La madre de Sebastián insistió en que fuéramos a descansar, Oswaldo fue dado de alta, solo eran un par de golpes y contusiones, nada grave, descansaría en casa con el cuidado que el doctor le había prescrito. Nos dirigimos al caserón Black a ver por el estado de Erick, pero no había señales de él. Llegamos a casa y miramos su auto en el estacionamiento. Fue extraño, pero nos alegró haberlo encontrado, con todo lo que había pasado era mejor que no estuviera solo. –Hermano, ¿estás bien? –preguntó Sebastián al entrar–.–Fue él–dijo Erick con un par de lágrimas en los ojos–.–¿El quien? ¿Oscar? Bueno, al menos ya pagó por lo que hizo, aunque no fue la mejor manera…–.–Fue Javier –.–¿De que hablas? –pregunté–.–Oscar me lo dijo en su lecho de muerte, fue Javier quien lo hizo–dijo Erick. Sebastián y yo nos quedamos en silencio sin saber que decir. –Sabía que Oscar no era capaz de hacer algo tan cruel, pero Javier, claro que él si pudo haberlo hecho, ni siquiera lo dudo–dijo Erick–.–No
Erick continuó contando la historia de ese niño que había nacido fuera del matrimonio de los Black y al parecer todo apuntaba a Sebastián. Ya que Erick era hijo legitimo de ambos Black, sin embargo, mientras más avanzaba la historia, menos se parecía a la vida de Sebastián. –Ese niño, tuvo que vivir por su cuenta, sin padre y con una madre que se volvió prostituta poco después que su amado infiel la dejara. La madre murió un par de años después de la separación y el niño creció sin sus padres, criado por una tía que lo maltrataba y lo obligaba a robar. ¿Lo recuerdas papá? –preguntó Erick de la nada–.–Me tienes harto con esta mierda, yo no recuerdo nada de lo que hablas–.–¿No lo recuerdas? ¿No recuerdas al niño que llegó a casa hace muchos años? Ese que descubrió que tú eres su padre y llegó a buscarte por ayuda. Fue el mismo que echaste como perro–.–¿Cómo sabes eso, ni siquiera deberías recordarlo? –preguntó Javier–.–No lo sé, él me lo ha contado todo–dijo Erick. En ese momento
Yo seguía sin moverme mientras Javier se acercaba cada vez más a Erick. Sebastián estaba revisando al hombre, quien al parecer se encontraba muerto.–Déjalo en paz papá– dijo Sebastián desde donde se encontraba–.–¿Crees que puedes venir y acusarme de todo lo que quieras? ¿Te crees mucho por ser el presidente de la empresa que yo te di? ¿de verdad crees que eres algo para mí? –decía Javier–.–Eres un desgraciado, yo no me creo nada por ser el presidente de la empresa, ese fue un cargo que me dieron sin quererlo–.–Bien que te aprovechas de ese cargo que no querías–.–Si lo dices por el dinero, no he aprovechado nada de ti, todo el dinero es de mi madre, tú no eres más que un desgraciado arrimado que ha vivido de la bondad de mamá––Cállate imbécil–dijo Javier dándole un puñetazo a Erick que lo mandó al suelo, yo me levanté y me puse delante de Erick cuando Javier sacó la pistola, dispuesto a dispararle–.–¿Y tú qué, zorra? –preguntó Javier–.–Déjalo en paz, no lo volveré a decir–dije
Habían pasado 4 meses desde aquel suceso, la investigación de la policía declaró a Javier culpable del asesinato de su hermano, del asesinato de María y de otros que ni siquiera sabíamos. Javier era todo un delincuente, la madre de Erick estuvo devastada por algunos días al haber albergado a esa clase de persona en su casa y por todo lo sucedido, fueron días difíciles para todos y al parecer no terminaban esos malos días para mí. –¿Puedo pasar? –preguntó Erick–.–Adelante–dije–.–¿Cómo ha seguido? –preguntó–.–No hay noticias todavía, dicen que está ahí, que solo debemos esperar–.–¿Cómo te sientes? –preguntó Erick–.–Estoy bien, no soy yo la que está en esa cama–.–Ya lo sé, pero si eres tú la que está sufriendo en su vida, deberías de salir de aquí por un rato, estar todo el tiempo aquí no te hace bien–.–Estoy atendiendo los asuntos de su empresa, mis tiempos libres prefiero pasarlos aquí–.–Mariana, te estas matando, ¿acaso no lo ves? ¿Y si Sebastián no despierta en 8 o 12 meses
Durante los próximos meses, no sucedía nada diferente a lo que ya estábamos viviendo, bueno, algo diferente fue que mi bebé ya no estaba en mi vientre, sino que ahora podía sostenerlo entre mis brazos, seguía al mando de la empresa, ahora Ruth me había dado el poder absoluto, gracias a Sebastián, quien se adelantó a cualquier resultado y me dejó al mando de todo, mi mamá ahora estaba ejerciendo una carrera, seguía estudiando, pero era muy buena en el tema publicitario. Javier seguí en la cárcel y mi Sebastián, seguía en cama, era lo más doloroso que siempre mantenía en mi interior y que me hacía ver el mundo con una perspectiva diferente. –Pensé que cancelarías la cita–comentó Erick al verme llegar a su oficina–.–Bueno, aquí estoy, ¿de que querías hablar? –pregunté–.–Quiero liquidar parte de las acciones de EB Concesionarios–dijo–.–¿puedo saber a que se debe? –pregunté–.–Estoy en busca de un socio, Sebastián tiene un 30% de esta empresa y liquidaré un 5% de accionistas minoritari
No podía negar la sensación que aquel detalle de Erick había provocado en mi interior, llevaba mucho tiempo sin recibir afecto departe de mi amado Sebastián, mi cuerpo necesitaba sentirse amado, pero sabía que Erick no era la persona adecuada para tener ese momento de intimidad que tanto deseaba. Ni siquiera podía creer que yo me encontraba pensando en Erick de esa manera, aunque se me hacía muy fácil imaginar su cuerpo cerca del mío y su respiración en mi oído después del cansancio de entregarnos, la simple idea atemorizaba mi juicio y mi decencia, era una mujer comprometida, ahora madre de un hermoso niño, no era algo que podía hacer solamente por un momento de pasión, cualquier acto traería una gran consecuencia y yo lo tenía claro, pero, ¿Qué debía hacer? Dejé aquel pensamiento relinchar en mi mente, tratando de no darle ni un segundo más de mi atención, pero era casi imposible evitar que mi mente lo considerara. Trabajé lo más concentrada para sacarlo, pero no lo conseguí, Erick
Llegué a casa, disfruté de la alegría de Richard, sin duda, esa bella sonrisa me daba la fuerza para enfrentarme al mundo cada día. Richard se había convertido en mi motivación, es un sentimiento distinto, puro y sincero que ni siquiera hay palabras para describirlo, tan solo me hacía sentir viva. –¿Vas a salir? –preguntó mi madre–. –Si, ¿Cómo lo supiste? –pregunté–.–Creo que fue intuición. ¿Puedo saber con quién saldrás? –.–Con Erick–.–Sientes algo por él, ¿verdad? –.–MAMAAÁ ¿Por qué me haces esa pregunta? –.–Quiero saber, al menos tener todo claro. Erick me parece una buena persona a pesar de todo–. –A que te refieres con “a pesar de todo”–.–A pesar de que te acosaba al principio, a pesar de que siempre te trató mal, a pesar de que sea el hermano de Sebastián y se aproveche de la situación para estar contigo–.–Voy a pretender no haber escuchado eso–.–Es verdad, aunque debo aceptar que me alegra la idea de que te ayude a salir, distraerte, disfrutar tu vida, porqué quizás
–Te agradezco haberme dado esa noche tan fuera de la normal, me hacía falta disfrutar de la vida–dije, mientras íbamos en el auto camino a casa–.El silencio incomodo después de mi pequeño discurso me hizo sentir mal. Al menos durante los segundos que duró. Erick detuvo el carro a un lado de la carretera, aún faltaban un par de kilómetros para llegar a casa y ese lugar oscuro y apartado de la civilización parecía maquiavélico. –Mariana, solo quiero decirte que… Te amo, mis sentimientos por ti no han cambiado, ni por un minuto, te amo desde que te vi y te amaré por siempre, lamento no haberlo dicho antes y haber hecho todo lo posible por alejarte de mí, siempre pensé que merecías a alguien mejor que yo y no dudo ni por un segundo que Sebastián no sea ese hombre, sé que él es un buen hombre y que te hará muy feliz si despierta, pero créeme que me mata por dentro saber que no luché por ti, que te dejé sola, que te aparté de mí, si pudiera cambiar algo, fuera eso, sé que Sebastián te mer