increíble que esta fuese la primera vez que realmente estuviese en el exterior, sin ningún tipo de preocupación.
Su suspiro me hizo sonreír, por lo que le apreté la mano y se la coloqué en mi regazo para tenerla más cerca de mí, mientras manejaba.― ¿Es igual en todas las parejas? ―Preguntó mirándome con los ojos brillantes― ¿Siempre se siente así de bien?―No lo sé―Contesté divertido mientras entraba en el estacionamiento del edificio de Mark―Esta también es mi primera vez en una relación ¿Recuerdas? ―Y entonces me explicó cómo debía agarrarse el cuchillo―Expuse―Aunque se me sigue dificultado el poder picar tan rápido como tú.―Qué bien, pequeña...Lo miré sonriente mientras él se aclaraba el shampoo del cabello.Lo había extrañado muchísimo estos días que no estuvo. ― ¿Estás bien?―Sólo dame unos minutos―Pude decir ahogadamente.― ¿Te pegué muy duro?Pude sentirla agachada a mi lado, pero se me hizo imposible abrir los ojos y quitarle la preocupación.―Hmm...Gemí cuando una nueva oleada de dolor en mis bolas se adueñó de mi cuerpo.Jamás había recibido una patada en los testículos, y ahora los sentía en mi garganta.―Me dijiste que diera lo mejor de mí―Se defendió molesta―Eso hice.―Lo que hiciste―Apenas me salió la voz―Fue atacarme a traición.―Ay, Alex, tampoco te pegué tan fuerte... Voy a buscar una compresa de la nevera.La escuché salir del gimnasio, por lo que traté de concentrarme en mi respiración y no en el dolor que sentía en mi entrepierna.Abigail había decidido que necesitaba clases de defensa per23 ABBIE
24 ALEX
Es increíble lo que algunas cantantes con su música te hacen sentir en ciertos momentos de tu vida. Más específicamente, Adele, Whitney Houston, Celine Dion y otras mujeres que te hacían desear tener una navaja cerca de ti en momentos tan desesperantes como el que yo estaba viviendo. Seguí mirando a Alex aún con Adele cantando sobre sus desamores desde la televisión. Había agotado mi cuota de lágrimas en ese momento, solo había inquietud porque el hombre que veía ante mí, reaccio