Luna abrió mucho los ojos y su rostro se llenó de incredulidad.

¿Cómo habían llegado a esto? ¿Por qué no había visto a Estrella aquí? ¿Se estaba escondiendo? Eso no podía ser posible, el aula era grande pero no había lugar donde esconderse.

El resto de la clase giraba la cabeza horrorizado mientras las chicas gritaban y chillaban cada vez que veían la escena dentro de la ventana. Otras clases llegaron para ver lo que pasaba y los pasillos estaban abarrotados.

Algunas personas ya habían ido a llamar al profesor.

Estrella estaba al fondo de la multitud, mirando fijamente a Luna, sin perderse ni un gesto de su rostro, con eso, seguramente ya había adivinado quién era el responsable de lo ocurrido en el salón de clases. El rostro de Estrella se hundió y sus ojos se enfriaron.

Sabía que Luna le tenía rencor pero no imaginó que llegaría al punto de hacerle perder la dignidad de esta manera. Inesperadamente, había subestimado el alcance de la insidia de la familia Sánchez. Luna era realmente